Resumen Leru sobre las Elites y su lucha (filosófica) para imponer Su Superioridad sobre las Masas del Proletariado Interno (que tienden al Nomadismo).
Élite o elite es un grupo minoritario dentro de una sociedad que tiene un estatus superior al resto de integrantes de la misma.
Dentro de una misma sociedad pueden existir distintas élites, dependiendo de los intereses particulares de cada una de ellas. La existencia de estas élites en plural se relaciona con la creciente diferenciación de la sociedad. En la medida que distintos campos sociales se van haciendo cada vez más autónomos (arte, economía, ciencia, política, etc.), van emergiendo élites sectoriales que defienden sus propios puntos de vista. Desde este ángulo, uno de los problemas centrales de las sociedades modernas es la integración horizontal, es decir, el mantenimiento de relaciones medianamente armónicas entre distintas élites sectoriales. Por otra parte, también presentan el desafío de la integración vertical, esto es, el establecimiento de un contacto fluido con el común de la población.
En la historia del pensamiento social este tema ha sido estudiado desde la antigüedad, a partir de conceptos de sabiduría y virtud. No obstante, es hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX cuando la noción de élite cobra gran relevancia. La aparición del término élite en el francés está íntimamente relacionado con los ideales republicanos, en tanto el concepto simboliza la demanda de que quienes ejercen el poder deben ser escogidos "por sus virtudes y sus méritos" y no por su origen familiar.
En términos analíticos, los padres de una Teoría de élites son Caetano Mosca y Vilfredo Pareto, aún cuando algunos también consideran la relevancia fundacional de Robert Michels, sobre todo por su ley sobre la creciente oligarquización de los partidos políticos en particular y de las organizaciones sociales en general. Otro autor de gran relevancia es Wright Mills, que acuñó el concepto "élite de poder", que hace referencia al núcleo de poder que en Estados Unidos se produce entre las élites económicas, políticas y militares. José Ortega y Gasset reflexionó sobre la relación entre élites y masas en La rebelión de las masas (1930).
Actualmente existe cierto consenso en que las élites son necesarias en la sociedad y que sería más bien quimérico pensar en su inexistencia. De hecho, con la caída de los socialismos reales y el ocaso de la utopía de una sociedad sin clases, las élites vuelven lentamente a ocupar un lugar central en la teoría social. Lo propio de una teoría de élites es el acento del conflicto entre distintas élites, así como también la imputación de responsabilidad por el decurso que va adoptando la sociedad y, por último, el énfasis en la agencia antes que en la estructura. De hecho, las élites pueden ser concebidas como actores claves para posibilitar o impedir el cambio de una sociedad.
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Mosca es conocido por su concepto de clase política. Para él, la élite es una clase social política organizada, que la hace destacar de las masas. Para él, esta clase monopoliza el poder político, y controla el acceso a la élite de manera burocrática. Afirma que aunque cambie el sistema político, la élite dominante sigue existiendo. El concepto de "clase política", se complementa con los conceptos de "lucha por la preeminencia" y de "fórmula política" también por él formulados
Considera que la democracia es útil como método de selección de élites, pero la percibe como un mal menor, comparado con otros sistemas.
Entiende el poder de las elites de manera estratificada, dando el caracter modificar de esta.
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El descubrimiento de Pareto que las leyes de potencia tienen aplicación a la distribución del ingreso le intereso en el asunto del cambio político. Hasta esa fecha Pareto mantenía cordiales relaciones personales con algunos socialistas individuales, pero siempre pensó que sus ideas económicas eran severamente erróneas. Más tarde comenzó a sospechar de sus motivos humanitarios, y denuncio a los líderes socialistas como una "aristocracia de los bandidos" que amenazaban saquear el país y criticó al gobierno de Giovanni Giolitti por no adoptar una postura más dura contra las huelgas de los trabajadores. La creciente agitación entre los trabajadores en Italia lo llevó al campo anti-socialista y anti-democrático 3 . Sin embargo, su actitud hacia el fascismo en sus últimos años es motivo de controversia.4 A pesar de que dio la bienvenida al fascismo, y fue honrado por el nuevo régimen (Mussolini le nombró senador vitalicio), se ha dicho que, como pensador político, Pareto continuó siendo un libertario radical hasta el final, expresando serias reservas sobre el fascismo, y manifestando oposición a sus políticas básicas 5 .
