Gracias a Artemio, en este post, y este otro; nos enteramos que ni Susana Viau, hacer clic aquí, y Alfredo Leuco, hacer clic aquí; han leído el ULTIMO análisis de Rodolfo Walsh.
No se si es la ignorancia, la desdidia; o simple y llanamente, las “dos fallas del pensamiento de izquierda”.
1/ “…, privilegia las lecciones de la historia en que la clase obrera toma el poder y desdeña aquellas otras en que el poder es tomado por la aristocracia, por la burguesía.
2/ “La segunda falla deriva de la primera, y remite al punto de partida, a saber, la historicidad de nuestro pensamiento”.
Quizás, por eso, le cargan la mochila de la actual situación productiva a
O, que, la desintegración de la estructura social; continuada por quienes “no supieron, no pudieron, o no quisieron”; nos llevaron a los estallidos de 1989 y 2001.
A tal punto que, consideran como “Paros Políticos” a los realizados en 1984; donde:
“Al finalizar 1984 el salario real había aumentado un 35%, pero la inflación alcanzó 625% anual”.
Tampoco recuerdan los Paros a Menem; porque eso seria poner en evidencia que este, mediante su Ministro Caro Figueroa, fue un impulsor de la “Libertad Sindical” y OTORGO la personería a
http://www.iruya.com/noticias_old/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=11875
Les debe molestar la foto con el Nº 2 de Cavallo; aunque sea un “orgánico” del PSOE y
http://www.cavallo.com.ar/?p=222
En fin, veamos los textos que “consultan” los P, y omiten estos intelectuales Progresistas y de Centro Izquierda.
13 de diciembre de 1976
1.2.2. Situación de las fuerzas populares
Los elementos que se señalan no están numerados en orden de importancia.
Debe empezarse por la situación de las masas, que es de retirada para la clase obrera, derrota para las capas medias y desbande en sectores intelectuales y profesionales.
Dentro de ese cuadro solamente sectores del peronismo sindical -Luz y Fuerza y Portuarios- han conseguido frenar el avance enemigo librando conflictos que terminaron en empate.
La posibilidad de tal resultado está dada en ambos casos por la naturaleza crítica de la producción, que es permanente en el caso de los servicios eléctricos, y estacional en el servicio portuario (próxima exportación de cosechas).
En el caso de Luz y Fuerza debe computarse además la permanencia de una organización reivindicativa de calidad superior.
Los conflictos mecánicos y metalúrgicos carecen en cambio de esa perspectiva por no afectar producciones críticas en la coyuntura recesiva y deben terminar en derrotas a pesar de una superior calidad combativa de los cuadros.
Esto vuelve a poner sobre el tapete la primacía de la infraestructura básica de servicios y de los sectores obreros ligados a ella.
Priorizar la industria textil o la administración pública como línea sindical me parece un error; en el primer caso porque al subconsumo recesivo debe corresponder a un achicamiento de la industria, y la lucha se da entonces en terreno elegido por el enemigo; del mismo modo librar batalla en la administración -salvo sectores metalúrgicos- es allanar el campo a la ola de despidos que reclama un sector del régimen.
Se insiste, en suma, en la posición ya conocida de este sector del D-I, a saber: que mientras dure el actual proceso de retirada de la clase trabajadora sólo podrá dar combate en sectores críticos delimitados, que son la producción de energía, la exportación de cereales y carnes, la producción y transporte de combustible, las telecomunicaciones, el sistema bancario y el sistema de computación de datos.
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Mi opinión, compartida por el ámbito subordinado, es que se ha hecho un pronunciamiento prematuro sobre el agotamiento del peronismo y que de ese pronunciamiento derivaron decisiones de importancia capital que hoy están sometidas a prueba.
El punto crítico a partir del cual se decretó el agotamiento del peronismo fueron las movilizaciones obreras de julio del 75 contra el "Rodrigazo".
Allí pareció efectivamente que la clase obrera, al combatir contra un gobierno peronista, firmaba el acta de defunción del movimiento peronista.
