viernes, 11 de abril de 2008

Monopolios de Prensa en el 55/56



Un organismo, representante de los grandes monopolios de Prensa, la Asociación Interamericana de Prensa, a través de su presidente de la Comisión de Libertad de Prensa y corresponsal del Chicago Tribune, Jules Dubois, informó que Perón planeaba convertir a la Argentina en un satélite de Rusia y erigirse en el Stalin de América, y aclaraba que la alianza de Perón con los comunistas no era nueva, pues la había promovido desde el gobierno.

A los pocos días, el gobierno volvió a denunciar un complot, que extrañamente había descubierto dos meses antes. El diario La Prensa titulaba el 28 de febrero: “Fue descubierto un intento subversivo”. La Secretaría de Prensa de la presidencia denunciaba el intento de derrocar al gobierno y anunciaba la detención de 35 personas. Decía el Poder Ejecutivo que se buscaba provocar el caos económico a través de conflictos gremiales y acciones terroristas.

En realidad el gobierno se refería al mismo “complot” denunciado a fines del año anterior, pero que en su afán por mantener en vilo y de atemorizar a la opinión pública, en especial a la clase media, reflotaba la cuestión cada vez que la resistencia opositora se acentuaba y mientras la realidad le mostraba el continuo reflujo de su base social.

En días sucesivos el gobierno dio a conocer informes sobre el supuesto intento conspirativo, publicando una nómina de peronistas que conformaban los comandos que actuaban en los países limítrofes, quienes, según el informe, recibían directivas del ex-mayor Pablo Vicente. En Paraguay militaba el periodista Américo Barrios (Luis María Albamonte) y Raúl Conrado Bevacqua, ex–ministro de Salud Pública. En Chile actuaban Cesar Albistur Villegas, ex-intendente de Morón y Ricardo Guardo, ex-presidente de la Cámara de Diputados. En Bolivia Alberto Iturbe, ex-ministro de Transporte y gobernador de Jujuy. En Brasil Valentín Irigoyen y Emilio Terán. Mientras que en el Uruguay estaban radicados Eduardo Colom, ex-diputado, Arturo Jauretche, ex-presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires y Francisco Capelli. (38)

El “complot” que en ese momento se ponía en conocimiento del público había sido descubierto el 24 de diciembre de 1956, cuando en Jujuy fue detenido el dirigente del Partido Socialista de la Revolución Nacional, partido creado por socialistas y trostkistas que apoyaban desde una óptica independiente y crítica al gobierno peronista. Este dirigente y sus tres acompañantes tenían en el momento de su detención propaganda contraria al gobierno y directivas para la resistencia. A partir de esas detenciones se sucedieron otras, montando el gobierno “libertador” la teoría de la existencia de un complot que aprovechó para denunciarlo dos meses después.

Otra vez fue un medio norteamericano el que lanzaba sus diatribas contra el peronismo. Un editorial del New York Times titulado “Perón contra la Argentina”, explicaba: “La lección que debe derivarse del más reciente complot militar frustrado en la Argentina es que mientras más pronto se expulse al ex–dictador, general Juan Perón. Del hemisferio occidental, mejor... En general, Argentina está recuperando su propia condición como país maravillosamente rico en lo agrícola... Muchas cosas son inciertas acerca del futuro de la Argentina, pero de una no puede haber ni la más ligera duda: Juan Perón jamás volverá al poder en Buenos Aires” (39)

Los medios periodísticos norteamericanos, no se conformaban con que Perón estuviera alejado de su país, pretendían su expulsión de América, su ejemplo podía resultar peligroso para otros países del continente, no fuera que también intentaran apartarse de su condición de países “maravillosamente” agrícolas y ganaderos. La industrialización de los países del Tercer Mundo y más aún, los derechos gremiales y sociales de los trabajadores adquirían graves connotaciones “subversivas” para los grandes monopolios de noticias que con tanta simpatía recibieron al gobierno instaurado en 1955. Esa fue la fecha en que nuestro país comenzó su destino de semicolonia norteamericana, como antes de 1943 lo había sido de Inglaterra.

