martes, 12 de junio de 2012

Hijos del caño y el mimeógrafo; de la Insurrección a la conquista del Estado, Herencia y/o Crianza.




En primer lugar, es dato fundamental de los hechos acaecidos, la absoluta y total determinación del gobierno de reprimir con energía todo intento de volver al pasado.

Se acabó la leche de la clemencia.

Ahora todos saben que nadie intentará sin riesgo de vida alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia.

Parece que en materia política los argentinos necesitan aprender que la letra con sangre entra.

Los socialistas y la Revolución Libertadora.
La Vanguardia y los fusilamientos de junio de 1956
Claudio Panella, hacer clic aquí.
Publicado en Anuario del Instituto de Historia Argentina Nº 7, 2008.





Ante la muerte de José Rucci

La cosa, ahora, es cómo parar la mano.

Pero buscar las causas profundas de esta violencia es la condición.

Caminos falsos nos llevarán a soluciones falsas.

Alonso, Vandor, ahora Rucci.

Coria condenado junto con otra lista larga de sindicalistas y políticos.

Consignas que auguran la muerte para tal a cual dirigente.

La palabra es "traición".

Un gran sector del movimiento peronista, considera a un conjunto de dirigentes como traidores y les canta la muerte en cada acto.

Estos dirigentes a su vez levantan la campaña contra los infiltrados, proponen la purga interna.

Arman gente, se rodean de poderosas custodias personales y practican al matonaje como algo cotidiano.

Como es toda esta historia, cuando comenzó la traición y cuando comenzó la muerte.

Los viejos peronistas, recordamos a estos burócratas hoy ejecutados o condenados a muerte.
Los conocimos luego de 1955, cuando ponían bombas con nosotros.

Cuando los sindicatos logrados a sangre y lealtad, recuperados para Perón y el movimiento, eran casas peronistas donde se repartían fierros y caños para la resistencia y de donde salía la solidaridad para la militancia en combate o presa.

Coria guardaba caños en Rawson 42, el local de la UOCRA, allí se armaban bombas y se preparaba la resistencia; Vandor bancó la mayoría de las células más combativas del movimiento.

Eran leales, eran queridos, habían llegado a los sindicatos por elecciones y representaban a la base del gremio; más allá que le gustaran las carreras o tuvieran un vicio menor, "los muchachos los querían" y en serio.

Perón confiaba en ellos.

No tenían matones a sueldo, en cambio amigos en serio los acompañaban.

Si uno quería hablar con Vandor podía invitarlo a la esquina de Rioja y Caseros o caerse al mediodía en un boliche a cuadra y media del sindicato, agregarse a la mesa o apartarlo a una cercana.

Las puertas de los sindicatos estaban abiertas, siempre.

A lo sumo una mesa de entradas con un par de muchachos con algún fierro, pero sin mucha bulla, más para cuidar las fierros que adentro se guardaban que para cuidar a nadie.

¿Quién iba a matar a Vandor en 1962?

Pero de pronto las puertas se cerraron, o fueron reemplazadas por sólidos portones con sistemas electrónicos.

Ya no andaban con amigos, sino "con la pesada".

Su vida rodeada del secreto impenetrable.

Las elecciones en los sindicatos iban precedidas por una intrincada red de fraudes, tiros, impugnaciones, expulsiones.

Denuncias de las listas opositoras y todo un sucio manejo que dejaba como saldo una gran bronca: delegados echados, afiliados expulsados, acusaciones de troskos o "bichos colorados" que justificaban el arreglo con el jefe de personal para arreglar el despido.

También las versiones: se negociaba con el enemigo, se apretaba a Perón, se guardaban sus órdenes o no se cumplían.

Perón tiraba la bronca: "hay que cortarles las patas'' o "los traidores generan anticuerpos".

Y la bronca se extendía.

Rosando García cayó en una bronca entre pesados.

Alonso en una limpia operación comando.

Los métodos se tecnificaron al mismo ritmo de la traición.

A puertas electrónicas: tiros dirigidos con telescopio.

Se decía siempre que era la CIA.

Pero la bronca estaba adentro.

Una historia de traiciones, negocios con el enemigo, levantamiento de paros, elecciones fraudulentas, apretadas a Perón.

Uno tras otro los cargos se acumulaban.

A más, los matones hacían las suyas: sacudían a los periodistas, reventaban militantes, impunes recorrían la ciudad armados, si caían presos salían enseguida.

