Cientos de
miles, ¿millones?, de migrantes internos por múltiples razones; desde lo económico
a lo político, dejaron sus terruños para instalarse en los “basureros” sociales
en los últimos 40 años.
No solo
hablamos del GBA, que al fin de cuentas es el CEAMSE de la Republica desigual.
Córdoba, Tucumán
y Mendoza para el NOA; Santa Fe-Paraná y Rosario para el NEA; tienen también
enormes comunidades, que suelen ser indistinguibles de los “boliguayos” para
SUS elites, de Plazas y Clubes Sociales “only Doctores y sus Señoras esposas”.
Si marcamos
en los mapas de los 6 aglomerados anteriores, las “asociaciones” DE
provincianos y PARA provincianos; de peñas culturales a oratorios de “religiosidad
popular”.
Notaríamos
un quiebre de “Clase” entre los “céntricos”, cercanos a las Universidades; y
los “periféricos” en Asentamientos, Villas y Barrios.
La “proeza”
de Menem, no hacerle “asco” a la empanada y el vino o al “abuso de familiaridad”,
contrasta con la “asepsia” incomoda de los de la Sota , los Binner, los Macri, los
Urribarri et al. en los locales partidarios suburbanos.
Pero no
solo en el GBA; sucede lo mismo con el resto de los “gobernas”; en Tucumán,
Mendoza, Córdoba, Santa Fe-Paraná y Rosario.
Henchidos
de jujeños, salteños, catamarqueños, santiagueños, riojanos, sanjuaninos,
puntanos, misioneros, formoseños, chaqueños, correntinos, etc.
Como suelen
decir las elites de los países limítrofes, inclusive los igualitarios
Orientales, los “humildes” coterráneos se “infectan” de la arrogancia “porteña”.
“Cualquiera”
te sostiene la mirada y te levanta el tono de voz, “olvidando” el “lugar
que les corresponde” en el Orden Natural de las Cosas.
En “lenguaje
de monaguillo”, que es el hit del momento, sobran Aguer y faltan Bergoglio.
O, por lo
menos, que no sea evidente el “disgusto” cuando se cumple el rito de “lavar los
pies”.
Esa “diferencia”
entre las “perradas” provinciales y las “mazorqueras”, pone los pelos de punta
a “operadores” de toda laya y edad, fue magistralmente plasmada en el ensayo “¿Y a
mí, qué mierda me importa?”.
Que el
Escriba sintetiza en un post de Artepolítica.
Você sabe com quem
está falando?” y la contrasta con la expresión porteña “¿Quién se CREE que soy
yo?”.
En el primer caso, se
refuerza la autoridad del “superior”.
Y en la segunda, que
suele ser retrucada con un “¿Y a mí qué me importa?” o un aún más bello “¿Y a
mí qué mierda me importa?”, la idea de desigualdad de arranque queda echa
pelota.
Existe, claro, pero de
otra forma.
O’Donnell
destaca cómo el carioca “superior” se dirige al “inferior” con un “você” y el
porteño se dirige a un “igual”, a un “interlocutor” con un “usted”.
De lo contrario,
señala el politólogo, surge el “¿y a vos quién te dio permiso para tutearme?”.
Ahí nomás pasa a una
pintura de los mozos, taxistas y empleados de comercios en Río. “…sirven bien.
Solícitos, simpáticos
-por si hiciera falta, que no hace- ellos mismos colocan la distancia social
existente”.
“En Buenos Aires, sus
equivalentes suelen hacer una serie de gestos, aproximaciones y omisiones para
lograr algo tal vez antipático (pero que francamente me parece preferible): dejar en
claro que no están sirviendo, están trabajando.
Quien
trabaja no necesita ser obsequioso, basta que cumpla con lo que entiende es su
trabajo (por ejemplo, retirar y colocar platos y fuentes de la mesa en un
restaurante, o llevarnos a tal dirección).
En todo
caso, si va a haber alguna intimidad, suele ser iniciada por quien comienza por
marcar su condición de trabajador, típicamente, el nada infrecuente tuteo con
aquellos que tratan a quien en ese momento no está trabajando sino comiendo,
viajando en un taxi o comprando algo”.
Son
Feudales, no por menospreciar como “Serviles” a sus votantes; sino por que no “comprenden”
que la “perrada” militante no “sirve” como “mandato social”; sino que “trabaja”
para lograr que los “Pares” “acompañen” en la “Conquista del Poder”.
Ocurre una inundación
que causa una crisis económica en Buenos Aires.
La crisis se manifiesta en una
falta de vacas para el consumo.
Al fin el gobierno
“provee gentilmente” cincuenta novillos gordos para ayudar a aliviar la falta
de res en la ciudad.
Echeverría pasa a
narrar como sucede el día en el matadero: la violencia del acto de matar a los
novillos, el descubrimiento de que uno de estos es un toro viejo, el escape de
dicho toro y su persecución por los campos vecinos, y finalmente, el asesinato
de un joven unitario que simplemente pasaba por la zona.
Mazorqueros, en el mas estricto sentido de “asco social” que
le dio Echeverría, es como nos ven los “jóvenes cultos”, los “Doctores y sus
Señoras esposas”; aporteñados y porteños.
Ellos “ejercen” el ”voto estratégico”, nosotros somos “esclavos
del clientelismo”; a pesar de toda evidencia en contrario.
Ellos son la “Política, el Programa y la Ideología ”, nosotros “la Transa , el Toma y Daca”,
hacer clic aquí.
Ellos son la “Republica o la Revolución ”, nosotros
la “Demagogia o el Bonapartismo”.
Ellos son los “Idóneos o los Esclarecidos”, nosotros “¿Y a mí, qué mierda me importa?”.
"Al fin y al
cabo, mi voto vale tanto como el tuyo, y soy yo quien te encumbra o te voltea".