viernes, 19 de enero de 2007

LOS IMBERBES, LA TRIPLE A Y EL VIEJO FASCISTA, ¿O ERA CHOTO?

Uno de los enunciados de este post dice:

Querer tener razón lleva a la dialéctica de los puños y las pistolas.

Como lo que me importa saber más que tener razón, siempre busco fuentes alternativas.

Sobre la responsabilidad de Perón en la creación de la Triple A, me encontré con este testimonio de un militante de la vereda contraria.

En Bitácora Global encontré estos relatos de José Amorín.

“Trilogía Montonera”: Ensayo. Primer tomo: “Montoneros: la buena historia”, en proceso de edición (Siglo XXI-2004).

El junto a Lucas Lanusse, es autor de “Montoneros bajo la lupa histórica”

Su currículo es este

http://www.bitacoraglobal.com.ar/CV/joseamorin.htm

Ordene cronológicamente los textos, para provocar en quien los lee, un clic.

La intención es enriquecer el debate político, dejando de lado los maniqueísmos al pedo.

Desde ya, cualquier corrección o rectificación será bienvenida.

Sócrates Demente.

1 ¿MILITANCIA VS. ROSCA O MILITANCIA Y ADMINISTRACION?

Cuando el exceso de celo militante te lleva a vivir a la Isla de la Fantasía.

“Desde otra mirada, más íntima, un comentario de Dante Gullo,

contribuye a dar una respuesta: “Lo mejor que le podía pasar a un joven era ser

militante. Entonces, entre estar militando en la villa, en los barrios, en las

columnas, en las tareas de solidaridad o un cargo de diputado, se elegía sin

dudar lo primero. Al compañero que se le ofrecía un cargo era como una

ofensa… porque todavía no habíamos hecho una síntesis entre lo que era el

partido y nuestra práctica como movimiento. El movimiento nos brindaba la

posibilidad de estar con la Argentina y los argentinos en cualquier lugar. Era

una tarea de militancia, noble, solidaria, desinteresada. Lo otro era como que

de repente te obligaban a ponerte corbata, a vestirte de funcionario. Una

anécdota: se estaban discutiendo los cargos y le pido a un compañero,

Pietragala, que vaya a las reuniones y pelee el 25 % de los cargos que le

correspondían a la Jotapé. Aceptó a regañadientes pero, en lugar de ir a

discutir los cargos en el partido, se iba a militar a los barrios o al gremio

telefónico. Entonces, los otros sectores interpretaron que la juventud no

concurría como forma de presionar por más cargos. A la semana me vienen a

ver. ‘Nos entregamos’, me dijeron. ‘¿Se entregan por qué?’. ‘Porque si ustedes

quieren más cargos, estamos dispuestos a darles el 25 % y algunos cargos

más’. Yo, no sólo no entendía nada sino que me decía en qué problemas nos

ponen estos tipos, si apenas podemos cubrir el 25 %”.

Lo cierto es que en 1973, muy pocos compañeros estaban preparados

para pensar un futuro político desde un lugar de poder que no fuera el de la

movilización popular o, en su caso, “el que surge de la boca de un fusil”. Para

la mayoría resultaba inconcebible la posibilidad de construir poder desde las

instituciones. En nuestra experiencia, el poder se tomaba: desde nuestro lado,

como el Palacio de Invierno o la entrada en la Habana y, desde el otro, como

los militares con sus golpes de estado.”

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH39.pdf

2 ¿AHORRAR SANGRE O AHORRAR TIEMPO?

Lo nuestro es la lucha, o ¿como le regalaron Bienestar Social a Lopecito?

“En abril de 1973, Perdía, Quieto y Firmenich se reunieron con Perón en

Madrid. Al respecto, Perdía escribió:

“...(Perón) destacó que los próximos cuatro años debíamos utilizarlos

para aprender a gobernar y asegurar un eficaz trasvasamiento generacional en

el movimiento y en el país. Manifestó que asumía la responsabilidad de

asegurar que, progresivamente, se nos fueran asignando crecientes

responsabilidades. Argumentó sobre la necesidad de avanzar en la

organización popular y (...) veía en las tareas de promoción social una manera

eficaz para darle continuidad a nuestra organización. (...) El general Perón le

manifestó en esa oportunidad (a Bidegain) la conveniencia de integrar a su

próximo gabinete a algunos muchachos de la JP, para que se vayan

acostumbrando a gobernar”.

