Una idea extendida, propalada en sus primeras versiones por
la más cruda oposición antiperonista, afirma que las listas de candidatos a
cargos electivos por el peronismo eran confeccionadas por el mismo Perón. 28
De este modo, los dirigentes peronistas no eran, en rigor,
dirigentes; los cargos políticos relevantes eran premios a la obsecuencia más
que logros de una actividad política continuada.
La versión quizá obtenga visos de realidad hacia el final
del gobierno peronista, aunque aún carece de confirmación. 29
Pero en las elecciones de 1948, la realidad fue muy
distinta.
Los electos delegados bonaerenses al Congreso Constituyente
del Partido Peronista se reunieron el 18 de enero de 1948 en La Plata, con la
finalidad de confeccionar las listas de candidatos partidarios para las
elecciones generales.
Observemos, en primera instancia, los candidatos peronistas
a la Cámara de Diputados de la Nación.
Como se ha indicado, los partidos debieron presentar listas
con 16 integrantes.
Los miembros de la lista peronista, ¿eran dirigentes de esa
fuerza?
¿O se trató de "acomodados", sugeridos "desde
arriba"?
La primera comprobación debe señalar lo siguiente: de los 16
candidatos, 11 participaron en las previas elecciones internas del partido; de
ellos, sólo uno había sido derrotado, en tanto que 7 resultaron triunfantes en
la compulsa y 3 encabezaron listas únicas. 30
El cuadro siguiente lo especifica:
…………..
Nuevamente, cabe señalar que la participación en la interna
partidaria aparece como la indicación o el dato relevante a tener en cuenta a
la hora de confeccionar una lista de candidatos. 34
De este modo, podría decirse que la legitimación otorgada
por la victoria en la elección interna predeterminaba buena parte de las
chances de las personas para convertirse en candidatos a cargos electivos por
el Partido Peronista; en este sentido, puede destacarse el hecho que 5
legisladores provinciales laboristas electos en 1946 fueron derrotados en la
interna, y que tal situación parece haber sido anotada: ninguno logró ser
candidato en las elecciones generales. 35
Es interesante advertir, además, que los dirigentes
peronistas parecen haber intentado preservar ese delicado equilibrio entre los
principales canales de reclutamiento de cuadros.
Así, entre aquellos 34 candidatos a legislador provincial de
los cuales poseemos referencias de su actuación previa, independientemente de
si actuaron en la interna partidaria o no, puede notarse la siguiente relación:
14 provenían de la Junta Renovadora, 10 del laborismo, 9 habían sido
comisionados municipales, en tanto uno más había pertenecido a la Alianza
Libertadora Nacionalista. 36
De acuerdo con los resultados de la elección del 14 de marzo
de 1948, el peronismo consiguió 41 de las 63 bancas en disputa.
Un análisis detenido de estos legisladores electos
permitirá, suponemos, apreciar la fuerte racionalidad política que presidió la
articulación de los cuadros dirigentes peronistas de la provincia de Buenos
Aires.
En la ocasión, resultaron electos 13 senadores y 28
diputados provinciales por ese partido.
La "ruptura" en el personal político fue una de las
características que el peronismo emergente trajo consigo; tal como señalaron
diversos autores, el ascenso a los principales cargos públicos de personas sin
experiencia en las funciones gubernativas fue la nota predominante en 1946.
37
Por contraste, lo acontecido tras las elecciones que estamos analizando
podría interpretarse como una suerte de "continuidad en la ruptura",
al menos en lo que al peronismo concierne (la situación en el partido radical,
como se verá, parece diferente): de los 41 legisladores electos en 1948,
entonces, se aprecia que 10 de ellos acreditan experiencia en el cargo,
renovando de este modo su mandato (seis provenían del laborismo y cuatro de la
Junta Renovadora); 38 por su parte, 7 habían sido candidatos a la
legislatura en 1946 (5 por la JR, 2 laboristas), 39 en
tanto 7 registraban actuación como comisionados municipales. 40
Si a estas personas se adicionan otros 10 dirigentes que provienen
directamente de la interna partidaria, 41 parece suficientemente claro que la
renovación del cuerpo parlamentario provincial, en lo que al peronismo
concierne, tuvo una mínima dosis de aleatoriedad.
Se trata de personas que, o bien muestran una cierta pericia en
actividades gubernativas (en este caso, quienes venían actuando como
legisladores o comisionados municipales), o bien exhiben una continuada
actividad militante, ciertamente desde 1946 en adelante.
Pero no parecen existir pruebas que estas personas no fueran
"dirigentes", sino "trepadores", "obsecuentes" u
otros calificativos por el estilo; más bien, lo que esta aproximación permite
afirmar es justamente lo contrario: que estos cuadros dirigentes del peronismo,
verdaderas "terceras líneas" de la organización partidaria, eran sin
duda personas capaces de representar en los cuerpos colegiados provinciales los
intereses o ideales que el peronismo defendía.