El gobierno de la Revolución Libertadora no encontraba el respiro necesario para estabilizarse, la ansiada tranquilidad a través de la domesticación o la represión de peronismo, no llegaba. El 18 de marzo de 1957 a las 11:30 hs. llegaron a la ciudad chilena de Punta Arenas seis dirigentes peronistas que se habían fugado de la prisión de Río Gallegos. Se trataba de John William Cooke, Héctor Campora, Jorge Antonio, José Espejo, Pedro José Gomis y el máximo dirigente de la Alianza Libertadora Nacionalista, Guillermo Patricio Kelly.

Ni bien llegó a Chile, Cooke informó detalladamente a Perón sobre la situación de las organizaciones de la resistencia: “En general, la República está sembrada de células, que traban con entusiasmo aunque anárquicamente. Aunque nuestra gente se va formando aceleradamente, aún estamos escasos de hombres con verdadero sentido y capacidad organizativa”.

Una de las preocupaciones de Cooke fue la imposibilidad de coordinar el accionar de todos los grupos participantes de la resistencia y la política desplegada por los sectores neoperonistas que intentaban una táctica conciliadora que debilitaba la intransigencia que mantenían aquellos que militaban en la resistencia. A esto debía agregarse que represión gubernamental se batía con especial saña sobre los militantes peronistas dificultando cualquier intento de planificación y coordinación.

Cooke acusaba a Leloir de realizar una campaña desmoralizadora por sus contactos con Bengoa, Frondizi y Solano Lima. Denunciaba a los acuerdistas que pretendían conformar partidos neoperonistas como el Partido Popular de Bramuglia o el Populista de Saadi y Guillot. (40)

Mientras tanto, Aramburu procedió a cancelar la personería jurídica del Partido Comunista, en su afán por complacer al gobierno norteamericano. El P. C. había sido legalizado por Perón, a pesar de lo cual, los comunistas no ocultaron su hostilidad permanente hacia peronismo. Su máximo dirigente Vitorio Codovilla, uno de los que pasearon de la calle del brazo de Braden para oponerse a Perón, descargó la acusación de nazi-fascismo para caracterizar al movimiento popular de la Argentina, término que fue adoptado por la oligarquía para descalificar a Perón y su partido.

Pero la mira del gobierno estaba enfocada sobre el peronismo y sus principales sostenedores, los trabajadores. En medio de un paro de los municipales de la ciudad de Buenos Aires, efectuado con singular combatividad y durante un largo período, le presidente de la Nación advirtió: “El gobierno no tendrá contemplaciones, y en salvaguarda de los altos intereses de la Nación ha decidido sofocar, por los medios que sean necesarios, cualquier intento de perturbación”. Para terminar con el paro, el gobierno autorizó a las fuerzas de seguridad a usar sus armas de fuego contra actos de sabotaje o cuando se les arrojara proyectiles a alguno de sus integrantes. Los piquetes de huelga fueron inmediatamente apresados, el Ministro del Interior, es decir el máximo responsable de la represión, era el radical Alconada Aramburú. (41)

Se dispuso la movilización militar de los trabajadores en huelga, recurso al que se recurría en todos aquellos paros que no podían ser sofocados fácilmente. La medida consistía en encerrar en cuarteles a los obreros, cortarles el pelo como conscriptos y vestirlos con ropa de fajina en caso que se negaran a retornar al trabajo.

