Una Cultura Ágrafa es la que “entra” en nuestro conocimiento
“hablada por otros”.
No necesariamente implica la falta de sistema de escritura,
que es el elemento primordial para hablar de Historia con mayúsculas.
Etruscos y cartagineses no solo disponían de ellos, sino que
además influyeron en la creación del conocido alfabeto latino u occidental.
Quedando al mismo nivel de los Celtas y Germanos de la Edad
de Hierro.
Al igual que Mayas, Vikingos, Aqueménides y Sasánidas,
Araucanos y Pampas, la Magna India del Sudeste asiático, Siux y Apaches, la
Costa Zanj, Polinesios; etc.
El peronismo como Cultura, ¿quien se anima a negar una Weltanschauung
P?, es claramente ágrafo.
Mas del 80% de lo publicado sobre el fenómeno sociopolítico que "es en Si mismo”, su génesis y evolución septuagenaria, ha sido “hablado por
otros”; o sea No peronistas, nativos y extranjeros.
Lo que a prima fascine podría ser un inconveniente, la ausencia
de una Teoría “previa”, suele ser remplazado por la Praxis.
Pero no cualquier Praxis, sino por una fundamentada en la incorporación
y articulación, con un celo misionero que le aproxima más a la Religiones
Universales que a las Filosofías; ver Toynbee al respecto.
Así, no es de extrañar, que aun los prejuicios
descalificatorios terminan por ser funcionales a su expansión como Sistema
Complejo Adaptativo.
En el film en cuestión, existe un concepto donde los
adalides del Compañero Cardenal llevan un campo de ventaja sobre los acólitos
del Secretario de Pensamiento Nacional.
El “Amor verdadero”, y su “beso liberador”, cuadran de
maravilla con la sabiduría salomónica, el “Amor maternal”.
Para los despistados, Mater et magistra de Juan XXIII.