La policía empezó a protegerlos.

La división se agravó, se agrava cada vez más.

Rucci era un buen muchacho.

Lo cargaban en la UOM cuando andaba (mucho antes de ser siquiera interventor en San Nicolás) con saco y corbata.

Hasta trabita usaba, y el Lobo lo cargaba.

Pero no era mal tipo.

Tenía su historia de resistencia, de cárcel.

Las había pasado duras, como cualquiera de nosotros.

De pronto aparece en al campo de Anchorena prendido en una cacería del zorro.

Apoyando a Anchorena para gobernador de la provincia da Buenos Aires.

¿Quien entiende esto?

Algo debe tener de transformador eso de ser secretario general.

Algo muy grande para cambiar así a la gente.

Para que surjan como leales y los maten por traidores.

Por eso no hay que disfrazar la realidad.

El asunto está adentro del movimiento.

La unidad sí, pero con bases verdaderas, no recurriendo al subterfugio de las purgas o a las cruzadas contra los troskos.

No hay forma da infiltrarse en el movimiento.

En el peronismo se vive coma peronista o se es rechazado.

No se puede pretender que la mitad de la gente que desfiló -por ejemplo- el 31 de agosto frente a la CGT eran infiltrados o que son locos cuando denuncian y piden la cabeza de la burocracia sindical.

Por un momento, pensar si no tienen razón.

Pensarlo antes de empuñar el fierro y amasijar -por ejemplo-a Grynberg.

Porque así la cosa no para.

La unidad así es un mito.

Hay que revisar los procedimientos antes de llamar a la unidad, porque por ahí quedamos más divididos que ahora.

Si se usó el fraude para elegir autoridades en los sindicatos, apelar a abrir la mano y pedir a los trabajadores que limpiamente elijan sus conducciones.

Si se alentó a la pesada para hacer brutalidades en nombre de la doctrina justicialista, llamarla y ubicarla en donde corresponda que esté.

A laburar en serio, o a hacer pinta con el fierro y pegar un cachiporrazo de vez en cuando.

Sin estas condiciones mínimas no hay unidad que valga.

Si todos los peronistas no tenemos derecho a elegir a quien nos represente, debajo de Perón, en el Movimiento Peronista, así no camina la cosa.

Se va a seguir muriendo gente.

Es cierto que también nos puede tocar a nosotros.

Porque por dos veces los pesados le propusieran a Rucci -fue para la misma época en que se "reventó" Clarín- reventar a "El Descamisado".

El Petiso, como le decían ellos, los paró.

Ahora es posible que se vengan a tirar los tiros que tendrían que haber tirado cuando debieron, porque para eso estaban.

Como no cumplieron en la tarea para la cual estaban quieren compensar dándosela a cualquier gil.

Ellos están dispuestos a erigirse con sus fierros en los dueños da lo ortodoxia.

Se sienten los cruzados del justicialismo, los depuradores.

Porque a su juicio todos los que criticaban a José, son sus asesinos.

Todos son troskos, todos son infiltrados.

Nosotros, desde estas mismas páginas criticamos a José Rucci y lo hicimos duramente.

Su muerte no levanta esas críticas, porque no las modifica.

Todos los sectores del Movimiento, incluyendo a la Juventud Peronista y la Juventud Trabajadora Peronista, incluso la Juventud Universitaria Peronista, sectores desde donde provino la más dura oposición a los métodos que usó José Rucci, lamentaron esta violencia que terminó con la vida del secretario de la CGT.

Pero acá todos somos culpables, los que estaban con Rucci y los que estábamos contra él; no busquemos fantasmas al margen de quienes se juntaron para tirar los tiros en la Avenida Avellaneda, pero ojo, acá las causas son lo que importa.

Revisar qué provocó esta violencia y qué es lo que hay que cambiar para que se borre entre nosotros.

Para que no se prometa la muerte a los traidores y para que la impunidad no apañe a los matones, ni el fraude infame erija dirigentes sin base.

Si la cosa es parar la mano para conseguir la unidad, habrá que garantizar los métodos que posibiliten que los dirigentes sean representativos.

Habrá que desarmar a los cazatroskos y fortalecer doctrinariamente al peronismo como la mejor forma de evitar las infiltraciones.

No es con tiros como van a "depurar" el Movimiento.

La única verdad la tiene el pueblo peronista.

Dejemos que al pueblo se exprese.

