lunes, 31 de marzo de 2008

Artemio, ¿Marcelino Camacho también es criptoperonista?

REFLEXIONES DEL FUNDADOR DE CCOO

Lamento de Marcelino Camacho a los trabajadores:

'No hemos logrado estar unidos'

+'Los trabajadores asalariados son la mayor fuerza del país, pero están divididos'

+'El sindicalismo español se ha domesticado. Reformismo barato para ir tirando'

+Nicolás Redondo, Sartorius, Paco Frutos y José María Cuevas destacan su faceta humana

+Todos coinciden en que antepone el interés común a su propia ideología

MADRID.- ¿Cómo definir a Marcelino Camacho?

El ensayo del hombre rebelde de Camus podría ser idóneo, según las opiniones de aquellos que han compartido vida con él.

"Un hombre que dice no.

Pero si niega, no renuncia: es también un hombre que dice sí, desde su primer movimiento.

Un esclavo que ha recibido órdenes toda su vida, de pronto juzga inaceptable un nuevo mandato".

Este líder del sindicalismo español (Osma La Rasa, Soria, 1918) vive inmerso en una ajetreada sucesión de homenajes y celebraciones a su trayectoria.

Una intensa dedicación por los derechos de los trabajadores que ha sido reconocida por todos, desde sus camaradas del PCE al Rey Juan Carlos I; desde los socialistas de UGT a los dirigentes de la mismísima patronal.

No obstante, ello no le impide meditar sobre un camino andado desde hace más de medio siglo.

Soldado republicano primero, opositor dentro del sindicato vertical franquista después, vivió 14 años entre campos de prisioneros en Marruecos y la cárcel de Carabanchel porque "prefería la prisión antes que el exilio".

Esta actitud le convirtió después en protagonista de la Transición como fundador de CCOO y diputado del PCE, con los que luchó por una Constitución más justa; y durante la democracia, cuando convocó con éxito la mayor parte de las huelgas generales vividas durante los años de las conquistas sociales.

Pero falta mucho por andar, según Camacho.

"Los trabajadores asalariados son la mayor fuerza del país, pero están divididos. Mientras los empresarios sólo tienen una patronal, nosotros tenemos CCOO, CNT, UGT, los pequeños...

No se ha conseguido la unidad en una sola central", afirma el veterano sindicalista, quien dice desolado que "la división no es la fuerza, te debilita profundamente".

A pesar de su férreo comunismo, esto no significa que Camacho quiera imponer su ideología.

"Es natural que haya corrientes, una organización se mueve en diferentes líneas, pero no por separado", incide.

"La unidad y tener posiciones de clase es vital para lograr los cambios", asegura.

Según él, el sindicalismo español "se ha domesticado" ante los empresarios porque bajo el pretexto del "reformismo" se han firmado acuerdos con la patronal nacidos del conformismo salarial de las capas altas de los sindicatos.

"Reformismo barato para ir tirando", agrega.

Sumergido en una de las bibliotecas de su pequeña piso de Carabanchel, rodeado de miles de documentos históricos, Camacho cita a Marx para explicar qué ocurre con el sindicalismo:

"No es la conciencia la que determina la existencia, es la existencia la que determina la conciencia".

Él ha sido fresador y ferroviario, entre otros duros empleos, y no olvida que mucha gente vive pendiente de no perder un empleo para poder sobrevivir mes a mes.

"Queremos trabajo seguro para toda la gente, que cuando salgas a la calle no pienses si mañana será o no será", añade Josefina Samper, la mujer con la que ha compartido toda una vida desde que escapara a Orán en los años 40.

'El comunista que escuchaba a todos'

Con motivo del homenaje que le brinda CCOO de Madrid a Marcelino Camacho, varios compañeros de viaje del sindicalista con formas de pensar distintas han destacado la influencia que ha tenido en las conquistas sociales logradas desde la dictadura.

El socialista Nicolás Redondo, secretario general de UGT en los ochenta, destaca de Camacho "su coherencia ideológica, su capacidad de lucha y que siempre antepusiera los intereses comunes a su militancia".

Así, remarca la importancia del líder de CCOO en la recuperación de las garantías democráticas una vez legalizado el sindicato en 1976.

Tanto Redondo como Camacho afirman haber mantenido "una relación personal muy buena", pero también han tenido sus enfrentamientos ideológicos:

"Marcelino, mientes como respiras", recuerda divertida Josefina de un acalorado debate. "No se le ha reconocido lo suficiente", cree Redondo.

Lo cierto es que las diferencias han sido muchas entre ambos.

Redondo destaca "los logros de su comportamiento sindical", aunque considera que ya pasó el momento del sindicato de clases porque es necesario "adaptarse a la evolución social".

"Siendo conscientes de que esta es una sociedad injusta, para los comunistas y los socialistas ya no hay diferencias de clases como antes, hay otros retos y no hay motivo para tomar el Palacio de Invierno", afirma Redondo.

'Premio Nobel de la lucha obrera'

Para su compañero Nicolás Sartorius, también preso de la sentencia 1001 con la que Franco reprimió el sindicalismo de izquierdas, Camacho sería "premio Nobel de la lucha obrera si lo hubiera para los trabajadores".

"Ha sido muy dialogante.

Cuando alguien decía tras una exposición 'y punto', el decía 'y punto y coma'", recuerda Sartorius, quien destaca que "era una roca" ante los carceleros.

El político y periodista rememora el mitin dicho por Camacho tras un juicio en el que les metieron 20 años de prisión: "dijo que el franquismo se hundía mientras se ponía como una fiera".

Por su parte, Paco Frutos, secretario general del PCE, destaca en él "un referente, un mito para la izquierda".

Resalta "su firmeza al argumentar", algo que echa en falta en la "burocratizada" izquierda actual, porque lamenta "el ofrecimiento de acuerdos con la derecha cuando se podrían plantear alternativas igual de válidas".

No obstante, Frutos incide en que la postura de Camacho "no quiere decir oposición", si no "confiar en tus propuestas".

En definitiva, Marcelino Camacho ha sido un histórico sindicalista para el que diálogo y exigencias no eran incompatibles en la defensa de la igualdad.

Como escribió José María Cuevas, ex presidente de la patronal, en un libro de homenaje de CCOO al sindicalista, "de la larga lucha quedará, no obstante, su indudable contribución a que más de un empresario remiso (aunque tampoco demasiados) aplicara más políticas sociales a sus trabajadores bajo el estímulo que aquella canción de Nacha Guevara recomendara para sus lánguidos jóvenes de hoy: 'un buen par de patadas en el culo/ y la vida recupera su sentido'.

Como ex presidente de la CEOE no puedo aprobar el método.

Y sin embargo...".

http://www.elmundo.es/mundodinero/2008/03/28/economia/1206706695.html

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