“Vada a bordo, cazzo!”, pronunciado por De Falco, no es mas que
un grito de angustia e impotencia.
Por más que el Conductor (Capitán) del Costa Concordia
regresara al buque, el daño no podía ser mitigado; lo que se debió hacer antes,
la preparación para lo inimaginable, y no se hizo, fue la semilla del
desastre.
Los pasajeros no tenían la “obligación” de conocer los
procedimientos de emergencia, esa es una tarea de la tripulación; una mas del
diario trabajo de “expedientes”, el mas gallináceo y aburrido de todos.
Pero el Costa Concordia no tenía una “tripulación” en el
sentido estricto; estaban los “mozos”, “crupier”, las “vendedoras del Moll”,
las “mucamas y asistentas de limpieza”, y sobre todo los “artistas” para
entretener los pasajeros.
Lastre, puro y simple lastre, dispuestos para el desbande al
primer inconveniente.
No puede extrañar que las pésimas imitaciones, argentinas,
del Primer Mundo terminaran como terminaron los últimos 60 años.
Y que los “originales”, del Atlántico Norte, vuelquen en
serie sus propios Estados Nación.
El papel, mítico, del Capitán como “ultimo hombre” en
abandonar el buque es mas literal en los enfrentamientos navales.
Como expreso Nelson en Trafalgar, “England expects that every man
will do his duty”; la “Conducción” no solo “rechaza” ser “preservada”;
sino que además se “abandona” al “Auftragstaktik” de sus “Conducidos”.
En fin, para que insistir sobre lo que no se quiere oír; los
“maquinistas” y “marinería”, son unos impresentables, llenos de “mala ondas”;
que no comprenden a los “artistas de abordo”.
La imagen del portaviones con la Cara del Senex, es de esta
columna de Beatriz Sarlo, hacer clic aquí.
Manolo, usted evoca fórmulas orgánicas clásicas:
ResponderBorrar"Concepción centralizada, ejecución descentralizada".
O en un sentido más general:
"Gobierno centralizado, Estado descentralizado, Pueblo libre y organizado".
Un abrazo