lunes, 30 de abril de 2012

Ligas mayores; Horacio Verbitsky (Charles Bronson y Jan-Michael Vincent) y Eduardo Aliverti (Jason Statham y Ben Foster).






Otro rasgo llamativo de la conducción de Cristina es el rol preponderante que ha reservado para cuadros jóvenes, a los que se refirió con insistencia en el acto del viernes, como custodios del legado de quienes “no somos eternos”.

Mencionó a aquellos que militan en las escuelas, las universidades y los barrios, pero no a quienes trabajan en fábricas y oficinas, un lamentable olvido discursivo en su propuesta de unidad y organización.

En verdad, a sus 40 años Axel Kicillof es un veterano, comparado con los 30 que tenía Antonio Cafiero cuando Perón lo designó ministro de Comercio Exterior.

La rama juvenil.
Lo imposible se hace obvio.



Lo que sí certifica, o debería asegurar el tener en cuenta quiénes dicen qué, es cómo eso enseña la ruta para equivocarse seguro.

Pasado en limpio, es un asco que venga a dar lecciones morales, y de ubicuidad institucional, esa gente que apoyó el remate del país, concluido en la catástrofe del 2001.

Machacan, incluso, con asimilar la reconquista de YPF a la demagogia del galtierismo malvinero y, más aún, con la euforia parlamentaria que aplaudió el default.

Lo primero es sencillamente repugnante, porque compara a una dictadura bestial, de la que fueron cómplices, con un gobierno democrático que procede a derecho.

La demagogia puede ser propiedad indistinta de tiranos o de gestiones avaladas por el voto popular, es cierto; pero asemejar a unos y otros es de mal nacidos.

Y lo segundo es técnicamente un ejemplo lamentable, porque al fin y al cabo resultó que el default y la devaluación salvaron a la Argentina de lo que hoy no se sabe si se salvará buena parte de Europa.

De todas formas, los más asquerosos no son ésos.

Esos trabajan ideológicamente como toda su vida, y quien no lo entienda vive tan en un frasco como los suscriptores de la existencia del periodismo independiente.

Los más asquerosos son los que se vendieron.

Los de la izquierda inconstante de que se vale la derecha permanente.

Sirve como ejemplo de que esa derecha está en problemas.

Debe recurrir a otrora externos que se cansaron de denostarla, apreciados en el presente como sus nuevos ídolos.

Reiterémoslo: no sirve para el techo, pero sí para detectar de cuál piso no hay que caerse.

El piso y el techo


Los Films.