La sociología política de Pareto sostiene que mucho de la acción social es ilógica y que mucho de la acción personal está diseñada para dar las acciones no racionales una espuria logicidad. Somos conducidos, enseñó, por ciertos "residuos" (de instintos) y "derivaciones" de estos residuos. Los más importante de estos tienen que ver con el conservadurismo y la toma de riesgos, y la historia humana es la historia de la dominación alternativa de estos sentimientos en la élite gobernante, que llega al poder con la fuerte tendencia al conservadurismo de los “leones”, pero poco a poco cambia a la filosofía de los "zorros" o especuladores. Esto produce una catástrofe, con un subsecuente retorno al conservadurismo. Este ciclo puede ser interrumpido por el uso de la fuerza, dice Pareto, pero la élite se vuelve débil y humanitaria y se rehúsa a usar violencia.6
Así pues, para Pareto hay dos tipos de clases gobernantes (la élite constituida por los mejores elementos de la sociedad): los "zorros" y los "leones". Los "zorros" son calculadores, pensadores y materialistas, mientras que los "leones" son conservadores, idealistas y burocráticos. Esa élite no es hereditaria y, por lo tanto, habrá una circulación de élites (ver Meritocracia).
Lo ideal, de acuerdo a Pareto, sería que la élite funcional (los mejores) y la élite del poder coincidieran. Pero esto no es necesariamente así, pues hay quien gobiernan sin ser élite (por influencias, familias, etc.). Si esto se generaliza, la élite en el poder se cierra frente a la nueva élite que surge de la masa, transformandose en una aristocracia. Esto lleva a la decadencia y el colapso, que necesitan y conducen a susustitución, lo que puede suceder gradualmente o a través de una revolución: "La historia es un cementerio de aristocracias".
Una élite funcional, o buena, es aquella donde hay un buen equilibrio entre zorros y leones. Cuando hay muchos zorros en la élite, los leones se rebelan, y viceversa. La élite debe ser de calidad y circulante.
Pareto influyó sobre ciertos aspectos del fascismo italiano, especialmente al nivel de la propaganda política. Los fascistas intentaron apropiarse de Pareto, y Pareto en cierta manera les correspondió. Sin embargo, en la práctica del "fascismo maduro", los principales escritores y teóricos fascistas no encontraron gran mérito en su obras "políticas", y condenaron definitivamente sus teorías económicas. Así, por ejemplo, Franz Borkenau argumenta que: "En los primeros años de su gobierno Mussolini ejecutó literalmente las prescripciones políticas de Pareto, destruyendo el liberalismo pero al mismo tiempo reemplazando en general el manejo estatal de las empresas privadas, disminuyendo los impuestos sobre la propiedad, favoreciendo el desarrollo industrial, imponiendo un educación (basada en la aceptación ciega de) dogmas..."7 , pero Frid y Lanciotti observan que: "La imagen de Pareto como referente del fascismo fue explotada por parte de los partidarios del Duce y de los nacionalistas, con la explícita intención de legitimar científicamente el fenómeno político. Esta apropiación de la figura de Pareto entanto teórico y protagonista del fascismo fue fugaz, no llegando a superar la barrera de la década de 1930. La instrumentación de la figura de Pareto por parte del fascismo estuvo asociada a los avatares de las primeras etapas del régimen (1923- 1927), años en los cuales Pareto era recuperado tanto en calidad de “precursor” del nuevo estado o bien como guía intelectual de la renovación política fascista. Tal como bien señala en su tesis Ph. Kitzberger, la nueva edición de
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Michels cuenta con una extensa obra como sociólogo. Estudia partidos, sindicatos y, ya en su época fascista, el nacionalismo.
