¿Lo que nos molesta es la arrogancia, o es la autoestima de
¿Cómo un país pequeño en el sur de América del Sur, tan cerca de nosotros, se atreven a tomarse tan en serio?
¿Porque que no muestran ningún respeto en relación a los europeos, la inferioridad con que siempre nos insisten?
Ellos piensan que son británicos, ¿o qué?
O se creen que son argentinos; y esto ya es la gran cosa.
Imperdonable.
..........
Tal vez se sienten orgullosos, no se olvidan de sus logros, y de vender caras sus derrotas.
17 de Junio del 2002, en medio del Incendio, cuando todo era incertidumbre; y
Un país donde solo existían tres alternativas, según la lógica Hegemónica, para el Campo Popular y Nacional; Duhalde, Carrio, o las piedras contra un Gobierno Militarizado.
Costo, pero logramos encontrarle la vuelta, y dar el giro sin red el 27 de Abril de 2003.
Sin el cual, no hubiera existido el 25 de Mayo del
El resto es Historia.
El texto completo en portugués, con link al original.
PD; van dos imágenes, donde los recortes tienen más que ver con el Capital Simbólico, que con lo “técnico”.
Tão argentinos como nós
Na verdade, a Argentina ainda não virou o Brasil
MARIA RITA KEHL
A Argentina está fora da Copa.
Torcedores brasileiros comemoraram o gol da Suécia com rojões.
Lamento.
Se o Brasil tivesse sido eliminado, confesso que eu estaria torcendo para a Argentina.
Sei que a rivalidade entre brasileiros e argentinos no futebol ultrapassa a medida do simples preconceito.
O esporte é uma via simbólica que possibilita que a rivalidade e a inimizade entre grupos se manifestem, sem (grandes) riscos para ambas as partes.
É claro que a eliminação do time da França sem marcar nem um gol de consolação lavou nossa alma da humilhante derrota de 1998.
Queremos esquecer a responsabilidade brasileira naquele fracasso, não queremos?
A Nike, as suspeitas (não esclarecidas) de pressões e acordos espúrios, Ronaldo (ex-Ronaldinho) cambaleante em campo, nossa perplexidade, a vergonha daquele jogo final.
Nada mais conveniente que festejar a derrota da França para esquecer nosso vexame de quatro anos atrás.
Bem, mas este não é um artigo sobre futebol; é sobre a intolerância entre vizinhos.
Brasileiros não gostam de argentinos.
Também não gosto do racismo deles, quando nos chamam de “macaquitos” – tanto quanto não gosto da versão soft do racismo praticado aqui.
Mas desconfio que o racismo dos argentinos é a menor das razões do preconceito brasileiro.
As justificativas mais freqüentes são outras: argentinos são arrogantes.
Pensam que são melhores que nós.
Vestem um ego dois números maior...
Será que o que nos incomoda é a arrogância ou simplesmente a auto-estima argentina?
Como é que um país pequeno do extremo sul da América do Sul, tão perto de nós, ousa se levar tão a sério?
Como é que eles não demonstram sentir, em relação aos europeus, a inferioridade que nós sempre ostentamos?
Eles pensam que são ingleses, ou o quê?
Ou pensam que são argentinos, e que isso já é uma grande coisa.
Imperdoável.
Talvez se orgulhem de alguns episódios de sua história: a expulsão dos ingleses pela população de Buenos Aires a pedra, bala e óleo quente, no começo do século XIX, que culminou com a revolução pela independência, liderada pelo general San Martín, verdadeiro herói nacional.
A intensa mobilização contra a ditadura militar, que vitimou mais de 30 mil jovens na década de 70.
Talvez eles se orgulhem de não se esquecer de suas conquistas e não deixar barato suas derrotas.
As mães da Plaza de Mayo cobram até hoje dos governantes a vida de seus filhos e netos.
Os estudantes cobram a prisão dos torturadores.
Acho que os argentinos têm do que se orgulhar.
A memória compartilhada produz auto-estima, que por sua vez produz um tipo de coesão social muito diferente da que conhecemos aqui.
Hoje, no Brasil, já enfrentamos uma crise social mais grave que a da Argentina, onde a crise econômica é alarmante.
Governantes e candidatos ameaçam o país com o “risco Argentina”.
Antes fosse este o nosso risco.
Que bom se os brasileiros tivessem, diante da crise social que já enfrentamos hoje, a disposição de mobilização, de luta, de questionamento que os argentinos têm.
Que bom se, diante da miséria e do desemprego crescentes que ameaçam a sociedade inteira, a classe média brasileira mostrasse a disposição solidária de nossos vizinhos argentinos.
Diante da falta de perspectivas políticas, a população de Buenos Aires está se organizando por bairros, criando uma microeconomia de produção doméstica e escambo.
Diante de uma nova multidão de indigentes – que aqui conhecemos tão bem – as pessoas separam as sobras de comida que iriam para o lixo em pacotes aproveitáveis.
Não quero comparar a queda brutal da economia argentina, o sofrimento e o desamparo que atingem hoje toda a população, com a histórica desigualdade que parece quase “natural” aos olhos da sociedade brasileira.
Mas a crise, lá, ainda não produziu o “cada um por si” característico de nosso jeitinho nacional.
Nesse ponto, pelo menos, a Argentina ainda não virou Brasil.