(Agencia Paco Urondo)


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1.2.2. Situación de las fuerzas populares

Los elementos que se señalan no están numerados en orden de importancia. Debe empezarse por la situación de las masas, que es de retirada para la clase obrera, derrota para las capas medias y desbande en sectores intelectuales y profesionales.

Dentro de ese cuadro solamente sectores del peronismo sindical -Luz y Fuerza y Portuarios- han conseguido frenar el avance enemigo librando conflictos que terminaron en empate. La posibilidad de tal resultado está dada en ambos casos por la naturaleza crítica de la producción, que es permanente en el caso de los servicios eléctricos y estacional en el servicio portuario (próxima exportación de cosechas). En el caso de Luz y Fuerza debe computarse además la permanencia de una organización reivindicativa de calidad superior.
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2.2. Nuestra estrategia en el espacio

El punto principal de la autocrítica es, como dice el informe, "la insuficiencia de nuestra política de poder para las masas" y efectivamente ella se refleja, ante todo, en nuestra actitud frente al peronismo.

Mi opinión, compartida por el ámbito subordinado, es que se ha hecho un pronunciamiento prematuro sobre el agotamiento del peronismo y que de ese pronunciamiento derivaron decisiones de importancia capital que hoy están sometidas a prueba.

El punto crítico a partir del cual se decretó el agotamiento del peronismo fueron las movilizaciones obreras de julio del 75 contra el "Rodrigazo". Allí pareció efectivamente que la clase obrera, al combatir contra un gobierno peronista, firmaba el acta de defunción del movimiento peronista. Este análisis omitía dos cosas: una, que sectores de vanguardia de la clase obrera estaban dispuestos a rebozar (sic) el peronismo siempre y cuando se diera una dirección de avance contra un gobierno vacilante como el de Isabel Martínez, pero que dentro de esa misma dinámica la clase trabajadora en conjunto, incluyendo las vanguardias, iba a retroceder hacia el peronismo cuando la marea se invirtiese por la presencia militar; otra, el peso efectivo que en tales movilizaciones tuvo la burocracia sindical peronista.

Cabe suponer que las masas están condenadas al uso del sentido común. Forzadas a replegarse ante la irrupción militar, se están replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado y la dirección del peronismo se ha visto subrayada por el gorilismo del gobierno. En suma, las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psi:ología, o sea los componentes de su identidad social y política. Suponer, como a veces hacemos, que las masas pueden replegarse hacia el montonerismo, es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones menos expuestas; y es merecer el calificativo de idealismo que a veces nos aplican hombres del pueblo. En síntesis, creo que el Partido debió, y aún debe replegarse él mismo hacia el peronismo y que la propuesta inversa no es una verdadera propuesta para las masas en esta etapa, aunque pueda llegar a serlo en otra, pero en ese caso ya no se trataría de un repliegue sino de un avance.

Otra línea de análisis que concurrió para decretar el agotamiento del peronismo es la que, también a priori, ha resuelto que en la Argentina asistimos a la "crisis definitiva del capitalismo". Afirmaciones desmesuradas de este tipo proceden, a mi juicio, de una falta de formación histórica. El capitalismo en decenas de países ha sobrevivido a crisis más graves que la actual crisis argentina. Para dar un solo ejemplo, "la crisis definitiva" del capitalismo en Alemania debió enunciarse por primera vez en 1848, y aunque generaciones de revolucionarios reiteraron ese anuncio durante un siglo y cuarto, no se concretó ni siquiera en el período terrible -para los capitalistas- de 1919 a 1923, ni impidió que Alemania hoy sea el modelo de capitalismo.

Naturalmente si nosotros pensamos que la crisis del capitalismo es definitiva, no nos queda otra propuesta política que no sea el socialismo más o menos inmediato, acolchado en un período de transición, y esa propuesta contribuye a relegar el peronismo al museo. Todos desearíamos que fuera sí, pero en la práctica sucede que nuestra teoría ha galopado kilómetros delante de la realidad. Cuando eso ocurre, la vanguardia corre el riesgo de convertirse en patrulla perdida.

Creo que estos son los ejes de nuestra equivocada estrategia, y que en cambio son secundarias o derivadas las contradicciones masas-aparato, interior-Buenos Aires, etc., ya que la resolución de las mismas es materia de ejecución, mientras que los ejes políticos que planteamos son materia de concepción.