En su obra Los partidos políticos, formula la ley de hierro de la oligarquía, con la que afirmaba que "tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría", la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica.
Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan revolucionarios, pronto se emancipan de ésta y se vuelven conservadores. Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder, a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos ideales.
Por eso, las organizaciones políticas pronto dejan de de ser un medio para alcanzar determinados objetivos socioeconómicos, y se transforman en un fin en sí mismo (desplazamiento de objetivos).
La Ley de hierro de la oligarquía" se basa en tres argumentos:
- En primer lugar, cuanto más grandes se hacen las organizaciones, más se burocratizan, ya que, por una parte, se especializan; y, por otra, deben tomar decisiones cada vez más complejas y de una forma más rápida. Aquellos individuos que conocen cómo tratar los temas complejos con los que se enfrenta la organización se van volviendo imprescindibles, formando la élite.
- En segundo lugar, se desarrolla una dicotomía entre eficiencia y democracia interna; de modo que para que la organización sea eficiente necesita un liderazgo fuerte, en detrimento de una menor democracia interna.
- En tercer lugar, la propia psicología de las masas hace deseable el liderazgo, puesto que son apáticas, ineptas para resolver problemas por sí mismas; son agradecidas con el líder, y tienden al culto de la personalidad. Su única función sería, pues, la de escoger de vez en cuando a sus líderes.
El liderazgo anula la democracia, ya que ésta es entendida por Michels a la manera roussoneana, como gobierno del pueblo.
El parlamentarismo ayuda a la oligarquización (especialización de faenas, comisiones..), hace que el líder sea imprescindible, es rutinario (el líder puede hacer uso de sus capacidades técnicas adquiridas). El parlamentarismo da más oportunidades al líder para automatizarse. La casta de los líderes (oligarquía) se cierra como una falange, pues se ayudan mutuamente para evitar la competencia de nuevos líderes surgidos de la masa(trust oligárquico).
Lo único que puede hacer la masa es sustituir un líder por otro. Por eso los líderes mantienen algún vínculo con la masa, incluso alianzas contra nuevos líderes. Los viejos líderes apelan a la disciplina, cosa que reduce la libertad de expresión de la masa.
La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía
La democracia sería un mejor sistema para la selección de oligarquías que un sistema hereditario. En 1911 Michels aún habla de democracia como mal menor; después se decantará por las tesis fascistas
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El historiador británico Arnold J. Toynbee, en el volumen duodécimo de su magnum opus Un estudio de la Historia, teorizó que todas las civilizaciones pasan por diversas etapas diferenciadas: génesis, expansión, tiempo de problemas, estado universal, y desintegración.
Toynbee argumenta que la quiebra de las civilizaciones no está causada por la pérdida del control sobre el medioambiente, ni sobre el ambiente humano, ni por ataques exteriores. En vez de ello, proviene del deterioro de la "Minoría Creativa", que ocasionalmente deja de ser creativa y degenera en tan sólo una "Minoría Dominante" (lo que fuerza a la mayoría a obedecerla sin merecer esa obediencia). Argumenta que las minorías creativas se deterioran debido a la veneración de sus méritos anteriores, por la cual se convierten en orgullosos, y fallan en dirigir adecuadamente frente a los próximos retos.