Por outro lado, estamos tão perto dos problemas argentinos que preferimos fingir que não temos nada a ver com eles.
“Narcisismo das pequenas diferenças”, é como Freud chamou a intolerância entre semelhantes; o vizinho nos incomoda muito mais que um estranho total.
O vizinho nos questiona; está perto demais do que nós somos.
Ameaça nossa frágil ilusão de “identidade”.
Admito que vizinhos não são irmãos; nem são obrigados a se amar.
Mas a intolerância contra vizinhos tão frágeis como nós tem pelo menos duas explicações: ou queremos afastá-los para esquecer os defeitos que compartilhamos com eles, ou estamos competindo – submissos e bajuladores – pela proteção de um suposto e todo-poderoso “pai”.
Um pai – quem?
O FMI? – que não vai fazer nada por nenhum de nós.
Maria Rita Kehl é psicanalista
http://epoca.globo.com/edic/213/olavoa.htm
En el 78, luego del 6-0 a Perú que eliminó a Brasil de la copa, tuve que correr esquivando piñas y patadas para encerrarme en un baño del colegio al que asistía en San Pablo.
ResponderBorrarYa de chico entendí cuáles eran los límites de nuestra amistad con el vecino y también qué implicaba ser paulista dentro de Brasil.
El texto apunta al tilingo brasilero, aquel que se identifica con EEUU antes que con su propia cultura (nosotros sobrevalorizamos demasiado el supuesto nacionalismo brasilero). Que entonces envidiaba la Argentina europea, la elegancia porteña, su cultura, los teatros y librerías, lo refinado; aquel que no lograba identificarse con su cultura popular.
Un obstáculo epistemológico que también complica al progresismo brasilero, que se identifica con su propia cultura, con las debidas reservas del caso.,
Quais sao, no balcao, às peronistas? Eu nao veio nehuma...
ResponderBorrarmensajero está en lo cierto,
ResponderBorrardespues de vivir un año en san pablo y formar un nucleo familiar con una paulista, como argentino pienso que el "narcicismo de las pequeñas diferencias" es mutuo, y nosotros como argentinos, tenemos tambien mucho de eso.
eso si, a veces sorprende la terrible pasividad del "povão", del pueblo común brasilero, de a pie.
al anonimo
si va a chicanear simulando que habla portugues, sepa que "yo veo" se conjuga " eu vejo". "Veio" es venir en preterito, tercera personal del plural.
saludos manolo
Comparto el primer párrafo... muchos vecinos que transitan en el estadio preperonista de la sociedad confuden arrogancia con estima.
ResponderBorrarMe encantó lo del "ego dos números mayor..."
ResponderBorrarHoy día, aún, vienen brasileños de clase media, paulistas en general, que quedan siempre con la boca abierta ante Buenos Aires, sobre todo por el olor a guita vieja, rancia, producto de dos siglos de esquilmar al país y gastar los dividendos en palacios antes que en fábricas.
Si, muchos brasileños envidian a la cultura argentina, formateada tanto por la herencia de los tiempos en que eramos colonia inglesa, como por el populismo plebeyo y masificador de bienes culturales. Pero eso habla, sobre todo, de la tilinguería de esos brasileños.
Salud !
Estimados, para comprender en carne propia esta llamada “Arrogancia”, José Luis Chilavert.
ResponderBorrarQue un futbolista, para colmo arquero y paraguayo, desafíe las convenciones sociales en base a los propios logros; es subversivo en la Argentina y Latinoamérica.
¿Quién carajo se cree que es?, ¿no respeta el Orden Natural de las Cosas?
Esto, que parece una tontería; es uno de los más graves problemas políticos para el Peronismo Federal en el Conurbano.
Los PF, al igual que muchos no P de Área Metropolitana; les irrita de sobremanera el trato confianzudo de las básicas y agrupaciones.
No están en condiciones psicológicas de imitar al Turco Menem; que era un maestro en este campo, y sabía como gambetear los Cuestionamientos.
Pero la intención del post va por otro camino.
Demostrar que los Modelos latinoamericanos, por el cual tanto suspiran Izquierdas como Derechas; están mas al tanto de las novedades político y sociales de la Argentina, que los mismos argentinos.
Aun en las derrotas, que venden caras; dice la autora, siempre sacan un conejo de la galera.
Otro si, Nicholas Spykman, en “Estado Unidos frente al Mundo” o “America’s Strategy in World Politics”, publicado en 1942, planteaba lo mismo que MRK.
“¿Porque que no muestran ningún respeto en relación a los europeos, la inferioridad con que siempre nos insisten?
Ellos piensan que son británicos, ¿o qué?
O se creen que son argentinos; y esto ya es la gran cosa”.
Y eso era un problema para el Departamento de Estado; por más que en la superficie, las relaciones fueran optimas, las corrientes profundas de la Argentina no tenían “Respeto Reverencial” por USA, sino un ansia competitiva muy grande.
En una encuesta reciente, somos los más “antiyanquis” de America Latina, y disputamos los primeros lugares en el Mundo.
El “Que te pasa Yoni”, los pone tan de la nuca; como a los Gobernas del Interior, o a los Políticos No Peronistas Metropolitanos, el “Mire Jefe, me parece que esta meando fuera del tarro”. ;-P
Un abrazo
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ResponderBorrarfor audіo songs existing at this ωebsitе iѕ really marvelouѕ.
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