El Intendente de la ciudad explicaba que un grupo golpista con fines políticos inconfesables empujaba a los obreros a realizar estas medidas de fuerza, tras lo cuál disparó esta frase: “Sólo el comunismo es capaz de esta trampa vergonzosa y miserable... Estamos frente a un complot deliberado de las fuerzas de la regresión y de la reacción frente a una trampa tendida por las fuerzas del desorden y el caos, que pretende usar de la libertad que les dimos el 16 de septiembre, para tirarla contra nuestro rostro y ponerle de nuevo yugo, cadenas y grillos al país”. (42)

Estos “amos de la libertad”, la daban y la quitaban a su antojo cuando los trabajadores peleaban por sus derechos, podía concluirse que la única libertad que se podría disfrutar era la de coincidir con los dueños del poder. Las Fuerzas Armadas fueron puestos en un nuevo papel que consistía en reprimir a los huelguistas, pues durante ese paro, tropas de las tres fuerzas recorrieron los puestos de trabajo, arrestando a aquellos que se negaban a cumplir con sus tareas. Según las fuentes oficiales los detenidos llegaron a trescientos. Pero las fuerzas militares también debieron cumplir funciones de limpieza de la ciudad recolectando los residuos acumulados en las calles a raíz del paro municipal.

Aunque excede el propósito de este trabajo, debe prestarse atención que por aquellos años los militares realizaron las primeras actividades de maltrato de la población que continuará posteriormente para concluir en 1976 con la más sangrienta dictadura militar, l1amado Proceso de Reorganización Nacional. Nótese que muchas de las actividades contrarias al pueblo y aún el lenguaje empleado comenzaron con el golpe 1955. Simbólicamente podríamos decir que posteriormente, muchas veces más, las Fuerzas Armadas debieron limpiar y ocultar la basura de la oligarquía. En 1955 se rompió la tradición nacional y sanmartiniana del Ejército Argentino que contó con patriotas como Mosconi, Sabio, Perón y muchos otros.

http://ar.geocities.com/elforjista/resistencia-11.htm

http://ar.geocities.com/elforjista/resistencia-notas.htm

http://ar.geocities.com/elforjista/laresistencia-ini.htm

3 comentarios:

Unknown dijo...

Manolo como decia J. Peron "El Hombre Sabe tanto como Recuerda"
Gracias por poner en orsay al olvido con esas lineas.
El C.C. (no es Coalicion Civica sino Comando Civil) de Alconada Aramburo fue ministro de Educacion del Alfonsin.
Saludos

Unknown dijo...

El Cuento de la libertad de prensa
Por Juan D. Peron (1957)

