Mientras sigo estudiando, para entender, que sucedió con la Tormenta de Semana Santa,
el Katrina seco.
Un tema que acapara a los responsables de las megaciudades;
ver Desastre Perfecto “Súper tonado en Dallas”, hacer clic aquí para 1 de
3.
Que es el análisis contingente, previo, más similar a lo que
nos sucedió.
Quienes se autotitulan las Elites Argentinas, siguen dándole
cuerda al Minué de Bidu; porque lo que afecto a casi 4.000.000 de personas en
el AMBA, es apenas una indeseable coyuntura.
Ahora bien, si hacemos un seguimiento satelital nocturno de
los últimos 10 días, veríamos que la imagen superior recibió una “mutilación”
la noche de la tormenta; un “tajo” en diagonal que va desde La Reja al sur de La Plata , que recién en estos días
vuelve a la “normalidad”.
Semejante impacto en una megaurbe, como el AMBA; y estamos
hablando de Sao Paulo, Ciudad de México, Los Ángeles, Chicago, New York,
Londres, Paris, El Cairo, etc.
Implicaría, prácticamente, el Estado de Sitio; para combatir
saqueos e incendios.
Y no es una exageración, ver “Reino Unido WAR ZONE 2011” ; hacer clic aquí.
Vuelve al ruedo la cuestión maldita, que gambetean los
Intelectuales e Investigadores “nativos”; ¿Por qué la Argentina tiene conductas
sociales tan divergentes con las que preconizan las teorías en boga?
Tranquilos, no voy a lanzar una perorata apologética, no es
el lugar ni la oportunidad; me faltan tiempo y recursos.
En fin, vayamos a la cuestión del titulo; que ya había
tratado en este post, hacer
clic aquí.
“Entonces apareció
el zorro:
-¡Buenos
días! -dijo el zorro.
-¡Buenos
días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
-Estoy
aquí, bajo el manzano -dijo la voz.
-¿Quién
eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy
un zorro -dijo el zorro.
-Ven a
jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No
puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah,
perdón! -dijo el principito.
Pero
después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué
significa "domesticar"?
-Tú no
eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco
a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa
"domesticar"?
-Los
hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también
crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No
-dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
-volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "
-¿Crear
lazos?
-Efectivamente,
verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a
otros cien mil muchachitos. Y no te necesito.
Tampoco
tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil
zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno
del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el
mundo...
-Comienzo
a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha
domesticado...
-Es
posible -concedió el zorro-, en la
Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh,
no es en la Tierra !
-exclamó el principito.
El
zorro pareció intrigado:
-¿En otro
planeta?
-Sí.
-¿Hay
cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Qué
interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada
es perfecto -suspiró el zorro.
Y
después volviendo a su idea:
-Mi
vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las
gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro
un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de Sol. Conoceré el rumor de
unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen
esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una
música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como
pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me
recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y
será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también,
será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El
zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por
favor... domestícame -le dijo.
-Bien
quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar
amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo
se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no
tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan
amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué
debo hacer? -preguntó el principito.
-Debes
tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio
un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú
no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero
cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El
principito volvió al día siguiente.
-Hubiera
sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por
ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso.
Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré
agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes
a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son
necesarios.
-¿Qué
es un rito? -inquirió el
principito.
-Es
también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un
día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre
los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas
del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de
paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días
se parecerían y yo no tendría vacaciones.
De
esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día
de la partida:
-¡Ah!
-dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya
es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has
querido que te domestique...
-Ciertamente
-dijo el zorro.
- ¡Y
vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No
ganas nada.
-Gano
-dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.
Y
luego añadió:
-Vete
a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a
decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El
principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No
son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni
ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en
nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora
es único en el mundo.
Las
rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son
muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera
que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de
ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he
regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté
los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que
yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi
rosa, en fin.
Y
volvió con el zorro.
-Adiós
-le dijo.
-Adiós
-dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Sólo con el corazón se puede ver
bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo
esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo
que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el
tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes
olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú
eres responsable de tu rosa...
-Yo
soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo
La imagen satelital nocturna del AMBA, hacer
clic aquí.
el pueblo, esa molesta cosa que solo sireve para las elecciones
ResponderBorrar« S’ils n’ont pas de pain, qu'ils mangent de la brioche ! »
ayj
...y fueron a buscarlas al jardín de la Antonieta, precisamente.
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