viernes, 19 de julio de 2013

oKtubre, el apetito desafiado por el hambre…





Termidor fue el cuello de botella Jacobino; Guillotina o Administración.

Las periferias militarizadas, en su cuerpo a cuerpo con el Ancien régime europeo en las fronteras, tenían los huevos al plato con los delirios sobre el si o no del Ser Supremo y el Culto a la Razón.

Ineficacia absurda, que no solo dilapidaba esfuerzos, en sus minués rosqueros, salpicados con decapitaciones literales y simbólicas; sino que terminaban por ser mas mortales que la Coalición Reaccionaria internacional.

Los Termidorianos eran tan regicidas y subversivos como Robespierre y Saint Just, al fin y al cabo todos eran Jacobinos que habían “arrasado” con el resto de las facciones de la Convención.

Para que la Revolución, y mas importante los revolucionarios, sobrevivieran; no solo se debía realizar la transformación de la Realidad francesa, sino la europea.

El programa de los montañeses por los medios de los girondinos.

Si la flota británica bloqueaba el azúcar de caña del Caribe, se desarrollaba la remolacha azucarera.

Hoy parece una tontería la cuestión del azúcar, pero en el siglo XVIII era la única alternativa a la sal y el vinagre, para conservar alimentos.  

La Guillotina no reclutaba tropas, ni las abastecía; tampoco resolvía los problemas de la población civil, ni las estrecheces presupuestarias.

La Revolución se estaba devorando a si misma, y había que salvarla, y salvar de paso las propias cabezas.

Para lograrlo, el costo era quitarle “centralidad” a Paris como “campo de batalla revolucionario”; para centrar los esfuerzos en la “periferia”

Al fin de cuentas, el fantasma del Indulgente Danton le gano la partida al Incorruptible Robespierre. 



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Robespierre era Kasparov al lado de de I Vitelonni

Anónimo dijo...

puajj,mercenario