Aún esas antinomias, si se toman como subordinantes y no como subordinadas" encierran peligros considerables, y el mayor de ellos es omitir la singularidad de la configuración geográfica, histórica y social argentina, que es su núcleo urbano de 12 millones de habitantes y 60% de la población obrera, de la que necesariamente -a mi juicio- debe brotar también la singularidad de nuestro proceso revolucionario. Hecho que por ahora apuntamos sin perjuicio de intentar desarrollarlo por separado.

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3. Los métodos de acción

Las líneas de acción de la resistencia son conocidas por el Partido y por el pueblo. Están admirablemente teorizadas en la "Correspondencia Perón-Cooke", a la que nos remitimos.

La línea militar de la resistencia se sintetiza en los siguientes principios: Ninguna acción militar que no esté ligada en forma directa e inconfundible con un interés inmediato de las masas.

Ninguna acción militar indiscriminada que impida hacer política en el seno del enemigo o nos quite la bandera fundamental de los Derechos Humanos.

Énfasis sobre el ataque a la estructura productiva y abandono del terror individual que "desorganiza más a las propias fuerzas que a las del enemigo" (Lenin). El atentado antipersonal debe ser un recurso excepcional resuelto en juicio, cuya comprensión popular exige un despliegue de propaganda muy superior al esfuerzo del atentado mismo.

Énfasis sobre "los millares de pequeñas victorias" más que sobre las operaciones espectaculares en que se fundamentan las grandes represalias.

Propaganda infatigable por medios artesanales: Si las armas de la guerra que hemos perdido eran el FAL y la Energa, las armas de la resistencia que debemos librar son el mimeógrafo y el caño.



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BUENOS AIRES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 1979


I – El Justicialismo, desde 1946, representa a la gran mayoría del pueblo argentino, sin que nada ni nadie hasta la fecha haya desvirtuado esta aseveración tantas veces confirmada como cuantas veces nuestro pueblo logró ser protagonista de la historia de la Patria a través de la consulta electoral.


II – Con esta representatividad incontestable el Justicialismo se dirige a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos considerando que ella representa una instancia internacional creada por la Organización de Estados Americanos, de la que la República Argentina es miembro desde su fundación; que su visita tiene por objeto verificar la observancia, por parte del gobierno de facto, de los derechos humanos, y que la presencia de la Comisión responde a una generalizada inquietud de la comunidad internacional – de la que nuestro pueblo forma parte – que considera que el comportamiento de la autoridad militar que ejercita el mando en la República Argentina, es francamente violatorio de los derechos humanos.


III – No hemos de abundar en la descripción de nuestro movimiento político y de sus banderas. Pero cabe señalar que desde 1946 hasta la fecha en el Justicialismo se traducen las legítimas aspiraciones espirituales y materiales del hombre argentino.

- Nuestro concepto de Justicia Social, la idea de una sociedad igualitaria, ha afectado y continúa afectando el privilegio.
- Nuestro concepto de la Independencia Económica, el manejo de nuestros recursos en función de los intereses nacionales, ha lesionado y lesiona el privilegio.
- Nuestro concepto de Soberanía Política, de que nadie puede subrogar al pueblo, también ha afectado y afecta al privilegio.
- Por todo esto, los beneficiarios de la actual situación, son y serán nuestros implacables adversarios. Y sostenemos que quienes se aferran al privilegio no encontrarán otra manera de mantenerlo sino solo mediante la violación sistemática de los derechos humanos.


IV – Los hombres del Justicialismo, los que ejercieron la primera magistratura de la Nación, los que integraron el Poder Legislativo, los magistrados y funcionarios del Poder Judicial de la Nación, los dirigentes políticos y sindicales, los docentes, las mujeres y la juventud, han sido el blanco de una indiscriminada represión. Y están los otros hacedores y fundamento de de nuestro accionar y de nuestra historia: el obrero silencioso, el estudiante, el profesional, el empresario, en fin, los que trabajan con esperanza y creyeron y creen que la Patria es un techo generoso que puede cobijar a todos. Tal vez esta creencia sea el delito que le asignan al pueblo.


V – No podemos aceptar que la lucha contra una minoría terrorista – de la que también hemos sido víctimas – se la quiera transformar en una excusa para implantar el terrorismo del Estado. “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, decía nuestro líder, el teniente general Juan Domingo Perón. Este concepto es el que ha regido nuestro gobierno y es el que exigimos se ponga en inmediata vigencia, porque no puede haber Doctrina de la Seguridad Nacional que esté por encima de la ley que debe amparar por igual a todos los ciudadanos. Aceptar cualquier otro criterio significaría transformar a la persona humana en simple objeto de los delirios represivos de las minorías.