Notemos, en estas palabras relatadas por el propio Perdía, que Perón:

1) aceptaba la continuidad de la existencia de Montoneros como tal aún

después de establecido el gobierno popular y aún más allá del período

constitucional de gestión peronista; 2) nos ofrecía, como Organización,

hacernos cargo del trabajo social (léase, el Ministerio de Bienestar Social el

cual, ante nuestro rechazo, quedó en manos de López Rega) para construir

organización popular lo cual, sin dificultad alguna, se interpreta como

organización política. Trabajo social: construir barrios populares, armar

cooperativas, desde abajo impulsar cultura, llegar hasta el último rincón del

país y organizar a su gente. Esto, que constituye la mayor ambición de

cualquier corriente política en el seno de una gestión gubernamental

políticamente heterogénea, significaba, nada más ni nada menos, que

fortalecer el crecimiento de nuestra Organización en las bases peronistas y,

con ello, darnos una auténtica posibilidad de lograr, en cuatro años, la

hegemonía política del movimiento peronista. Nos heredaba el movimiento, nos

ofrecía el futuro porque, digámoslo de una buena vez, el presente era él, el

propio Perón.

La conducción nacional de la Organización, jamás informó a sus cuadros

de esta oferta -político-estratégica en relación con nuestro futuro de cabo a

rabo- la cual, por lo tanto, no tuvo oportunidad de ser debatida.

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH29.pdf

Se comienzan a ganar la calificación de imberbes, por no decir algo peor.

3 ¿EZEIZA SE PUDO EVITAR?

Un ejemplo clasico de infantilismo revolucionario

“Julio Bárbaro afirma que el Jefe de Policía y el Ministro del Interior eran

aliados de Montoneros pero ellos… “con ese poder en sus manos no quisieron

usar a la policía pensando que era parte del enemigo (…). Si querían el palco

lo podrían haber obtenido a tiros el día anterior; de lo contrario podrían haber

evitado la provocación y, finalmente, si la buscaban deberían haber llevado las

armas necesarias para enfrentarla” (Pasiones Razonadas, Biblos, 2003).

A la afirmación de Julio, me permito agregar que tanto el gobernador de

la provincia de Buenos Aires como el subjefe de la Policía Bonaerense, Julio

Troxler, coincidían con Montoneros y, en cuestiones de seguridad, tenían

competencia sobre la zona de Ezeiza. Por su parte, el general Iñiguez, jefe de

la policía federal, como cualquier cuadro proveniente de la Resistencia, era

permeable a las sugerencias de Montoneros. Sin embargo, la conducción de

Montoneros tenía “alergia” al uso del poder institucional. No existía en la

conducción conciencia de que éramos parte del poder y de que teníamos

poder. De que se habían cumplido los objetivos que dimos a conocer con la

muerte de Aramburu. La vuelta de Perón y el peronismo en el poder.”

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH39.pdf

4 ¿EL GENERAL ES UN TRAIDOR?

Hacerse cargo, ¿Qué es eso?

“El 6 de septiembre de 1973, tres semanas antes del asesinato de Rucci,

Quieto y Firmenich se reunieron a puertas cerradas con Perón, y el Viejo les

ofreció un acuerdo: Montoneros seguiríamos al frente de la juventud, de la

universidad y de los espacios de poder en el Estado que teníamos hasta el

momento. En el Partido Justicialista -al cual el Viejo nunca le dio mucha

importancia- podíamos hacer lo que quisiéramos dentro de los límites

impuestos por los estatutos partidarios, él no iba a interferir. Como

contrapartida nos exigió respeto al Pacto Social y que dejáramos de meternos

con el sindicalismo.

Imagino al Viejo, amplia la sonrisa cuando afirma: “muchachos, el futuro

es de ustedes, el presente es nuestro”. Nuestro dice, y sus manos -largas,

sarmentosas- señalan su pecho. Imagino a Firmenich cuando horas después

-solemne, fruncido el ceño, pesaroso-, en la reunión de Conducción Nacional,

interpreta: “el Viejo nos da lo que ya tenemos y a cambio quiere que

disolvamos a la Juventud Trabajadora Peronista”4.

En realidad, las propuestas eran buenas. Tanto la de abril, cuando la

relación era buena, como esta última de septiembre cuando, a diferencia de

abril, ya existía una situación de tensión con el general. Las propuestas se

sintetizaban en una palabra: el futuro. No un futuro indiscernible: un futuro

apenas signado por la (breve) expectativa de vida del General y nuestra

capacidad para formar cuadros de conducción. Un futuro que exigía de

nosotros generosidad para conceder, inteligencia para proceder, cintura para

establecer alianzas y habilidad para sumar. El futuro que nos ofrecía Perón, de

nuestra parte sólo exigía capacidad política. En concreto, Perón exigía de

Montoneros la única virtud que escaseaba en la inmensa mayoría de los

miembros de su conducción.

No me cuesta -con otras palabras quedó escrito- imaginar sus

cuestionamientos: ¿A quién se le ocurre que después de tanto esfuerzo vamos

a disolver la Juventud Trabajadora Peronista? ¿En qué cabeza cabe si,

precisamente, es la JTP la vanguardia concreta de la clase obrera organizada?