Este análisis omitía dos cosas:
una, que sectores de vanguardia de la clase obrera estaban dispuestos a rebozar (sic) el peronismo siempre y cuando se diera una dirección de avance contra un gobierno vacilante como el de Isabel Martínez, pero que dentro de esa misma dinámica la clase trabajadora en conjunto, incluyendo las vanguardias, iba a retroceder hacia el peronismo cuando la marea se invirtiese por la presencia militar;
otra, el peso efectivo que en tales movilizaciones tuvo la burocracia sindical peronista.
Cabe suponer que las masas están condenadas al uso del sentido común.
Forzadas a replegarse ante la irrupción militar, se están replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado y la dirección del peronismo se ha visto subrayada por el gorilismo del gobierno.
En suma, las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología, o sea los componentes de su identidad social y política.
Suponer, como a veces hacemos, que las masas pueden replegarse hacia el montonerismo, es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones menos expuestas; y es merecer el calificativo de idealismo que a veces nos aplican hombres del pueblo.
En síntesis, creo que el Partido debió, y aún debe replegarse él mismo hacia el peronismo y que la propuesta inversa no es una verdadera propuesta para las masas en esta etapa, aunque pueda llegar a serlo en otra, pero en ese caso ya no se trataría de un repliegue sino de un avance.
Otra línea de análisis que concurrió para decretar el agotamiento del peronismo es la que, también a priori, ha resuelto que en
Afirmaciones desmesuradas de este tipo proceden, a mi juicio, de una falta de formación histórica.
El capitalismo en decenas de países ha sobrevivido a crisis más graves que la actual crisis argentina.
Para dar un solo ejemplo, "la crisis definitiva" del capitalismo en Alemania debió enunciarse por primera vez en 1848, y aunque generaciones de revolucionarios reiteraron ese anuncio durante un siglo y cuarto, no se concretó ni siquiera en el período terrible -para los capitalistas- de
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Creo que estos son los ejes de nuestra equivocada estrategia, y que en cambio son secundarias o derivadas las contradicciones masas-aparato, interior-Buenos Aires, etc., ya que la resolución de las mismas es materia de ejecución, mientras que los ejes políticos que planteamos son materia de concepción.
Aún esas antinomias, si se toman como subordinantes y no como subordinadas" encierran peligros considerables, y el mayor de ellos es omitir la singularidad de la configuración geográfica, histórica y social argentina, que es su núcleo urbano de 12 millones de habitantes y 60% de la población obrera, de la que necesariamente -a mi juicio- debe brotar también la singularidad de nuestro proceso revolucionario.
Hecho que por ahora apuntamos sin perjuicio de intentar desarrollarlo por separado.
5 de enero de 1977
Hay dos fallas del pensamiento de izquierda en las que recae, a mi juicio, el pensamiento montonero cuando analiza su problema central; que es la toma del poder.
Una, privilegia las lecciones de la historia en que la clase obrera toma el poder y desdeña aquellas otras en que el poder es tomado por la aristocracia, por la burguesía.
Ni Marx ni Lenin procedieron así.
Ambos dieron a la toma del poder por otras clases un carácter ejemplar.
La segunda falla deriva de la primera, y remite al punto de partida, a saber, la historicidad de nuestro pensamiento.
Puesto que las lecciones de historia en que la clase obrera toma el poder se dan solamente a partir de 1917
Y solamente en otros países, ése es el nivel cero donde empieza nuestro análisis.
Un oficial montonero conoce, en general; como Lenin y Trotsky se adueñan de San Petersburgo en 1917, pero ignora como Martín Rodríguez y Rosas se apoderan de Buenos Aires en 1821.
La toma del poder en
Perón desconocía a Marx y Lenin, pero conocía muy bien a Irigoyen, Roca y Rosas, cada uno de los cuales estudió a fondo a sus predecesores.
Documento de Rodolfo Walsh a
http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article2232