VI – Nosotros, hombres del Justicialismo, no hemos de permanecer impasibles, no hemos de hacer de nuestro silencio una conducta. Sentimos un imperativo, producto de nuestras convicciones y de nuestra larga y dura militancia en la causa de la Patria. En consecuencia, el dolor de una madre es nuestro dolor; el dolor de un hijo es también nuestro; el obrero al que le falta el pan y no permiten decir lo que le falta, se hará voz en nuestras voces. Y esto nos compromete a asumir el dolor de aquellos que padecen la cárcel, a través de “actas”, “decretos” o “bandos” en las prisiones, embajadas, domicilios y confinamientos; y de los que padecen – y son millones – este exilio interior de la represión, el silencio y el hambre.


VII – Finalmente, hacemos nuestras las palabras de Su Santidad Juan Pablo II cuando dice: “La Iglesia (…) quiere hoy continuar su misión de fe y de defensa de los derechos humanos, invitando a los cristianos a comprometerse en la construcción de un mundo mas justo, humano y habitable, que no se cierra en sí mismo, sino que se abre a Dios”. Hacer ese mundo mas justo significa, entre otras cosas (…) que no haya injusticia y desigualdad en la impartición de la justicia; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual; que no prevalezca la fuerza sobre la verdad y el derecho, sino la verdad y el derecho sobre la fuerza; y que no prevalezca jamás lo económico ni lo político sobre lo humano.


VIII – Por ello, el Justicialismo DENUNCIA: a) el encarcelamiento, vejación y confiscación de sus bienes de la señora presidente de la Nación Argentina, doña María Estela Martínez de Perón; de nuestro prestigioso dirigente gremial, don Lorenzo Miguel y de otros tantos que padecen las consecuencias de las llamadas “actas”; b) la muerte y/o desaparición de miles de ciudadanos, lo que insólitamente se pretende justificar con la presunción de fallecimiento, que no significa otra cosa más que el reconocimiento de quienes se han atrevido o se atreven a levantar su voz y que han llevado o llevarán como “pena” desde un silencio impuesto, hasta la muerte.


Deolindo Felipe Bittel- Herminio Iglesias

“Recuerdo que en la reunión en que se trató el tema, Saadi se inclinó hacia nosotros y dijo que hacía falta un papelito.

Salimos entonces de allí con Jorge Vázquez, pregutándonos donde íbamos a hacer un papelito.

- Vamos a casa de Mario Cámpora - dijimos.

Mario vivía en la calle Guido al 1600.

Muy eufóricos le explicamos de qué se trataba y él, escéptico, dudaba que se fuera a presentar algo a la Comisión.

Esto tenía su justificación, porque estaba pasando por un momento especial, con su tio exiliado en la embajada de México y con poca solidadad del partido.

De cualquier manera lo convencimos.

Llegamos a las ocho de la noche y comimos.

Estábamos Vazquez, Cámpora, yo y la mujer de Mario.

A la una de la mañana nos pusimos a trabajar.

Todos teníamos un compromiso personal con el tema:

Vázquez acababa de salir en libertad, yo tenía a mi marido exiliado, Cámpora tenía a su tio sin poder salir de la embajada mexicana...

Finalmente Mario agarró la máquina y comenzó a escribir.

Creo que en definitiva tenía el documento casi hecho "in mente".

Lo empezó a escribir de corrido y casi no nos dejó intervenir.

Cuando sacó el documento lo corregimos.

Ahí hubo una frase, la que habla del "exilio interior" que la agrega Jorge Vázquez.

Me acuerdo porque cuando el documento toma estado público, fue una frase muy citada.

Volvimos a pasar el escrito y recuerdo que Mario se embaló y abandonó toda reserva y Vázquez se servía wisky´s uno tras otro y caminaba... mientras la mujer de Mario nos preparaba café.

Terminamos a las cinco de la mañana y ahí decidimos no mencionar para nada la intervención de Mario Cámpora, porque podía resular irritativo...

(Testimonio de Nilda Garré).

El justicialismo, como Perón lo decía, es como una bolsa de la que pueden sacarse las sorpresas mas inesperadas.

