martes, 23 de marzo de 2010

2197 días, los secretos mas temidos, 24/3/76 a 30/3/82.






Se teme a lo que puede transformar la realidad en nuestro perjuicio, y que, como no puede ser destruido; solo queda la alternativa de ocultarlo.

Convertirlo en uno de esos Secretos Terribles, de las historias góticas británicas, o las telenovelas latinoamericanas.

Unidad, tan en boga en estos días en la Argentina, que hasta desplaza a Consenso; guarda uno de estos.

Uno no se une a otros solo voluntariamente; sino, como cuenta el ciego de Buenos Aires, también el espanto sirve de cemento.

A tal punto, que no se puede ser ni sectario, ni excluyente; porque se comparte el rancho, la celda, la tortura, el paredón y la fosa.

La supervivencia es el Consenso mas disolvente, no solo para las diferencias puntuales, que es lógico; sino para las victorias que se creen definitivas.


“Estamos tratando de deprimirlos.

Queremos hacerles bajar las cabezas, humillarlos definitivamente, convertirlos en piltrafas humanas.

Cuando esto ocurra serán como muñecos en nuestras manos y no habrá necesidad, siquiera, de tenerlos encerrados”.

Teniente Esquivel, militar liberal de la Revolución Libertadora, 1955.

………….


Aterrizamos y de golpe sentí un silencio total, pero poco a poco siento al lado mío una respiración, y entonces pregunto:

"¿Quien está acá...quien sos?

"Dardo Cabo"

"Dardito...", le digo, porque yo lo conocía desde que nació, y entonces me pregunta:

"Y vos quien sos".

"Lesio", porque yo lo conocía desde que nació, y entonces le pregunto:

"¿Donde te cargaron?"

"A mi me cargaron en Sierra Chica, y seguro que a vos te cargaron en Mar del Plata, porque yo escuchaba que iban a Mar del Plata a cambiar a alguien", me dice.

…………….

Me sacan los zapatos y las medias.

Sentí que me ponía algo metálico, frío, en el dedo gordo de cada pie.

Entonces comienzan de nuevo a preguntar y preguntar.

Yo siempre contestaba lo mismo.

Me hablan también de una solicitada que yo había publicado unos días antes.

Quise explicarles que lo que decía esa solicitada era lo que yo pensaba en ese momento.

Yo le digo con franqueza, incluso con el temor que cualquier ser humano sentiría en ese momento, yo les decía la verdad.

En un momento dado, el tipo de la voz inconfundible me levanta de los pelos y me grita en la cara:

"Mirá hijo de mil putas, vas a decir donde está Lorenzo o de acá no salís con vida...".

Les conteste: "No sé donde está Lorenzo... ¿quieren que les mienta?".

Y luego de esto...BUMMM, la descarga eléctrica.

La sensación es que a usted lo tiran al techo, pega y baja... horrible.

Ve, aún hoy...casi no lo puedo contar.

Así me tuvieron tres días"

Luego supe que fueron tres días porque ahí perdés la noción del tiempo.

Perdí todo contacto con la realidad.

Solamente recuerdo que en un momento, la voz inconfundible dijo:

"Mirá, o este es un gran hijo de puta o realmente es un pelotudo"...

...Y me dejaron de dar.

…………………

Antonio Cafiero vio como Lesio Romero salía del camarote y rápidamente se corría hacia la puerta de su celda.

Norma Kenedy también se sorprendió con aquella actitud realizada a espaldas del guardia.

"Lorenzo aparece a los pocos días.

Yo estaba en la anteúltima celda y al lado tenía una vacía.

Hacía varios días que me encontraba detenido y me había hecho canchero con los movimientos rutinarios.

Fue entonces que sentí unos quejidos feos que venían de allí, del camarote que había estado vacío, y entonces me arriesgo y pido permiso para ir al baño.

A la vuelta, en un descuido del guardia, me meto en el camarote de al lado.

Allí estaba Lorenzo Miguel hecho un piltrafa.

Creo que serían más o menos la dos de la mañana.

Me quedé con él hasta que escuché que llamaban para el desayuno.

Entonces salí y me coloqué en mi puerta, frente al camarote de Antonio Cafiero.

Lorenzo Miguel estaba desfigurado por los golpes".

…………………..

… estaban allí Diego Ibáñez, Osvaldo Papaleo, Jorge Taiana, Manuel Scotto Rosende, Carlos Saúl Menem, Pedro Eladio Vázquez, Julio González, Marcos Codrón, Lorenzo Miguel, Rafael Cichelo, Juan Carlos Chol, Julio Yessi, Eduardo Farías, Luis Caballero, José Stupenengo, Duilio Brunello y José Deheza.

