¿Rodríguez Zapatero imita a Carlos Saúl?, ¿o su “inspiración” es
Si, la de Socialdemócratas y Verdes, encabezada por Gerhard Schröder.
¿Pero
No, no es para tanto, fue el Turco el que copio; y su modelo fue Felipe Gonzáles del PSOE. ;-P
Claro, el Sevillano tenía atrás los subsidios de
En fin, uno no sabe que es más beneficioso con USA; si ser un aliado o un enemigo.
La data de abajo es del Diplo, de Febrero del 2004.
El fracaso programado de los sindicatos alemanes.
A comienzos de 2003 el sindicalismo alemán se precipitó en una crisis sin precedentes, que redujo su influencia política y que marca la ruptura del consenso fundador del sistema social alemán al cual adherían tradicionalmente los sindicatos, las patronales y los grandes partidos políticos, tanto el Partido Social Demócrata (SPD) como el Partido Demócrata Cristiano vinculado al movimiento obrero católico.
El consenso entre trabajadores, patrones y dirigencia política se basaba en tres pilares: a) el Estado de bienestar establecido por Otto von Bismarck en el siglo XIX y luego consolidado por los gobiernos demócrata-cristianos en los años 1950; b) la "autonomía colectiva", un sistema de negociación colectiva en las ramas profesionales establecido a comienzos del siglo XX, cuya autonomía fue plenamente reconocida por el Estado luego de
En la actualidad, el primer pilar está sometido a fuertes ataques de las patronales, de los partidos demócrata cristianos y liberales, e incluso del Partido Social Demócrata Alemán (SPD), después del espectacular viraje de marzo de 2003, cuando el canciller Gerhard Schröder anunció una profunda reestructuración del sistema social.
Sin embargo, Schröder ganó dos veces las elecciones gracias al apoyo de las organizaciones sindicales. En 1998 había cumplido sus promesas electorales al abolir las leyes que el gobierno de Helmut Kohl había hecho votar -a pesar de la fuerte oposición sindical- y que reducían las indemnizaciones por enfermedad y las jubilaciones. Pero poco tiempo después Schröder volvió sobre sus pasos, reformando a su vez el sistema de jubilaciones e introduciendo un componente de capitalización. El movimiento sindical terminó por aceptarlo con el argumento de que se salvaguardaba el principio de distribución y que los fondos de pensión complementarios abrirían un nuevo ámbito para la negociación colectiva.
En forma implícita, esta aceptación era también la contrapartida de una reforma de la ley relativa a los consejos de empresa que debía facilitar la representación de los trabajadores, en particular en las pequeñas empresas. Pero este compromiso no era explícito. En el marco tripartito del "Pacto para el empleo" de 1998, las organizaciones sindicales aceptaron otros acuerdos, en especial en enero de 2000, cuando suscribieron la fórmula de una "política salarial razonable a mediano plazo". Eso se tradujo en una reducción del salario real, sin por ello cumplir con la promesa de crear nuevos empleos, de manera que el IG Metall terminó por decretar el "fin de la razonabilidad salarial" y por reivindicar una recuperación salarial sustancial, que sólo alcanzó de manera parcial.
En agosto de 2003
Poco después de haber obtenido el apoyo sindical para las elecciones de octubre de 2002, el Canciller presentó en el Parlamento, el 14 de marzo de 2003, un extenso proyecto de reforma del Estado de bienestar, denominado Agenda 2010 (ver recuadro). Este proyecto contradice sus promesas y preanuncia una reducción de las prestaciones de los seguros de desempleo, enfermedad y vejez, al igual que una flexibilización del derecho laboral, destinada en particular a facilitar los despidos en las pequeñas empresas y a derogar los convenios colectivos por rama. De esa manera satisface ampliamente las reivindicaciones patronales, al disminuir el coeficiente de los aportes sociales y ampliar la desregulación del derecho del trabajo 1.
Este viraje político es el resultado de un cambio profundo del entorno ideológico alemán. Después de la victoria electoral de la coalición verdirroja del canciller Schröder, el neoliberalismo recuperó rapidamente su hegemonía cultural en la prensa y en el sector audiovisual. Mediante una campaña de descrédito sin precedentes, los medios de comunicación, incluidos aquellos que en general se consideran de centroizquierda, denunciaron el excesivo poder político del "lobby sindical", factor que bloquearía las reformas del Estado de bienestar necesarias para recuperar la competitividad de la economía germana y condición previa a un nuevo crecimiento y a la creación de empleo.
Afiliación en retroceso
Más que nunca, los sindicatos se encuentran casi completamente aislados y en dificultades para contrarrestar las tesis de la vulgata neoliberal sobre las razones de los malos resultados de la economía alemana, que se deberían a un costo laboral demasiado elevado y a una legislación laboral demasiado rígida (ver Ganssmann, pág. 22). Las tesis no son nuevas, pero lograron influir sobre los discursos de los dirigentes del SPD y de los Verdes y terminaron por establecer un nuevo patrón de justicia social: se considera justo lo que crea empleo. La creación de empleos requeriría la moderación salarial y la reducción de las cargas sociales, es decir, recortar el Estado de bienestar.