Este incidente lo confirma: si Bittel tenía temores por la reacción de la izquierda, el documento fue preparado por representantes de esta ideología que pertenecían al Partido Justicialista.

Por otro lado, junto a la de Bittel, el escrito fue refrendado por el dirigente Herminio Iglesias, un representante cabal del sector de la derecha del mismo justicialismo.

- ¿Sabe por qué lo hice venir ?

Porque si yo hubiera sido un juez de la Capital, esto no tendría la trascendencia que ha tenido.

Yo quiero ser Presidente de la República, y con esto salto a la popularidad y constituyo mi primer base polìtica...

Bittel no podía creer lo que escuchaba.

El juez Pinto Kramer le estaba confesando sus razones para citarlo a declarar - por la presentación del documento a la Comisión de la OEA - en Rio Gallegos, a mas de tres mil kilómetros de su domicilio, con el fin principal de promocionarse.

El juez llamó a su mujer y armó una reunión social.

Se sobresaltó un tanto cuando escuchó bombos y tambores:

- ¿No me va a decir que vino con el bombo? , le preguntó a Bittel, entre temeroso y esperanzado.

En realidad, no eran los bombos del Tula - personaje infaltable del folklore peronista - sino la banda local que ensayaba en la plaza mayor de Rio Gallegos.

Pinto Kramer le tomó declaración y lo despidió en la puerta del juzgado.

"Lo voy a poner en libertad...", le dijo como otorgando una concesión inusual.

Cuando traspuso la entrada del juzgado Bittel sintió alivio, con el aire fresco de la Patagonia.

Las repercusiones de la presentación ante la Comisión fueron extraordinarias y la reacción de la dictadura no se hizo esperar.

Este incidente en Rio Gallegos, solo fué una más de las tantas vicisitudes que le aportó la entrega del documento sobre Derechos Humanos al vicepresidente 1º del justicialismo.

"En una reunión previa con los gremios por este tema, evidentemente hubo un informante porque a las ocho de la mañana siguiente me llama Miguel Unamuno y me dice: "no me preguntés como lo sé pero te anticipo que la yuta (policía) lo sabe todo".

Al otro dia fuí con el documento en el bolsilo para que firmen y me encuentro con que los apretaron a todos: "van en cana (presos) y pierden los gremios", le dijeron.

Cuando ví el ambiente les dije: "muchachos... ustedes bancaron el movimiento durante largo tiempo Ahora ésta me la banco yo"

Y me fuí porque entendí que debía asumir la responsabilidad medio solo porque tampoco la gente del partido me quiso firmar...

Ahí en el Hotel Savoy, cuando teníamos que tener la reunión a las cinco de la tarde no apareció nadie; el único fue Herminio Iglesias y un muchacho Juan Carlos Vidal; y con ellos dos y Paulino Niembro fuí esa noche y entregué el documento.

La prensa nos dió mucho espacio.

Al día siguiente fuimos solitos a comer Miguel Unamuno y yo, y un periodista me dice: "en la Casa de Gobierno no saben si lo van a tirar de un avión o le atan una piedra y lo tiran al rio".

Entonces me fui por varios dias.

Después vinieron las citaciones.

Un juez de Paraná también me hizo ir para allá.

Me encontré con Herminio Iglesias y Alberto Fonrouge y me dijeron que podían sacudirme veinticino años por la cabeza.

Tengo que ser gil para poner la cabeza en el cepo - dije yo - si me dan veinticinco años me voy al Paraguay.

Entonces mis abogados fueron a hablar con el juez y la verdad no sé por qué me citó, porque me presenté, me hizo un breve interrogatorio y poco menos me sacó a los empujones porque tenía unas ganas de verme lo más lejos posible.

Cualquiera que es citado por un juez en época de dictadura tiene que ser un héroe o un mártir si no tiene miedo.

Yo recuerdo que antes de ver a Pinto Kramer (el juez que lo citó en la Patagonia), un compañero que trabajaba en Institutos Penales me trajo unas fotocopias de cuando el juez colaboró con Cámpora para la liberación de los presos políticos.

"Si te aprieta, mostrale esto", me dijo, pero no hizo falta porque el hombre se portó bien". (Testimonio de Deolindo Felipe Bittel).







1 comentario:

Charlie Boyle dijo...

No conocía el documento de Cabo, una pinturita, una síntesis de su pensamiento.
Me pregunto si los de la cámpora lo habrán leído.
Muy interesante esta serie