Ariel Torres
“explicando” a Eduardo Fidanza.
El enorme poder de
la ingeniería social reside en que nuestra mente es mucho más fácil
de hackear que las computadoras.
¿Por qué?
Porque tenemos, por
así decir, muchas más vulnerabilidades de software.
Nuestros deseos, el
siempre insatisfecho narcisismo, las dificultades que estamos
atravesando, nuestros puntos débiles, nuestros miedos, nuestras
expectativas.
En términos
informáticos, son miles de debilidades que el pirata puede explotar.
En la práctica es
por completo imposible cubrir todas las bases.
Repito: imposible.
Y una vez más:
imposible.
…....
Por fortuna, la
ingeniería social tiene un punto débil.
Uno sólo, pero es
suficiente.
No se trata de
evitar la reacción emocional.
Eso es inhumano.
Ni de dejar de creer
en todo.
Eso es más o menos
lo mismo que estar muerto.
No.
…......
Hay un síntoma
infalible: siempre tenemos que ejecutar alguna acción.
La ingeniería
social necesita que hagamos algo: un clic, un doble clic.
Incluso hubo casos
en Facebook donde te hacían copiar y pegar el código malicioso.