… Carlos Gallo, Jorge Vázquez, Rogelio Papagno, Raúl Lastiri, Leandro Salato, Adalberto Wimer, Jorge Triaca, Abel Cuchetti, Norma López Rega, Antonio Cafiero, Miguel Ángel Davicco, Pedro D´Áttoli, Javier Cornejo, Juan Labaké, José Gómez Albornoz, Lesio Romero, Rafael Luissi, Beatriz Galán y Miguel Unamuno.

Lesio Romero, Sindicato de la Carne.


"El Comando de la Zona I informa a la población que el 2 de noviembre, en horas de la noche, en las proximidades de Plaza Constitución, una patrulla de las fuerzas leales sorprendió a un activista que incitaba al cese de actividades y trataba de impedir la concurrencia al trabajo de algunos operarios, siendo abatido por el fuego.

Se procura su identificación.

Las fuerzas legales cumplieron con su misión impuesta tendiente a asegurar la libertad de trabajo".

Álvaro Abós.


El movimiento obrero argentino opuso una considerable resistencia a la dictadura militar.

Ya desde el primer mes se registran importantes huelgas sectoriales (como la de la electricidad, durante la cual fue secuestrado y desaparecido el Secretario General del gremio de Luz y Fuerza, Oscar Smith; de mecánicos, portuarios, ferroviarios, en la que fueron fusilados varios dirigentes sindicales) y en 1979 la primera huelga general, decretada por la Comisión de los 25.

Para tener una idea comparativa de lo que ello implicaba en el gran campo de concentración en el que se habían convertido los países del Cono Sur, vale la pena tener en cuenta que en Uruguay, la primera huelga sectorial (colectivos y taxis) se produce en 1981, 9 años después del golpe y la primera huelga general en 1984, 11 años después del golpe.

En tanto que en Chile la primera huelga sectorial y la primera huelga general se producen casi 10 años después del golpe militar de Pinochet.

Movimiento Obrero Argentino, Wikipedia en Español.


El 30 de marzo fue un vendaval.

Miles y miles de trabajadores en ese día de 1982, expresamos el repudio a la dictadura militar por las calles de la ciudad de Buenos Aires.

No esperábamos ni tanta gente ni tantos palos cuando enfilábamos para Plaza de Mayo.

Era cierto, la dictadura ya venía en caída, y el año anterior probamos lo que significaba ganar las calles, cuando Saúl Ubaldini encabezaba nuestra columna en la llegada a San Cayetano el 7 de Agosto de 1981; trataron de frenarnos en la cancha de Vélez Sarsfield, pero se terminó doblegando a la fuerza policial.

Por eso, otra cosa distinta sería Plaza de Mayo: el mayor símbolo del poder del pueblo en la historia y la cultura nacional.

Cuando se tomó la decisión de marchar aquel 30 de marzo en aquella reunión de la CGT Brasil, que desde 1980 había sido la referencia de todas las resistencias de los trabajadores, yo representaba a las agrupaciones gremiales peronistas, ámbito donde nos constituíamos para organizar la resistencia aquellos compañeros de sindicatos que se encontraban auto intervenidos por colaboracionistas al régimen.

Fue impresionante y, como siempre, las imágenes que desde el poder tratan de recordarnos ese día están asociadas a la represión bestial.

Claro que lo fue, no sólo por la secuela de miles de presos en un solo día, sino también por el asesinato del compañero Benedicto Ortiz en Mendoza.

Siempre tienen que mostrar lo que nos debilita.

Lo que oculta el poder popular.

Y eso, no debe saberse.

Como con las fotos, las palabras y las imágenes de ese 30 de marzo: sólo quieren que veamos la represión; como en la única foto que quedó en todos los archivos, pero, como en aquel día, hay otra realidad que descubrir y amar hasta enorgullecernos.

Otra cosa fue lo que yo ví y viví, ese día: la solidaridad de la gente, que nos abría la puerta de los edificios, para “guardar” a los que quería “cazar” la cana, la solidaridad y acción en cada comisaría, entre los presos, o la de los abogados o los de derechos humanos.

Como siempre recuerda Nora Cortiñas, de Madres, que a pesar de todos los prejuicios con los que habían querido dividir a los organismos y los trabajadores fue recibida, con el fervor y el apoyo de todos, cuando reclamaba libertad.

Muy distinta, también, son las fotos que me quedaron a mí, en la memoria o en la piel: la columna que formamos en las avenidas Belgrano y 9 de Julio, con Saúl, Ricardo Pérez, Godoy y tantos otros a la cabeza que con la consigna Pan, Paz y Trabajo, iba camino de adueñarse de la Plaza.

La tenían que parar, como fuera, pero ya los días de la dictadura estaban contados.

Y pensar que hay algunos que creen y siguen repitiendo como loros las palabras del periodista Bernardo Neustad que la dictadura se acabó porque los militares perdieron las Malvinas.

Es cierto, eso apresuró la caída (casi huída), pero lo que los derrotó, fue la resistencia popular de todos esos años, que tuvo sus formas, sus métodos; jalonado, edificado, en tantas y tantas luchas ocultas.

