lunes, 4 de octubre de 2010

Inseguridad en Sao Paulo, los días que NO conmovieron a un Continente.


Cierren los ojos.

Imaginen al Área Metropolitana de Buenos Aires; de Escobar a La Plata; y del Río de la Plata a Pilar, Lujan y Florencio Varela.

Ahora, cuenten:

La ola de violencia desatada por el crimen organizado en Sao Paulo en los últimos cuatro días dejó más de 115 muertos y 53 heridos, informaron ayer las autoridades.

Los primeros ataques, de un total de 251, se registraron el viernes pasado, como una represalia de la mafia de reclusos Primer Comando de la Capital (PCC) por el traslado a prisiones de máxima seguridad de 765 presos, entre ellos los cabecillas de la banda.

Policías armados patrullaban la ciudad en la mañana de ayer, cuando volvieron a las calles los servicios de autobuses, la mayoría suspendidos por la ola de violencia.

Los servicios de transporte volvían lentamente a funcionar, mientras la circulación de automóviles y peatones se acercaba a la normalidad.

La policía estableció puestos de vigilancia en las terminales de autobuses y sus principales recorridos, según un portavoz de la entidad que controla el transporte de Sao Paulo.

Tras cuatro días, se contabilizaron 80 autobuses incendiados, 15 agencias bancarias atacadas a balazos o con bombas molotov; y atentados contra un garaje de ómnibus y una estación del tren.

Entre los muertos hay 40 miembros de los organismos de seguridad, de los cuales 23 son policías militares, seis agentes civiles, tres miembros de la Guardia Civil Metropolitana y ocho carceleros, además de cuatro civiles, según la Secretaría de Seguridad Pública paulista.

Los otros 71 eran criminales que murieron en los enfrentamientos con la policía.

El balance de las autoridades no hace mención a cerca de una decena de presos que, según la policía, murieron a fines de semana en las rebeliones simultáneas comandadas por miembros del PCC en 73 cárceles paulistas y que terminaron ayer.

El PCC controla decenas de cárceles de Sao Paulo, desde donde sus cabecillas, por medio de teléfonos móviles, ordenan con frecuencia rebeliones de presos y ataques.

La Secretaría de Seguridad Pública informó que en la reacción policial a los ataques han sido detenidos 115 sospechosos, a los cuales se les confiscaron 113 armas.

La violencia, que ayer provocó pánico en Sao Paulo y obligó a escuelas, comercio, fábricas y oficinas a suspender sus actividades, dio una tregua, según un comunicado de la Policía Militar.

L
os últimos ataques se registraron la madrugada de ayer contra tribunales y viviendas de policías en las ciudades de Sao Paulo, Osasco, Campinas y Batataes, y dejaron cinco delincuentes abatidos.

Con la disminución de la violencia, Sao Paulo, la ciudad más populosa de Brasil, con 18 millones de habitantes en su área metropolitana, comenzó a volver lentamente a la normalidad, aunque en las calles se percibía poco movimiento y una tensa calma.

Las autoridades desmintieron versiones de prensa, según las cuales los ataques y las rebeliones de presos mermaron, porque hubo un acuerdo con los líderes del PCC.

El delegado general de la Policía Civil de Sao Paulo, Marco Antonio Desgualdo, afirmó que “no se puede hacer acuerdos con bandidos”.

http://www.eluniverso.com/2006/05/17/0001/14/805A7DA34E544E8ABE3F3F82A0586138.html

La explosión paulista sacó a la luz las llagas sociales del pujante Brasil, la crisis social, la pobreza, la corrupción, la penetración del narcotráfico y la impunidad. El gobernador de Sao Paulo, Claudio Lembo, acusó a la burguesía de ser, "una minoría blanca muy perversa, y dijo que Brasil sólo cree en la camiseta de la selección, pero es un país que sólo sabe de derrotas, derrotas sociales. Me asusto con la realidad social brasileña, sostuvo Lembo. Lo que pasó fue un alerta para Brasil. La situación social y el cáncer del crimen es mucho mayor de lo que se imaginaba. Ese es el balance de estos días de conflicto".

La crisis también dejó expuesta una nueva veta de corrupción en un país cansado de denuncias sobre las oscuras maniobras en las alturas del poder: dos días antes de ordenar los atentados, Marcola fue informado sobre los planes de traslado de los jefes del PCC a un penal alejado de Sao Paulo. El plan había sido discutido en la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre el Tráfico de Drogas. Dos abogados de Marcola compraron la grabación de la sesión a uno de los empleados de la Cámara y se la pasaron a Marcola, que la discutió en conferencia con sus subalternos de las distintas cárceles antes de iniciar la matanza.

