viernes, 23 de julio de 2010

Sociología del Desconcierto, una mirada poética.


La cosa fue más o menos así: primeros días de gobierno.

Primeros días decisivos como ningunos otros: despedir 2000 empleados públicos era la receta del debut.

Gabriela Michetti medía el impacto de la medida con una frase insolente: "estamos gobernando".

Ese modo de solapar la fuerza me gustó.

Gobernar es despoblar.

Por lo menos el Estado.

Asumía Michetti que gestionar es lo menos conservador que hay: y el status quo progresista debía ser arrancado simbólicamente atacando su corazón, su Estado bobo, esa capa de programas en desuso que mantenían pequeños nichos de militantes.

Si ladran es porque estamos gobernando.

Sutecba y ATE se rebelan.

Todo previsible y feliz para la masa reducida de funcionarios más o menos avezados que venían a cumplir su misión.

Pero para el racimo de jóvenes profesionales de fundaciones con que se empezaban a ocupar las dependencias no.

La cosa fue más o menos así: uno de los nuevos coordinadores de una dirección (de reciclado urbano) enfrentó aquel día de verano caliente con cara pálida.

Es que no hacía mucho que había dado el salto público y el clima sobresaliente de paro y movilización lo desconcertaba.

Él conocía a la junta interna de ATE de su sección, la que se había asegurado que ningún afiliado concurriera al edificio.

Sutecba descontaba el acatamiento.

El coordinador llegó con el diario en la mano.

Lo tiró arriba del escritorio.

La excitación cupular –dijimos- era inversamente proporcional al desconcierto de esas "bases" que estrenaban posiciones intermedias.

El coordinador abrió la agenda para buscar el celular de Maxi, uno de los pocos trabajadores del área con el que se podía hablar.

No había nadie alrededor.

Alguna secretaria de la mesa de entradas, que no lo vio llegar y siguió chateando.

Llama.

Maxi era cercano a ATE.

Maxi atiende a los gritos: la calle, los gritos, los cantos, los bombos, los bocinazos…

El coordinador oye el quilombo y le dice, tragando saliva:

"Maxi… ¿yo tengo que ir a la marcha?".


El texto es de Martín, de Tinta Limón.

http://revolucion-tinta-limon.blogspot.com/2010/07/si-la-escena-es-que-franco-entierra.html

Esta Gran joyita de la actualidad política argentina, sintetiza el desconcierto de aquellos que fueron educados sin las mínimas nociones del Poder como sistema de relación de Fuerzas.

Lo que es obvio para cualquier excluido, desde lo social o económico; o lo “incorpora”, o no “sobrevivirá”; se termina convirtiendo en una pesadilla para los Sectores privilegiados del ultimo tercio de siglo.

No importa si se identifican con las Izquierdas o Derechas, se encuentran en la misma encrucijada que los Universitarios de los 70, que se largaban a los Montes o las Villas para encabezar la Revolución.

O los Marines en Vietnam, que necesitaban de los “choppers” hasta para ir al baño.

En la mirada poética de Martín:


¿Ha ocurrido la realidad del deseo de la izquierda de que una derecha popular sólo tiene oportunidad en un escenario "a posteriori", es decir, bajo el impacto y los efectos de un disciplinamiento ya consumado, que en la Argentina hacían los militares o hacen los mercados?

¿Ya no hay derecha + democracia antes de la guerra?: ¿hay derecha + democracia después de la guerra?

Esta es una versión extendida de la estructura del poder: el Estado puede contener prácticamente todo.

Pero a la oportunidad para que "vuelva a gobernar la derecha" se le impone la realidad de toda la distribución de mediaciones, intermediarios y poderes fácticos que en estos años renovaron sus licencias.

Y sin embargo, a pesar de todo, han vuelto algunas nociones inevitables de lo que es derecha e izquierda.

Se le acabó la prepolítica a la democracia.

Lo que no se pactó no se pactó.

Ni Moncola ni Moncada.

Nada más.

Este país se volvió tan ingobernable por derecha como no tan perceptible de que aún así es más justo.

¿Cuánto más justo que el de diez años atrás?

Admitamos, nuestra idea de derecha es confusa: es más difícil gobernarlo por derecha aunque no sea estrictamente más justo el país que se gobierna.

(Y esa es la melancolía del militante del Movimiento Evita, y esa es la esperanza del militante del Movimiento Isabelita.)

Macri no cae por derecha, no empieza a caer por ser de derecha, empieza a caer porque "sobreofertó" (A.L.) sus habilidades y desconoció el instrumento que siempre sobró o sobre el que siempre creyó que había que abusar: el Estado.

Macri actuó como una derecha sin Estado.

Sí, es un problema de reglamentos, de inexperiencia, de traiciones obvias.

http://revolucion-tinta-limon.blogspot.com/2010/07/si-la-escena-es-que-franco-entierra.html

1 comentario:

Unknown dijo...

La Capital alberga a la mayoría de los conservadores y de los progresistas del país. El resto es más mediano, más "normal".
Macri se presentó como hombre de derecha moderno, una especie de Cavallo aggiornado.
Prometió -y todos esperamos-una administración a la francesa. Ocupó el municipio con cientos de jóvenes licenciados que nada sabían de política ni de administración. No es casual que su segundo sea Horacio Rodríguez Larreta (nieto), otro pretendido rebelde contra un padre terrible. Cuando aterrizaron lo esperaban el gremio, las líneas de siempre y una confusa multitud de empleados.
Empezaron queriendo echar y terminarán echados.
Lo que se discutirá en la Legislatura (concejo Deliberante)es su incapacidad política.
Olfateo que Elisa Carrió no dejará escapar la oportunidad de ser intendenta. Gana claramente en segunda vuelta, sin Pino.