lunes, 8 de octubre de 2007

Von Däniken, Burocracia y Clientelismo.
















¿Quien no ha leído los libros del popular ufólogo en los últimos 30 años?

Los extraterrestres construyeron las Pirámides, crearon la matemática Maya, le enseñaron a navegar a los polinesios y lucharon las batallas descriptas en el Mahabarata.

Me parece valioso y provocador releer las pruebas científicas, es parte del necesario recambio de paradigmas científicos.

Si no lo hiciéramos aun seguiríamos con el flogisto.

Pero insistir en la imposibilidad de que los “primitivos” puedan hacer, lo que para nosotros es extremadamente difícil, es elitista.

En el fondo necesitamos demostrar la inferioridad del otro, para realzar nuestra propia estima y valor.

Las ciencias sociales cometen el mismo error, consideran a priori que el pobre o el obrero sufre de “capitis deminutio”.

Lo asimilan al estatus femenino de principios del siglo XX.

¿Tiene alma?

¿Tiene voluntad?

¿Tiene inteligencia?

¿Es capaz?

Como la Estela de Pacal, según como se la mire tiene significados diferentes, pero hay que seguir las instrucciones inscriptas en la misma.

Ahí, el sentido es univoco.

Se que soy pesado cuando insisto con Lassalle, pero sigue siendo la mejor fuente para leer el desarrollo del Movimiento Obrero Organizado.

Sus planteos, y no los de Marx, se han mostrado como la mejor alternativa.

Sindicatos, Unidad gremial y reclamos profesionales, para “reformar” la situación social.

Voto Universal, herramienta para lograr la “reforma”, con el Estado como espacio de disputa.

Como vemos, la Unidad y el Voto son valiosas “propiedades” de quienes nada poseen, excepto su prole.

Los proletarios.

Los burgueses que critican la Unidad, en nombre de la pluralidad política, olvidan que el valor de un Dirigente Sindical es directamente proporcional a la adhesión de sus afiliados.

Si no puede detener una Huelga masiva, no tiene capacidad de negociación.

Porque las huelgas nacen de las bases, no de los dirigentes, ellas arriesgan la comida de mañana para sus hijos.

Individualmente, cada obrero y por lo tanto cada dirigente tiene su corazoncito político.

Pero debe someterlo a la lucha de conjunto, si no lo hace será desconocido.

Esa es la razón del fracaso de los ultraideologizados, y no el matonismo sindical.

A las masas no les falta esclarecimiento, les sobra, es su vida la que esta en juego.

Comprenden perfectamente que el pasado mañana es imposible, si se esta muerto mañana.

El Voto como propiedad valiosa; fue entendido por conservadores como Bismark, progresistas como Teddy Roosevelt y populistas como Long.

Quid pro Quo, algo por algo, negociación pura.

La contra cara del Clientelismo es el Patronazgo, donde todo depende de la merced del Patrón.

También se lo conoce como Peonaje o Servidumbre, donde el peón o siervo esta imposibilitado de cambiar de Patrón.

Recordemos los “Burgos podridos” de la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, o la Argentina del siglo XIX, donde el Propietario retenía las papeletas de los ciudadanos.

En el Clientelismo el eje es el Punto, hay que ganar su voluntad.

No solo en los 6 meses anteriores a la elección, sino durante todo el tiempo entre ellas.

Si no lo haces corres el riesgo de que te quemen vivo.

¿Quien no recuerda las puebladas tan comunes en nuestro país?

Para no hablar de las derrotas electorales.

El cuarto oscuro, es el momento donde los que no son escuchados pueden alzar su voz.

Vale lo mismo Juana de Catan que Patricia de la Recoleta.

Franco Macri, que el que lava los camiones de Manliba.

El Ingeniero Blumberg y el procesado.

Joaquín Morales Sola, Mariano Grondona y el pastor de llamas de San Antonio de los Cobres.

Todos son diferentes, con necesidades especificas, y ganar su voluntad no es gratis.

Tenes que cumplir, o pasaras al basurero de la historia menuda argentina.

Menem, Bordón, Chacho, Alfonsin, Angeloz, Casella, Alzogaray, Rico, Grosso, Fernández Meijide, de la Rua, Manzano, Masachessi, Cavallo, Saadi, Rouselot, Changüí Cáceres, y siguen las firmas