miércoles, 9 de noviembre de 2016

@mecasullo, los yanquis también huyen de la globalización.




María Esperanza, si el planeta del Progresismo – Socialdemocracia –Centro Izquierda “global” esta “desolado”; el planeta Neo-Lib / Neo-Con esta sumido en una “perplejidad desgarradora”

DT es a la vez un “Defensor de la Propiedad Privada” y un “acérrimo Detractor del Libre Comercio”

Después de 40 años, las patrias y los “pueblos” de Maggie y Ron, ganadores de la Guerra Fría, rechazan los postulados del Fin de la Historia.

Siguiendo la saga Hillary-Donald por los medios digitales españoles de “Derechas”, muy próximos al Establishment del GOP y el Tea Party, me he reído hasta las lágrimas.

Oscilan entre calificarlo como  Bucaram, el ecuatoriano; o Cayo Cesar, el romano que se cargo la Republica Senatorial.

Porque no dudan, los españoles, que DT va a degüello por las elites del Partido Republicano; si no aceptan la “disciplina laboral” del Reality.

Si es cierto que las plebe se ha “alzado” contra las “elites”, eso implica que el “marco conceptual” de la globalización ha implosionado.

De allí el “nerviosismo” de las bolsas asiáticas y europeas con el “defaulteador serial” que es el Presidente electo de USA.



Por otro lado MEC, Cambiemos y Macri quien llevar a nuestro país a un “mundo” del que “huyen” británicos y norteamericanos.


No tengo idea de cómo la “van a dibujar”, pero será entretenido ver los pases de manos que se verán obligados a realizar. 

2 comentarios:

oti dijo...

Esto ya lo comentamos en otras oportunidades desde hace mucho, Manolo. Podemos ir a los archivos. Por mi parte, lo vengo comentando desde la caída de Lehman.

Desde aquellos tiempos planteamos que la "bancarrota de la globalización" o lo que yo llamo "proceso de crisis sistémica de los sistemas monetarios y financieros" iba a generar cambios en los panoramas políticos de los países que sorprenderían a más de uno.

Bueno, es lo que ocurrió. No había que ser demasiado inteligente para darse cuenta que dicho proceso de crisis generaría consecuencias sociales y que éstas harían síntoma en los sistemas y procesos políticos. Era fácil de prever en términos generales. Después, en cada país, tales efectos se produjeron de acuerdo a las particularidades de cada uno. En la misma USA se manifestó esto rápidamente luego de lo de Lehman, pero la dinámica de reacción y protesta social y política fue rápidamente mal interpretada por diversos analistas en términos de la invariante reduccionista "demócratas vs. obstruccionismo republicano".

Por lo general cuesta entender el significado riguroso de lo que es un proceso global, porque es común concebirlo en términos de lo que se percibe como amalgama o suma de partes (países, Estados) relacionadas entre sí en forma mecánica y externa. Es la diferencia que existe entre un ensamblaje mecánico y un todo viviente. En el primero las partes se juntan para formar el todo. En el segundo, el todo es un proceso de desarrollo del que se irán distinguiendo partes en tanto singularidades.

Así como Trump en USA expresa a nivel político el malestar que genera la globalización en crisis y que es preferible no aguantar más a ésta y no a aquél, en Rusia y en China, sus líderes manifiestan la intención de generar una alternativa diferente a esa globalización en crisis, y que no es otra globalización distinta sino una serie de acuerdos entre Estados soberanos para hacer algo en la economía real a la que tiene que servir el diseño del sistema financiero.

Evidentemente, tales manifestaciones a nivel político provocan, por sí mismas, profundas prevenciones entre los círculos oligárquicos que hasta el momento administran el proceso de crisis global a través del control que ejercen sobre resortes fundamentales (instituciones y sistemas financieros y monetarios, Reserva Federal, BCE, FMI, geopolítica, corporaciones mediáticas globales, etc.).