En el mundo hay sólo dos grandes cadenas de diarios, revistas y órganos publicitarios diversos: las que responden a la tendencia occidental, dirigidos, manejados y financiados desde la Sociedad Interamericana de Prensa (S.I.P.) con sede en Nueva York, y los diarios rusos que funcionan detrás de la cortina europea y la cortina asiática. Los rusos manejan todo desde Moscú por órganos oficiales de la propaganda. Los occidentales, en cambio, simulan hacerlo con empresas privadas, de acuerdo con los principios que simulan sostener pero, los perros son los mismos, aunque varíen los collares. Escapan a estas agrupaciones regimentadas, por uno u otro sistema, los diarios ingleses que, como su Gobierno, están algunas veces con Washington y otras con Moscú. Los órganos independientes que en pequeño número funcionan en algunos países deben vivir muy aleatoriamente, desde que las grandes cadenas les hacen una guerra ruinosa de avisadores, hasta conseguir su ruina económica. El sistema es fácil, mediante los grandes órganos que realizan el boicot a las empresas comerciales y particulares, que avisan en los diarios de la Lista Negra. Así se va consiguiendo una unanimidad para que todos los órganos de opinión respondan a la voz del amo. A esto se le llama ahora libertad de prensa. Si algún mandatario, en uso de su derecho que no se le niega a estos empresarios de la falsedad, se decide a tener sus propios órganos de opinión o tomar medidas en defensa de los intereses nacionales limitando la licencia y la procacidad de los órganos encadenados, mediante una censura apropiada, entonces todas las Agencias de Noticias también encadenadas, comienzan a cursar despachos con noticias en los que se tendrá buen cuidado de decir que se trata de un dictador y que el régimen es totalitario o antidemocratico. Yo nunca he dado crédito y menos me he tragado las fritadas preparadas en los despachos de los servicios de inteligencia y propaganda de los distintos organismos que dirigen estas actividades y jamás, cuando ejercí el Gobierno, me dejé impresionar por estas supercherías. Por eso he tenido el honor de contarme entre los totalitarios. La influencia que a principios del siglo adquirió la publicidad ha sido decisiva para su utilización en la política internacional. El prestigio de los antiguos diarios veraces y difusores del bien, aprovechado por aventureros y traficantes, sufrió la suerte consiguiente. La opinión no pudo haber escapado a la terrible deformación de todos los valores que ha caracterizado a nuestro tiempo. Hoy, no es secreto para nadie, que muchos consorcios y cadenas de diarios no son sino empresas comerciales, que venden papel impreso como se venden cosméticos o artículos de ferretería. Antes los diarios pobres pero honrados, se elevaron moralmente con su información leal y su prédica honorable. Cuando apareció la publicidad fueron poco a poco envileciendo su primitiva posición para servir los móviles de sus avisadores y su propaganda. Convertidos así en un vulgar comercio, los diarios degeneraron paulatinamente hacia verdaderos monopolios. Hoy no hay quien no utilice la publicidad para fines propagandísticos, con resultados variables. Pero los imperialismos sustentan algo más serio que la simple publicidad. A ellos no les es suficiente publicar un aviso para vender su artículo, sino que deben imponerlo a toda costa, y para eso, no es suficiente avisar. Por eso los Estados Unidos han creado todo un servicio publicitario, disfrazado con diversos nombres y siglas. Este servicio comprende toda una organización que involucra al que hace o inventa la noticia, la estudia, la explota, la depura, la distribuye y la reproduce. Es claro que todo este organismo, que comprende las llamadas fuentes de información y empresas internacionales de noticias no obra sin un designio preconcebido que se imparte como objetivo desde un lugar central que dirige y comanda al grupo. Si desde un diario se puede hacer un chantaje a una persona, desde esta organización se lo puede hacer a toda una nación. Por este medio se puede llevar al descrédito a un Gobierno y a un pueblo entero a la guerra. Algunas de estas empresas internacionales pertenecen o trabajan para los servicios de espionaje de los países que, mediante el zarandeo arbitrario de la libertad de información y acceso a las fuentes de información, abren el camino a la actuación de numerosos agentes y espías, asegurándoles un cierto grado de impunidad. La libertad de prensa, motivo de intensa campaña, no presupone defensa de principio sino una verdadera agitación internacional dirigida a imponer una forma de influir en la opinión por los medios publicitarios al servicio de las empresas y países que la costean. Cuando se habla de opiniones independientes de los grandes diarios con insistencia sospechosa en numerosos órganos de distintos países, puede individualizarse perfectamente la organización del monopolio que abarca el trust de publicidad dirigido por las grandes centrales de los países. Los