miércoles, 24 de agosto de 2016

@Tintalimon, “Acosados” por el fornido trava peronista.


Entre las muchas profesáis sobre la “agonía de la Argentina peronista” se destaco, en las últimas décadas, la de la politología “ochentista”.

Sin “Caja”, o sea SIN el Estado y SU aparato, el peronismo seria una “cascara vacía”; que se “diluiría” en la “intranscendencia”.

A partir del 10 de Diciembre de 2015 “emergieron” desagradables sorpresas para el “Imaginario” de Izquierdas y Derechas.

El peronismo no solo acepta la derrota electoral, sino que además es mucho más “Institucionalista” que él No peronismo.

Pasando de la “militancia política” al “activismo social”.

Que, por su propia definición, reacciona contra la “indiferencia” u “hostilidad” de las “Autoridades constituidas” y su “burocracia”

Decíamos, copiando y pegando, en “Huelga, Adam Smith y el ethos contencioso”

La “ferocidad” competitiva, empujando al máximo los “limites” establecidos, se ha convertido en sinonimia de “contencioso”.

Al ser todo discutible, en todo momento y oportunidad, el “forcejeo” se ha “naturalizado”; es lo “habitual”, lo “razonablemente” esperable.

Golpear y negociar como “dialéctica” inextricable.

El radicalismo es un temperamento que busca un gobierno auténticamente democrático, republicano y apegado al Estado de Derecho como formula fundante de una nueva realidad.

Hipólito Yrigoyen


No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres, los que trabajan.

Juan Domingo Perón


Las dos irrupciones de movimientos sociales en la historia argentina tuvieron su canalización política a través de la Unión Cívica Radical con Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen, y el justicialismo como doctrina con Juan Domingo Perón.

Mientras el primero focalizaba en la institucionalización, y el reconocimiento y ejercicio de derechos civiles, y la contención al poder terrateniente y al capital agroexportador; el segundo fue una filosofía y praxis de la reivindicación, la inclusión social y la legitimación de la visibilidad del “subsuelo de la Patria”.

La conceptualización ligera, de las diferencias de entender la realidad de estos dos procesos sociales, esta en la relación entre pasividad y acción.

Mientras que para los radicales, la idea de la inclusión debía ser producto del reconocimiento de ciudadanía portadora de derechos; por lo tanto es una característica intrínseca al sujeto de derecho, pasiva,  ajena a la voluntad de las personas.

Para el peronismo; la apropiación de las leyes sociales, y la reivindicaron política, era la conclusión del hecho de ser trabajadores.

Por lo tanto, el basamento del reconocimiento social parte de la acción de trabajar, de dominar la naturaleza y convertirla en riqueza a ser distribuida con justicia.

He aquí, en esta situación, uno de los marcos conceptuales que diferencian a peronistas de radicales.

Si la reivindicación surge de la incorporación de derechos en el marco de la Republica, el método es el estudio, la comparación, el debate legislativo, la redacción de instrumentos; y básicamente, es una tarea de abogados, técnicos, y especialistas.

En tanto que, si la justicia surge de la apropiación de la parte de la riqueza que les corresponde a los que trabajan; el método es la acción directa, la lucha física, la búsqueda del Poder, y su ejercicio.

Una aproximación a “nuestros” marcos, paginas 163-164.
Capitulo V, Los Temas, los Mensajes y los Marcos Conceptuales.
La campaña emocional.
Guillermo Bertoldi.


Al no cumplirse las “expectativas” de la Inversiones “prometidas”, y si formalizarse las temidas y temibles “movilizaciones”; la Administración Nacional, provinciales y municipales, sienten la “respiración en la nuca” de las “Masas” clientelizadas y/o sindicalizadas.

Metafóricamente, se imaginan “entangadoos” como  Dilma en Brasil, pero por adversantes sociales que en el momento oportuno escalaran políticamente.

Y el resultado terminara siendo, como la experiencia indica, otra década más de peronismo contencioso.

“Ahora, Mau y Cambiemos, viene la “cambiadita” y les toca a Uds.”