Indudablemente, las combinaciones oligárquicas dominantes en ese proceso global (imperio) en crisis no quieren que su propio poder se diluya por la crisis, ni que potenciales actores nacionales adquieran más poder a nivel internacional.

Lo que pasa es que tales intenciones ponen a esas combinaciones oligárquicas en una disyuntiva porque:

1) La crisis solo puede resolverse si los Estados recuperan poder soberano y acuerdan en torno a principios que pivoteen sobre la economía real (física) y que los sistemas financieros se ajusten a ese objetivo.

2) Si sucede 1) el poder de las combinaciones oligárquicas disminuye, lo que significa que el control que ejercen sobre resortes fundamentales disminuye.

Como no pueden tolerar 1) por su inevitable consecuencia que es 2), insisten en:

3) La administración de la crisis financiera, monetaria y económica global a través de salvatajes financieros, ajustes fiscales, austeridad, etc.

La única manera que ven dichas combinaciones de seguir aceptando 3) sin que se diluya su poder es apostar al deterioro geopolítico y eventual guerra (si es mundial no importa) en la esperanza de que si sus potenciales “desafiantes” (Rusia-China y todos los países que están orbitando alrededor de sus propuestas de desarrollo de la infraestructura en Asia) reculan o son derrotados en la guerra, entonces ellas emergerían de tal escenario con más poder relativo aún a pesar de la destrucción que esa apuesta significa.

Sigo en el siguiente comentario.

oti dijo...

Termino con el comentario anterior.

Este es el fundamento último del peligro que acecha actualmente a la humanidad entera. Las combinaciones oligárquicas a predominio anglosajonas están convencidas de que la resolución racional de la crisis global las perjudica y amengua su poder, en consecuencia, creen que el salto adelante de la geopolítica y la guerra como contracara de dicha crisis -si se resuelve como ellas piensan- hará que se preserve su poder.

En ese contexto mundial, pensar como piensa el gobierno argentino actual en el sentido que si se les facilita todo a los elementos financieros predominantes en el sistema occidental (Morgan, HSBC, Santander, etc., etc.) entonces vamos a recibir “derrame” de sus ganancias y va a haber crecimiento y trabajo en Argentina, además de una locura es de una incomprensión mayúscula.

Esas “grandes” instituciones financieras están desesperadas por sobrevivir a cómo de lugar y lo hacen con el apoyo de la Reserva Federal sin el cual estarían quebradas, porque las acreencias que tienen son imposibles de pagar. Sus deudores no pueden pagar, y como esas deudas son monumentales (superan varias veces el PBI de los países) por lo tanto están quebrados. A ver si se entiende: QUEBRADOS. El hecho que hay toda una política a nivel global para que no se asuma eso, no implica que no sea cierto.

Lo que significa que el gobierno de nuestro país libra el destino de sus habitantes a la discrecionalidad de un sistema financiero que está quebrado cuyo sostenimiento causa mucho más perjuicios que beneficios.

Tal es la triste posición de la Argentina en el panorama mundial.

Lamentablemente, tenemos un gobierno que, hasta ahora, es peor que el de los conservadores de los años ’30 del siglo pasado. Esos conservadores hicieron grandes esfuerzos por adaptarse a la situación que estaba viviendo el país y el mundo. Sus ilusiones resultaban totalmente equivocadas (creer que luego de la crisis todo volvería a la normalidad con Inglaterra) pero comprendían bien cómo adaptarse, por supuesto sin contemplar los intereses de las clases populares.

Pero nuestro gobierno actual ni contempla los intereses de las clases populares y se comporta en función de un mundo que tienen en su cabeza pero que no existe fuera de su cabeza. Por lo tanto, están totalmente a contramano. Somos solo una pequeña ficha en el juego de intereses globales para los cuales el destino de los argentinos es absolutamente insignificante.

El destino de un gobierno así en una situación así es: a) Si no hace nada y siguen en la misma, cae; b) hace una acelerada reestructuración de su personal y de las políticas y, quizá, sobreviva.