El “MOSTRO” se ha puesto en movimiento, y siempre que eso sucede se alborota el “Gallinero”.
Las Jerarquías, que componen a este último, se estremecen, sus status están en discusión.
Mientras tanto, los Compañeros del Movimiento, incluyo a los del Campo Nacional y Popular; nos agitamos vanamente en discutir sobre las contradicciones entre la Teoría y la Praxis.
Ya parecemos Trotskistas de la IV, o Libertarios de Saint Pelerin; tirándonos por la cabeza sesudos análisis, llenos de citas de Autoridades.
Recuperemos nuestro Ethos, ese que forma nuestro Carácter, que tanto horroriza al resto del Universo.
Recurramos a nuestros Clásicos, donde hay herramientas de sobra, para Ver y Resolver en Consecuencia.
Ethos es una palabra griega (ἦθος; plurales: ethe, ethea) que puede ser traducida de diferentes maneras.
Algunas posibilidades son 'punto de partida', 'aparecer', 'inclinación' y a partir de ahí, 'personalidad'.
De la misma raíz griega, la palabra ethikos (ἠθικός), que significa 'teoría de la vida', y de la que derivó la palabra española ética.
En el arte, el Ethos es el estatismo emocional, entendido como contrario del Pathos, el dinamismo emocional.
El Ethos forma parte del cánon griego desde la época arcaica a la pre helenistica, siendo su mayor expresión la época clásica.
El ethos es también uno de los los tres modos de persuasión en la retórica (junto con el pathos y el logos), según la filosofía de Aristóteles.
"Ethos", que significa inicialmente "morada o lugar donde habitan los hombres y los animales"; pareciera que fue el poeta Homero el primero en dar esta primera acepción. Posteriormente Aristóteles se encarga de otorgar un segundo sentido a este ethos, entendiéndolo como "Hábito, carácter a modo de ser" que va incorporando en el hombre a lo largo de su existencia.
El ethos al entenderse como un hábito, como un modo de ser, constituye para la tradición griega una segunda naturaleza.
Se trata de una creación genuina y necesaria del hombre, pues éste desde el momento en que se organiza en sociedad, siente la necesidad imperiosa de crear reglas para regular su comportamiento y permitir modelar así su carácter.
Hay un caso famoso de la conducción, que se le presentó al general Verdy du Vernois, citado por grandes autores, en la batalla de Nachau.
El había sido, durante veinte anos: profesor de conducción en la Escuela Superior de Guerra de Francia.
Llegó al campo de la batalla y dijo: "¿Qué principio aplico aquí? ¿La economía de las fuerzas?", y el enemigo se venía encima.
"¿Qué principio de la conducción aplico aquí?", y el enemigo seguía avanzando y habían ya tomado contacto las vanguardias.
"¿Qué ejemplo de la historia me puede inspirar para la batalla?", y el adversario seguía avanzando, y ya se producía la "mélange", como dicen los franceses.
Hasta que él se dio cuenta y dijo: "Al diablo los principios y al diablo los ejemplos; veamos de qué se trata, veamos el caso concreto,'.
Vio el caso concreto como era, resolvió de acuerdo con su criterio y ganó la batalla.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ethos
http://www.pjbonaerense.org.ar/peronismo/conduccion_politica/conduccion_politica_intro.htm
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/peronismo/conduccion_politica.php
PD En el Texto del General hay un error, ¿involuntario o voluntario?
En cualquiera de ambos casos, es innegable que se debe a la circunstancia.
También es parte del Ethos peronista, analizar el como y el porque, de los Textos Canónicos. ;-P