congresos internacionales de editores, no son otra cosa que reuniones sui generis de directorio o de empleados que van a esas centrales a recibir instrucciones. El Pueblo les ha llamado con propiedad la voz del amo o los diarios encadenados. No es tampoco un secreto para nadie que, en diversos países, se editan diarios independientes dirigidos y administrados en el exterior que, cuando tienen un contratiempo en un país, las protestas se producen a 4.000 kilómetros de distancia. Todo esto no es nuevo ni debe movernos a perplejidad, porque es un episodio más de la lucha política internacional, accionando subterráneamente pero movida por manos irresponsables. En su mayoría, estos diarios que invocan aquí y allá a la opinión pública, no la representa en manera alguna. Pretenden encaminar a esa opinión hacia los intereses u objetivos que defienden, no siempre confesables, lo que les obliga a ocultarse tras el engaño que invocan. Las campañas sincronizadas a base de noticias fabricadas, calumnias inauditas y falseadas de a puño, no son en manera alguna peligrosas para nadie pues los pueblos han llegado a descubrir la verdad a través de la mentira. Pero esos diarios tendrán su castigo, pues si alguna vez dicen la verdad, nadie se la va a creer. Todo este armatoste civil se utiliza también desde los organismos de defensa. Los órganos que dirigen la guerra, como los comandos que la conducen, poseen oficinas especiales dedicadas al aprovechamiento de todo material informativo. A esos organismos llegan las informaciones más diversas, por los medios más heterogéneos y de las más variadas fuentes. Su misión consiste en recibirlas, depurarlas, confirmarlas y aprovecharlas. El aprovechamiento es función del Servicio de Inteligencia. Toda noticia debe ser explotada en la propaganda, contrapropaganda, provocación, espionaje, etc. En esas tareas de guerra, la verdad es suplantada por la necesidad de servir directa o indirectamente al objetivo que se persigue. Las noticias, informaciones o comunicados que emergen de la dirección de la guerra o de los comandos de la conducción, contienen sólo la verdad que conviene, a la que se agrega lo que interesa a los fines de la mejor conducción. Para que estas tareas puedan ejecutarse congruentemente, es menester una absoluta centralización de estos servicios. Las grandes centrales de información son las únicas técnicamente habilitadas para la explotación integral de la noticia. En la larga etapa guerrera que va desde 1914 hasta nuestros días, la técnica militar de la información pasó de los organismos castrenses a las organizaciones civiles. Es así que, las antiguas agencias de noticias pasaron a ser verdaderas centrales de información, convirtiéndolas en organismos estatales o subvencionados, generalmente integrantes de los servicios de inteligencia. Por eso también disfrazados de periodistas actúan en el mundo un sinnúmero de agentes de espionaje y provocación de esos servicios. La lucha por el libre acceso a las fuentes de información no es sino el intento de facilitar el espionaje con un cierto grado de impunidad, en cumplimiento de misiones establecidas en los respectivos planes de búsqueda. La asimilación de los métodos militares a las actividades de la información civil, por influencia del permanente estado de guerra ha sido tal que, en la actualidad, no existe agencia informativa que actúe fuera de la influencia y de la técnica antes mencionadas. Por eso los órganos publicitarios de todos los países servidos por esas agencias, consciente o inconscientemente, no son otra cosa que agentes del servicio de inteligencia de los diversos centros activos de la dirección de la guerra. Cada país, interesado en el mejor cumplimiento de sus tareas, ha llegado a poseer sus propios servicios internacionales de información y difusión. Mediante ellos libra en lo político, en lo económico y en lo militar la lucha en el campo publicitario. Los países que no poseen tales servicios están indefensos e inermes en esa lucha. Por eso cuando hablamos de organismos que en el orden mundial distorsionan y falsifican la información para engañar a los pueblos, controlando y dirigiendo las noticias desde conocidos centros internacionales, utilizando centrales periodísticas que cocinan información en función de intereses, no decimos nada nuevo ni desconocido. Mencionamos sólo una técnica y señalamos un procedimiento cuyas consecuencias sufrimos en nuestros países y en el resto del mundo servido por esas agencias

Anónimo dijo...

No le temo mucho a eso, porque han mentido tanto que el castigo es el natural ahora, cuando digan la verdad no les van a creer. Y esto lo he comprobado en mi gran experiencia. En 1945 cuando comenzamos nuestra acción, teníamos todos los medios de comunicación en contra, y ganamos. En 1955 teníamos todos los medios a nuestro favor y nos echaron. En 1973 todos esos medios estaban otra vez contra nosotros y ganamos.
24 de mayo de 1974
Adivine quien lo dijo, y quien puso este comentario en su blog?