sábado, 15 de junio de 2013

Borges para Abel, ¿PoliarKia se convirtió en Offo?????, ¿Jorge Asís volvió al Basismo manolesco?





No los une el Amor, sino el Espanto.

A algunos observadores y participantes les parece esencial este debate; otros, en cambio, se preguntan azorados por qué la Argentina se detiene periódicamente a analizar su identidad y la de sus instituciones, como si viviera en un perpetuo concilio, mientras la mayoría de las naciones busca con pragmatismo aprovechar las ventajas del progreso y disminuir sus efectos nocivos.

Acaso se puedan apuntar brevemente algunas razones para tratar de explicar, una vez más, ese rasgo de la excepcionalidad argentina.

Al buscar el trasfondo de estas disputas fundacionales, se constata que el populismo y el liberalismo político permanecen en una situación de empate que lleva décadas.

Con el tiempo, las posiciones se han reforzado y parecen insalvables.

En este desencuentro histórico, pueblo y justicia social quedaron de un lado e instituciones republicanas del otro.

La fisura de la identidad democrática argentina tiene un alto costo económico y político que ninguna fuerza está en condiciones de saldar.

El conflicto muestra distintas caras.

Por un lado, la cultura democrático-liberal no termina de fortalecerse a pesar de tres décadas de democracia.

Basta constatar la tolerancia popular a la corrupción, la falta de respeto a las normas de convivencia y el desinterés por las cuestiones cívicas.

Sin embargo, la Constitución vigente recoge la mejor tradición democrática, cuenta con apoyo mayoritario y modela las instituciones.

Por otro lado, las recurrentes crisis económicas y el desequilibrio en el reparto de la riqueza habilitan perpetuamente un mensaje populista reivindicativo.

La democracia recuperada en 1983 luce impotente para destrabar el empate entre las fuerzas políticas y sociales argentinas.

El kirchnerismo, con su populismo plebiscitario, agrava el problema, y las diversas expresiones opositoras están despertando recién ahora de su sueño dogmático.

El desencuentro tiene, sin embargo, atenuantes: todos los actores rechazan la violencia; los conflictos siguen dirimiéndose en los tribunales a pesar del cuestionamiento a la Justicia; la libertad de expresión, aun asediada, está en vigencia; el Gobierno ensaya una revolución sin fuerza armada.

Es cierto: gritamos, no nos matamos.

El peligro es otro: alumbrar, a fuerza de discordias, una democracia que se bifurca, como los senderos borgianos.

Una democracia bicéfala, conflictiva, impedida de crecer.

El rumor del combate confunde a muchos.

Pero esto no es una dictadura, es apenas un país trabado, demorado irracionalmente en un conflicto adolescente sobre su identidad.

...hacer clic aqui.

A su pesar, de alguna manera, todos los políticos de la góndola adhieren, por sus actos, al cristinismo.

Las figuras de la oposición no confrontan para superarlo.

Lo complementan.

Para fortalecerlo.

Mientras tanto el cristinismo se desmorona solo.

Abroquelado, sostenido por los ataques demenciales de Magnetto.

No obstante, amenaza con recuperarse otra vez, por la magistral ayuda que le brinda el espectáculo de -digamos- “la oposición”.

Como si hoy existieran dos formas de ser cristinista.

Estar con La Doctora, o actuar como estos muchachos.

Para colmo, con algunas excepciones, se jactan de emitir la consigna instalada.

Indica que la política actual se caracteriza por las personas.

Por las figuras.

No por los partidos.

Son los productos culturales que lucen en la góndola.

Los que se ofrecen.

Lo que hay.

Entonces no queda otra alternativa que recomponer, lo más pronto posible, los partidos.

Con idea, estructura, mística y organización.


4 comentarios:

  1. Manolo:

    En mi modestísima opinión, lo que une a Eduardo Fidanza y a Jorge Asís no es el espanto sino la necesidad profesional de escribir algo. Entonces refritan viejas pavadas.

    (No quiero ser soberbio. También yo, como un humilde bloguero, trato de publicar con alguna periodicidad. Pero trato de no repetir banalidades).

    E.F. hace como q se angustia por "el empate de décadas entre el populismo y el liberalismo político". No es una tontería - E.F. es un profesional preparado - pero debe saber que hace 4 décadas ya se hablaba del conflicto irresuelto entre "el campo nacional y el liberal" (en ese entonces, vos recordarás, Manolo, en el campo nacional se contaba a los militares nacionalistas y a los curas antiliberales).
    ¿No se puede pensar que ambas posiciones son parte de la historia y la política argentina, y van a seguir siéndolo?
    Hace poco hice un post sobre un trabajo de Burdman, que señalaba los avances LIBERALES - matrimonio igualitario, un buen ejemplo - que trajeron los gobiernos Kirchner.

    Que J.A. - su última apuesta fue de vice de Sobisch, remember? - hable de "idea, estructura, mística y organización" de los partidos es poco serio.
    Ojo, yo estoy a favor de que el PJ se transforme en un partido en serio, con corrientes internas estables.
    Pero tengo claro, como vos, que serían cosas nuevas en su larga historia.

    Abrazo

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  2. Me siento obligado a decir q estoy de acuerdo en esto q dice E.F. "Esto no es una dictadura, es apenas un país trabado, demorado irracionalmente".

    Pero no por un conflicto adolescente sobre su identidad. Ta bien q ahora la adolescencia se prolonga, pero más de 200 años es mucho.

    El problema es tener un sistema política estable y legitimado. Estamos en eso desde hace 30 años, y avanzamos, muy despacio. Los próximos dos años serán una prueba interesante.

    Otro abrazo

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  3. quizas, y solo quizas, no tengamos guerras sociales y pasemos la etapa de Andrew Jackson.
    ambas son muy parecidas a nuestra situacion actual, al menos para mi, pero, volviendo Manolo, esto no es mas que la sustitucion de elites.

    saludos

    ayj

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  4. de acuerdo con Abel, Manolo lo que buscaba era ser un batata de la patronal, está en eso desde hace 30 años
    avanzo, un poquito, hasta ser reidor de omix
    y pedir perdon por haber sido peronista
    los próximos 2 años van a ser interesantes, termina en el PRO o internado


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