martes, 24 de marzo de 2009

L'attivista parla

"En estos meses se ha visto que el sentimiento de pertenencia al partido ha sido mucho más sentido por las bases que por los dirigentes"

 

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2197 días



El 30 de marzo fue un vendaval.

Miles y miles de trabajadores en ese día de 1982, expresamos el repudio a la dictadura militar por las calles de la ciudad de Buenos Aires.

No esperábamos ni tanta gente ni tantos palos cuando enfilábamos para Plaza de Mayo.

Era cierto, la dictadura ya venía en caída, y el año anterior probamos lo que significaba ganar las calles, cuando Saúl Ubaldini encabezaba nuestra columna en la llegada a San Cayetano el 7 de Agosto de 1981; trataron de frenarnos en la cancha de Vélez Sársfield, pero se terminó doblegando a la fuerza policial.

Por eso, otra cosa distinta sería Plaza de Mayo: el mayor símbolo del poder del pueblo en la historia y la cultura nacional.

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Siempre tienen que mostrar lo que nos debilita.

Lo que oculta el poder popular.

Y eso, no debe saberse.

Como con las fotos, las palabras y las imágenes de ese 30 de marzo: sólo quieren que veamos la represión; como en la única foto que quedó en todos los archivos, pero, como en aquel día, hay otra realidad que descubrir y amar hasta enorgullecernos.

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La tenían que parar, como fuera, pero ya los días de la dictadura estaban contados.

Y pensar que hay algunos que creen y siguen repitiendo como loros las palabras del periodista Bernardo Neustad que la dictadura se acabó porque los militares perdieron las Malvinas.

Es cierto, eso apresuró la caída (casi huída), pero lo que los derrotó, fue la resistencia popular de todos esos años, que tuvo sus formas, sus métodos; jalonado, edificado, en tantas y tantas luchas ocultas.

Nuestra clase, la clase trabajadora, fue la destinataria del golpe, por eso pudimos presentarnos ante el juez Baltasar Garzón, en España, y demostrar que el 67% de los desaparecidos eran trabajadores y la mayoría de los mas de 100.000 presos legales o ilegales, los exiliados o los más de medio millón de delegados, activistas o trabajadores despedidos o prescindidos de sus trabajos.

Aquel 30 de marzo tuvo sus antecedentes en los primeros paros contra la dictadura y la política económica.

Fueron paridos en 1976 y en 1977, a pesar de haber sido secuestrados y reprimidos, a pesar del culto a la muerte profesado por los personeros de la dictadura.

En los distintos sectores de trabajo se empezó la resistencia, además de las tareas de sabotaje realizadas una y otra vez.

Pero va a ser después del primer Paro Nacional, el 27 de abril de 1979, convocado por la “Comisión de los 25” que se irá incrementando la lucha y la resistencia.

No hay como tener un horizonte nacional para proyectar las luchas sectoriales o territoriales que culminarán en aquel 30 de marzo del 82.

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Y lo hicimos porque teníamos la conciencia de generaciones que pelearon creyendo que podían ser felices, transformando ese capitalismo inhumano, capaz de reproducir la explotación del hombre por el hombre hasta el suicidio colectivo.

Por eso le quitaron la vida a nuestros compañeros, y por eso estamos dispuestos a recuperarlos, no sólo en su martirologio (que ya sería justo y digno), sino y fundamentalmente por sus ideales, sus sueños y compromiso por cambiar la sociedad.

 

 

Para el que quiera patalear por la Ortodoxia del Texto, que hace Revisionismo Histórico del Proceso, haciendo clic aquí, averiguaran quien lo dijo, en que condición y cuando fue expresado. 

La imagen de la Nación, hacer clic aquí; el cartel de la CGT, hacer clic aquí.

Como dijo un Viejo Maestro; “Cuando los Cosacos vienen con orden de degüello, no distinguen pelo o  marca.

Negros, rojos, blancos, azules o amarillos; todos somos mala hierba que hay que extirpar”