lunes, 2 de enero de 2012

Cine Militante, para NO Intelectuales.


El discurso filosófico nació de la unidad imperial, a través de muchos ava­tares, los mismos que conducen desde las formaciones imperiales hasta la ciudad griega.

E incluso en la ciudad griega el discurso filosófico mantiene una relación esencial con el déspota o con su sombra, con el imperialismo, con la administración de las cosas y de las personas (se encuentran todo tipo de pruebas de ello en el libro de Léo Strauss y Kojève sobre la tiranía) (e).

El discurso filosófico siempre ha permanecido en una relación esencial con la ley, la institución y el contrato que constituyen el problema del Soberano, y que atraviesan la historia sedentaria que va de las formaciones despóticas hasta las democráticas.

El «significante» es en verdad el último avatar filosófico del déspota.

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Es decir, un discurso ante todo nómada, cuyos enunciados no serían productos de una máquina racional administrativa, con los filósofos como bu­rócratas de la razón pura, sino de una máquina de guerra móvil.

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Pero, por otra parte, el nómada no es necesariamente alguien que se mueve: hay viajes inmóviles, viajes en intensidad, y hasta históricamente los nómadas no se mueven como emigrantes sino que son, al revés, los que no se mueven, los que se nomadizan para quedarse en el mismo sitio y escapar a los códigos.


Deleuze; sobre la Unidad, Nómadas y Filósofos



John Ford, hacer clic aquí.


Sidney Lumet, hacer clic aquí.


Dos clásicos menores, que la militancia de los setenta conocía; pero al ser tan revulsivas, e ideológicamente subversivas, los Intelectuales de aquellos tiempos optaron por olvidarlas.

Si alguno de los lectores tiene oportunidad, pregunte por ellas a los Feimann, Abraham, Sarlo, Bonasso, etc.

Verán con regocijo, que comenzaran a farfullar, incómodos; o directamente los fulminaran con una mirada olímpica de desprecio.

Cuestionar es bueno, siempre y cuando, no se le aplique a ellos; los Aristócratas del Espíritu, los Veraces, que no se sienten obligados a confrontar con la Praxis.

Esa obsesión de los que se guían por la Moral, Utilitaria, de los Esclavos; “…creencia fundamental de todos los aristócratas es que el pueblo vulgar es mentiroso”.

“Una última diferencia fundamental: el anhelo de libertad, el instinto de la felicidad y de las sutilezas del sentimiento de libertad forman parte de la moral y de la moralidad de esclavos con la misma necesidad con que el arte y el entusiasmo en la veneración, en la entrega, son el síntoma normal de un modo aristocrático de pensar y valorar”.

Bienvenidos a 2012, el año de la Histeria Global, donde los Paradigmas ya no son lo que fueron.