Estos ataques afectaron a un sindicalismo inmerso en una crisis estructural profunda y cuya base viene achicándose desde hace una década. Partiendo de una cifra récord de 12 millones de miembros en 1991, en razón de la reunificación política y sindical, los sindicatos afiliados a la confederación sindical DGB sólo representaban a 7,7 millones de adherentes a fines de 2002, y esto a pesar de que el año anterior absorbieron al sindicato de empleados DAG. La tasa de sindicalización en
Estas pérdidas resultan principalmente de cambios económicos como la caída del empleo en Alemania del Este y el crecimiento del sector terciario, pero también revelan un cierto desinterés de los asalariados, que se traduce en la ausencia de nuevas afiliaciones, en particular de jóvenes, y en una pérdida de audiencia. Durante las elecciones de los consejos de empresa de 1998, dos tercios de los votados eran miembros de un sindicato de
Más dramático aun, esta reducida base sindical ya no parece compartir las convicciones de sus líderes. Según un sondeo de opinión financiado por
Esta diferencia interna explica el escaso éxito entre los sindicalizados de la movilización contra
"Mal menor"
Unos días antes de la manifestación del 24 de mayo, los dirigentes del sindicato de químicos IG BCE y de otros dos pequeños sindicatos habían hecho pública una declaración común que reconocía la "necesidad de las reformas" de Schröder, y afirmaban estar dispuestos a participar en ellas. Si bien este punto de vista es minoritario en el aparato sindical, sin duda muchos afiliados lo comparten, de ahí su escasa participación en la manifestación. Como consecuencia de estos desacuerdos internos acerca de la estrategia a seguir, las direcciones sindicales decidieron "suspender" la movilización de los afiliados y dar prioridad a la negociación con el gobierno, con la esperanza de poder modificar algunos detalles del proyecto.
Hasta el congreso extraordinario del SPD en junio de 2003, que terminó por adoptar
¿Cómo explicar este fracaso? Tal como habían hecho los sindicatos con las recomendaciones de
Los sindicatos son en parte responsables del deterioro de su imagen, puesto que siempre descuidaron definir los principios teóricos que justificaran los compromisos que solían asumir en las negociaciones, tanto a nivel nacional como sectorial o empresarial. Al limitarse a encubrir estas prácticas mediante una retórica maximalista, los dirigentes sindicales ven aumentar sus dificultades para comunicarse con la masa de trabajadores e incluso con sus propios afiliados, por lo general más moderados. El movimiento sindical carece de un proyecto alternativo creíble, de una nueva síntesis capaz de superar las divergencias internas. Ni siquiera los escasos intelectuales que permanecen cerca de los sindicatos proponen nuevas recetas 4. Algunos les recomiendan abandonar la acción política y concentrarse en su ocupación tradicional: la negociación colectiva.
Sin embargo, en la actualidad los sindicatos experimentan una dificultad creciente para cumplir esa función. En junio de 2003, por primera vez en cincuenta años, el IG Metall fue obligado a desistir de una huelga que no obtuvo resultados positivos. En verdad, se trataba de una situación particular: un movimiento para la adopción de las 35 horas en Alemania del Este. Pero allí se reveló también una fractura entre sus afiliados del Este y del Oeste. Fueron los consejos de empresa de los grandes establecimientos del Oeste los que rechazaron solidaridarizarse con sus colegas del Este, por temor a causar dificultades a sus empresas y a poner en peligro sus empleos. Eso pone de relieve la vulnerabilidad de los sindicatos frente al corporativismo de empresa y al chantaje del empleo.
Al reivindicar una mayor descentralización de la negociación colectiva, los empleadores piensan explotar aun más esas posibilidades. No contentos con las cláusulas de apertura ya introducidas en muchos convenios colectivos por rama, reclamaron una ley que las hiciera obligatorias. Eso provocaría un cuestionamiento del segundo pilar del sistema social alemán -la negociación por rama- y un debilitamiento suplementario de los sindicatos. El propio Schröder abrió la caja de Pandora al incluir en su Agenda 2010 la amenaza de una intervención legislativa si los interlocutores sociales no alcanzaran un acuerdo sobre la cuestión. La oposición demócrata cristiana aprovechó la oportunidad para presentar a
Los demócrata cristianos esperaban obtener el apoyo de los socialdemócratas para este proyecto de ley, a cambio de su consentimiento para la adopción integral de
1. Para un análisis detallado de
2. Es difícil explicar las razones de este (relativo) éxito. Aparentemente, muchos jubilados se unieron al cortejo para expresar su cólera contra los proyectos gubernamentales. Para un análisis de los disensos entre las organizaciones sindicales y sociales, véase el artículo de Anne Allex, "Wem gehört die Demo?" en la revista de la izquierda sindical Express, N° 11, diciembre de 2003.
3. Los demócrata cristianos son mayoría en
4. Como contribución al debate, véase Frank Deppe, "Gewerkschaften unter Druck", suplemento de Sozialismuus, septiembre de 2003; y también Gewerkschaftliche Monatshefte, la revista teórica de
Ficha documental | |
Autor/es | |
Publicado en | Edición Cono Sur |
Número de edición | |
Páginas: | 20,21,22 |
Traducción | Teresa Garufi |
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