Nuestra clase, la clase trabajadora, fue la destinataria del golpe, por eso pudimos presentarnos ante el juez Baltasar Garzón, en España, y demostrar que el 67% de los desaparecidos eran trabajadores y la mayoría de los mas de 100.000 presos legales o ilegales, los exiliados o los más de medio millón de delegados, activistas o trabajadores despedidos o prescindidos de sus trabajos.

Aquel 30 de marzo tuvo sus antecedentes en los primeros paros contra la dictadura y la política económica.

Fueron paridos en 1976 y en 1977, a pesar de haber sido secuestrados y reprimidos, a pesar del culto a la muerte profesado por los personeros de la dictadura.

En los distintos sectores de trabajo se empezó la resistencia, además de las tareas de sabotaje realizadas una y otra vez.

Pero va a ser después del primer Paro Nacional, el 27 de abril de 1979, convocado por la “Comisión de los 25” que se irá incrementando la lucha y la resistencia.

No hay como tener un horizonte nacional para proyectar las luchas sectoriales o territoriales que culminarán en aquel 30 de marzo del 82.

Hoy, a 30 años del golpe genocida del `76, podemos poner en el banquillo de los acusados a los genocidas que ganaron, contracara de los juicios de genocidio en la historia, que siempre se los hicieron los vencedores a los vencidos, y eso es así porque hubo un pueblo que resistió, donde los pañuelos de nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son el símbolo que recorre el mundo.

Y lo hicimos porque teníamos la conciencia de generaciones que pelearon creyendo que podían ser felices, transformando ese capitalismo inhumano, capaz de reproducir la explotación del hombre por el hombre hasta el suicidio colectivo.

Por eso le quitaron la vida a nuestros compañeros, y por eso estamos dispuestos a recuperarlos, no sólo en su martirologio (que ya sería justo y digno), sino y fundamentalmente por sus ideales, sus sueños y compromiso por cambiar la sociedad.

Quizás, nuestro mejor homenaje no es sólo hacer el 7º Congreso Nacional de la CTA el 30 y 31 de marzo próximo para reconocer esa resistencia y recuperar esa memoria, esas imágenes que nos ocultan y nos ocultamos, sino creer y comprometernos como ellos para transformar esta sociedad y liberar nuestra Patria.

Víctor De Gennaro; CTA


Los años han pasado, terribles, malvados: permítase una evocación subjetiva, para volver al presente rabioso.

En abril de 1979, el agrupamiento sindical rebelde conocido como “Los 25” convocó a un paro general contra la dictadura militar.

Fue, de lejos, la reacción política pública más confrontativa contra el Proceso, en territorio argentino.

La huelga, en un contexto de terror ciudadano, tuvo una acogida muy parcial, terminó con el arresto de numerosos dirigentes gremiales, tras un expediente sencillo: se los citó al Ministerio de Trabajo, ahí se los esposó y mandó en cana.

En la mañana de esa jornada memorable, un dirigente de “Los 25” aleccionó a un grupo de abogados, convocados para asistir a los huelguistas.

El cronista que tenía, ay, poco más de treinta años era uno de ellos.

El hombre los arengó y les dio instrucciones acerca de cómo organizarse, comunicarse y conectarse con los huelguistas y los líderes de la revuelta.

El contexto no ayudaba, la represión era todavía feroz, no había celulares ni teléfonos públicos que funcionaran, los servicios de Inteligencia pululaban.

El gremialista infundió mística, dio consejos prácticos.

Los ojos le brillaban, transmitía convicción política, astucia de calle y savoir faire.

Un cuadrazo, pensó y se entusiasmó el cronista, que veía por primera vez en su vida a José Pedraza.

Mario Wainfeld, Pagina 12.


Resumiendo, para que darle la razón al teniente Esquivel de la Libertadora, y deprimirme en este día de Derrota.

Si puedo llenar sus huesos de frío, recordándole SUS propias Derrotas.

Que se depriman, o se vuelvan paranoicos, imaginando lo que sucederá si intentan imponerse de nuevo.

Otro 30 de Marzo de 1982, con las hordas cruzando la 9 de Julio, listas para tomar la Plaza de Mayo.

http://deshonestidadintelectual.blogspot.com/2008_08_05_archive.html

http://www.agenciacta.org.ar/article449.html

http://abc.gov.ar/docentes/efemerides/24marzo/htmls/elfinal/pazpantrabajo.html

http://www.cta.org.ar/base/article3154.html

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-135315-2009-11-15.html

http://www.igooh.com/notas/kirchner-necesita-de-moyano/

http://www.agenciacta.org.ar/article448.html

http://www.sindicatomercosul.com.br/noticia02.asp?noticia=11664

http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_obrero_argentino#1976-1983_.28Proceso_de_Reorganizaci.C3.B3n_Nacional.29