Argumenta que el último signo de que una civilización ha quebrado es cuando la minoría dominante forma un "Estado Universal", que ahoga la creatividad política. Así establece:
Primero
Argumenta que, a medida que la civilización decae, se forma un "Proletariado Interno" y un "Proletariado Externo". El Proletariado interno es mantenido en subordinación por la minoría dominante dentro de la civilización, y crece amargo; el proletariado externo existe afuera de la civilización en pobreza y caos, y crece envidioso. Argumenta que a medida que la civilización decae, se da un "cisma del cuerpo social", por el cual:
§ el abandono y la autolimitación reemplazan de forma conjunta a la creatividad, y
§ el absentismo y el martirio reemplazan de forma conjunta a la disciplina de la minoría creativa
Argumenta que en este ambiente, la gente tiende hacia el arcaísmo (idealización del pasado), el futurismo (idealización del futuro), el desapego (sacarse a uno mismo de las realidades de un mundo decadente), y la trascendencia (encontrando los retos de la civilización decadente con una nueva visión interior, como un Profeta). Argumenta que aquellos que Trascienden durante un periodo de decadencia social dan paso a una nueva Iglesia con una nueva y más fuerte mirada interior espiritual, alrededor de la cual una civilización subsiguiente puede comenzar a formarse una vez que la antigua ha perecido.
El uso de Tonybee de la palabra 'iglesia' se refiere a un vínculo espiritual colectivo de una adoración común, o a la misma unidad encontrada en algunas clases de órdenes sociales
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“La anarquía y la unidad son una sola y misma cosa, no la unidad de lo Uno, sino una más extraña unidad que sólo se reclama de lo múltiple”
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Es verdad que, en el centro, las comunidades rurales quedan atrapadas y regladas en la máquina burocrática del déspota, con sus escribas, sus sacerdotes, sus funcionarios; pero, en la periferia, las comunidades emprenden una especie de aventura, con otra clase de unidad, nomádica en este caso, en una máquina de guerra nómada, y se descodifican en lugar de dejarse sobrecodificar.
Hay grupos enteros que se escapan, que se nomadizan: no como si retornasen a un estadio anterior, sino como si emprendiesen una aventura que afecta a los grupos sedentarios, la llamada del exterior, el movimiento.
El nómada, con su máquina de guerra, se opone al déspota con su máquina administrativa; la unidad nomádica extrínseca se opone a la unidad despótica intrínseca.
Y, a pesar de todo, son fenómenos tan correlativos y compenetrados que el problema del déspota será cómo integrar, cómo interiorizar la máquina de guerra nómada, y el del nómada cómo inventar una administración del imperio conquistado.
En el mismo punto en el que se confunden, no dejan de oponerse.
El discurso filosófico nació de la unidad imperial, a través de muchos avatares, los mismos que conducen desde las formaciones imperiales hasta la ciudad griega.
E incluso en la ciudad griega el discurso filosófico mantiene una relación esencial con el déspota o con su sombra, con el imperialismo, con la administración de las cosas y de las personas (se encuentran todo tipo de pruebas de ello en el libro de Léo Strauss y Kojève sobre la tiranía) (e).
El discurso filosófico siempre ha permanecido en una relación esencial con la ley, la institución y el contrato que constituyen el problema del Soberano, y que atraviesan la historia sedentaria que va de las formaciones despóticas hasta las democráticas.
El «significante» es en verdad el último avatar filosófico del déspota.
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Es decir, un discurso ante todo nómada, cuyos enunciados no serían productos de una máquina racional administrativa, con los filósofos como burócratas de la razón pura, sino de una máquina de guerra móvil.
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Pero, por otra parte, el nómada no es necesariamente alguien que se mueve: hay viajes inmóviles, viajes en intensidad, y hasta históricamente los nómadas no se mueven como emigrantes sino que son, al revés, los que no se mueven, los que se nomadizan para quedarse en el mismo sitio y escapar a los códigos.
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E incluso aunque el viaje sea inmóvil, aunque se haga sin moverse del lugar, aunque sea imperceptible, inesperado, subterráneo, hemos de preguntar: ¿quiénes son hoy los nómadas?
Deleuze; sobre
Criterios para indagar ¿ Quiénes son hoy los nómadas ?; CLICK ACÁ, especialmente 2a. / 4a. / 7a. y 20a.
ResponderBorrarBanco a Deleuze, gran síntesis en esta serie de post, un collage con diversas miradas sobre un mismo tema
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