De la mano con la corrupción va la impunidad, con capos del narcotráfico que manejan todo desde la cárcel a través de sus teléfonos celulares. Como consecuencia de los hechos de esta semana, el gobierno está discutiendo endurecer las medidas de seguridad carcelaria, como someter a los jefes mafiosos a un régimen carcelario especial durante 720 días prorrogables por el mismo plazo, el bloqueo de conversaciones desde teléfonos celulares en las cárceles, prohibición de ingreso de otros aparatos como televisores, reducción de las visitas de los abogados y de las mujeres, que constituyen una verdadera red de información y de logística.

Ante el aumento de la violencia, crece la inseguridad social. Por eso, la venta de carros blindados aumentó 30 por ciento esta semana en Sao Paulo.

Empeñado en una austera política fiscal, el gobierno brasileño no cumple con los traslados de fondos establecidos a los Estados, hace recortes presupuestarios que afectan el sistema carcelario, debilitando la seguridad pública. Al mismo tiempo, las grandes urbes brasileñas como Sao Paulo o Rio reciben millones de empobrecidos pobladores que provienen de las zonas campesinas, corridos por el hambre y la violencia, carne de cultivo para el narcotráfico y el crimen organizado.

La conclusión es que el PCC, que las autoridades paulistas habían dado por muerto en 2003, se fortalece. Lo más grave para Alves es que, para terminar la violencia, las fuerzas policiales "están cometiendo muchos asesinatos, formando grupos de exterminio, escuadrones de la muerte, matando muchos inocentes". Según los datos de la organización que Alves preside, hay por lo menos 16 casos de víctimas inocentes hasta el momento.

Lula condenó el acuerdo entre la Policía y Marcola. El ministro de Articulación Política Tarso Genro lanzó una dura acusación: "El gobierno estadual prefirió negociar con los delincuentes antes que aceptar la ayuda del gobierno federal". Ese acuerdo, sin embargo, no logró frenar la violencia, pues el viernes murieron 14 pandilleros a manos de las autoridades, mientras se presagiaba un recrudecimiento del conflicto.

Heloísa Helena, la candidata presidencial por el P-SOL, un importante desprendimiento del gobernante Partido de los Trabajadores, recordó que viene llamando la atención por la inminencia de la explosión de ese "barril de pólvora" alimentado por las reducciones presupuestarias y el aumento de la miseria.

El estallido en Sao Paulo sucede a pocos meses de las elecciones presidenciales en las que se juega la reelección de Lula. Su principal oponente es Gerardo Alckmin, precisamente gobernador del estado de Sao Paulo hasta hace un mes, cuando renunció para hacer la campaña presidencial.

Si bien Lula podrá sacar provecho político de la crisis, los encuestados por el diario Folha de Sao Paulo creen que tanto Lula como Alckmin tienen casi la misma responsabilidad: 39 por ciento el Presidente y 37 por ciento el ex gobernador. Tal parece que nadie gana y todos pierden con la crisis.
http://www.semana.com/noticias-mundo/batalla-sao-paulo/94672.aspx

La cronología en Wikipedia en Portugués, con varios enlaces, incluidos el mapa que encabeza el post.

http://pt.wikipedia.org/wiki/Atos_de_viol%C3%AAncia_organizada_no_Brasil_em_2006

En Ingles.

http://en.wikipedia.org/wiki/May_2006_S%C3%A3o_Paulo_violence

¿Quiero asustarlos, porque soy antibrasileño?; para nada, solo quiero poner en contexto la gravedad del tema.

Sucedió hace 4 años, el PCC y el Comando Vermelho son más peligrosos que las Maras, los Carteles Mejicanos y los Colombianos.

Aunque tengan menos prensa, igual que los chilenos de Santiago y Valparaíso.

Lula, al igual que el resto de los Hermanos latinoamericanos, se manejan lo mejor que pueden; aunque deban “pactar” con los dueños de la vereda.

No todo lo que brilla es oro; ni todo lo que esta embarrado es mierda.

Vuelvan a cerrar los ojos.

E imagínense, que esto hubiera sucedido en el AMBA; desde los Intendentes de la CABA, La Plata y el GBA, pasando por el gobernador de la PBA y el Presidente; estarían pidiendo “asilo político” en Uruguay; con sus sedes en llamas.

Gracias a Dios no sucedió, pero puede suceder; no mañana, ni pasado, pero si no nos ponemos las pilas,…

¿La Solución?, no hay una e inequívoca; es mucho trabajo político y administrativo, que no puede ser remplazado por Relatos o Duranbarbismo que afeita bigotes.

Un abrazo a todos

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