¿Cómo hacer la revolución sin la clase obrera? ¿Cómo la clase obrera va a

hacer una revolución sin vanguardia? Lo que nos pide el General es que no

hagamos la Revolución. El general conspira contra la Liberación: es un traidor.

No sé si fueron los términos exactos que se intercambiaron en la reunión

de la conducción montonera realizada después de la propuesta de Perón del 6

de septiembre. Sólo Firmenich lo sabe; tal vez Vaca, tal vez Perdía: no sé si

estuvieron presentes pero en la soledad de una conducción por años

compartida, a la sombra de sus soledades y en el laberinto de sus culpas, no

sería extraño que, en algún momento, aflorasen las confidencias.”

3 Carlos Flaskamp, op. cit.

4 Al salir de la reunión con Perón, los periodistas le preguntaron a Firmenich si Montoneros abandonaría

las armas. “De ninguna manera”, respondió Firmenich, “el poder político brota de la boca de un fusil”.

"El Descamisado", 11/9/73. Tres posibilidades: tonto, confundido o despechado. Cualquiera de ellas es

posible, tal vez las tres. En todo caso, el resultado fue igual.

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH29.pdf

5 ¿PERON PROTEJE A LOS MONTOS DE LA TRIPLE A?

Rucci saludos a Vandor, el desprecio de la Plaza.

“Al respecto de la posibilidad de una masacre, Fernando Vaca Narvaja

cuenta: “Cuando estábamos bajando por Callao hacia el Bajo, hago parar la

columna para que los compañeros vean la dimensión de los que nos

estábamos yendo, que era impresionante. Y al mirar hacia arriba, veo a la

gente de los balcones de Callao y Alvear contenta, sonriendo. Digo, ‘si estos

tipos están contentos, es porque está todo mal’. Bueno, nos fuimos muy

precavidos porque de hecho temíamos una emboscada en la Facultad de

Derecho, que era donde estaba el punto de concentración de todas las

columnas del interior. Cosa que era efectivamente así, y eso lo paró Perón.

Luego, hablando con Oscar Alende, nos cuenta que después de que Perón

concluye su discurso y entra a la Casa de Gobierno, Alende le dice: ‘Pero,

General, ¿qué pasó con la juventud?’. ‘Bueno -le dice Perón-, de vez en

cuando hay que darle un tirón de orejas a los jóvenes, pero no es nada’. Y lo

agarra a López Rega y le dice: ‘No quiero que ocurra absolutamente nada y

usted es el responsable’. Si Perón no le hubiera dicho eso a López Rega, nos

esperaba una masacre, se repetía en la Facultad de Derecho la masacre de

Ezeiza”.1

1 Entrevista realizada por Felipe Pigna y publicada por la revista “3 Puntos” en el suplemento No. 3 de

Reportajes a la Historia.

http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH41.pdf

Mas que imberbes son pendejos

6 TESTIMONIO DE UN PROTAGONISTA

“Pero no supongo ni infiero, lo sé con certeza: el asesinato de Rucci fue
una declaración de guerra. Contra Perón y el resto de los sectores que
integraban el peronismo. Contra todos los conspiradores. Y si bien en política,
como producto del propio arte de la política, todo puede ser resuelto, todo tiene
retorno, el asesinato de Rucci no lo tuvo. Podría haberlo tenido, pero no lo tuvo.
Porque al principio imperaron las pasiones: las de las víctimas y las de los
victimarios. La conducción montonera, cuando vio las terribles consecuencias
de su acto y quiso remediarlas, además de omitir una autocrítica que podría
haber llevado a modificar las concepciones que dieron origen al acto, negó su
autoría, careció de sinceridad, actuó con hipocresía.
Por su parte, Perón se vio desbordado, no tanto por el dolor como por el
hartazgo que le producía la estupidez ajena. En el medio medraron los
profesionales de la violencia delincuencial. Y el tiempo pasó volando y, cuando
todos nos quisimos acordar, Perón nos miraba desde la eternidad. Y nuestro
pueblo, su pueblo, cuando nos miraba -a nosotros, a los montoneros- lo hacía
de lejos. La muerte de Perón -ahora sí, definitivamente- no tuvo retorno.
Cambió a los montoneros. Cambió al peronismo. Y cambió la historia. Si Perón
hubiera vivido unos meses más, tal vez -sólo tal vez-, Montoneros podría haber
llegado a un acuerdo con él: llegado el caso, todo acuerdo siempre era posible
con Perón. Pero se murió. Y ya nada tuvo retorno.”
http://www.bitacoraglobal.com.ar/textos/Columnas/C_Amorín_BuenaH29.pdf

Tengo mucha tristeza, recuerdo al general explicando el sentido de gastar tiempo.
“En el conflicto, los idealistas, los que valen la pena son los primeros en morir”
Un abrazo
Sócrates Demente