En la misma fecha de los comicios para elegir legisladores
provinciales se desarrolló la elección de intendentes municipales.
Del total de intendentes peronistas electos (100), se ha
podido visualizar los antecedentes políticos de 54 (véase el Apéndice 2).
La siguiente tabla lo especifica:
En esta relación se ha considerado el antecedente más
inmediato a la elección (algunos comisionados, por ejemplo, participaron en la
interna, en tanto otros habían sido candidatos en 1946).
Como puede observarse, en este caso la actuación como
comisionado municipal ha sido una referencia decisiva para la posterior
candidatura al cargo comunal.
Por su parte, como la argumentación anterior viene resaltando, la
performance en la interna partidaria fue otro elemento decisivo; en este caso,
13 habían triunfado en ese comicio, 4 encabezaron listas únicas y sólo 1 había
sido derrotado. 42
Queda claro, nuevamente, que la legitimación como dirigente producida
en la elección interna era otro elemento "anotado" para futuras
candidaturas.
En todos los niveles de cargos fueron integrantes de las
listas peronistas personas sobre las que no se cuenta con referencias sobre su
trayectoria política previa.
Es difícil, ciertamente, realizar afirmaciones
desprejuiciadas acerca de ellas.
En el caso del peronismo, parece que en demasiadas oportunidades se
supone que si el individuo en cuestión no fue sindicalista, o si no tuvo una
actuación mínimamente relevante en algún partido como el radical o el
socialista, debe tratarse de "conservadores" que deciden aprovechar un
espacio escasamente estructurado con la finalidad de mantener su amenazada
dominación.
Sin embargo, una posibilidad menos considerada, pero probablemente más
ajustada a la realidad, sería que personas sin actividad política pública - en
el contexto del fraude permanente de la "década infame" - hubieran
apreciado la emergencia del peronismo como el canal apropiado para volcar
convicciones políticas que los partidos "tradicionales" no podían
contener o representar.
Y ésta era, indudablemente, la imagen que los noveles
dirigentes peronistas tenían de ellos mismos, tal como los siguientes términos
de un senador provincial condensadamente expresan:
Yo he venido a este Recinto traído por el pueblo de Buenos Aires y
traído por una revolución, porque tengo como una de las características
sustanciales de mi corta vida política, el de sostener que yo no tengo historia
política, que nací a la vida pública con la Revolución y con este movimiento
que sigue a Perón. 43
………..
Ello sin embargo, no invalida la comprobación principal: no
puede seguir pensándose al Partido Peronista como una maquinaria burocrática o,
peor aún, como una agencia estatal, sino como una verdadera organización
política autónoma con respecto al Estado.
Pero cabría preguntarse: ¿fue el “caso” bonaerense una anomalía en la
estructura interna del peronismo?
¿Se trató solamente de una excepción?
En el Congreso del Partido Peronista realizado en diciembre
de 1949, el sr. Garaguso, refiriéndose a las recientes elecciones internas,
señaló que:
[...] este hecho es auspicioso, porque lógicamente
es el paso inicial en toda la República, para que todos los distritos
electorales elijan sus propias autoridades por el voto directo de sus
afiliados, y así paulatinamente, esperemos los peronistas, que se irá
perfeccionando la organización partidaria, se irán seleccionando a los hombres
que merezcan el honor de ser dirigentes de su partido, y de poder representarlo
en los cuerpos colegiados nacionales, provinciales y municipales.”58
La posibilidad que los peronistas hubieran intentado, o al
menos planteado como alternativa, “perfeccionar” la organización partidaria no
suele ser siquiera pensada, en tanto el preconcepto general (subyacente en
diversas interpretaciones) tiende a observar la acción política del peronismo
en su primera época, como una tentativa por imponer crecientemente un “plan”
autoritario o totalitario previamente diseñado.
Pero si intentamos observar las acciones políticas de
aquellos tiempos no como la plasmación inevitable de un modelo político
existente en una mentalidad militar deseosa de regimentar a la ciudadanía, sino
como un conjunto de alternativas y posibilidades que los actores -por acción u
omisión- contribuyeron a perfilar, las respuestas no pueden ser categóricas.
En este sentido, la argumentación del interventor bonaerense
citada previamente no parece haber sido mera retórica partidaria.
………….
La extracción social de los dirigentes peronistas parece
confirmar, por una vía distinta, las diversas opiniones que subrayan el
policlasismo de aquella fuerza política.
En realidad, no parece para nada irrazonable suponer que
los individuos "ven" los problemas políticos o sociales en formas
diferentes, según la plataforma en que se encuentren ubicados en la pirámide
social.
Por lo tanto, sería bastante probable que aquellos
dirigentes peronistas vinculados a las clases populares (no tanto por opción,
según defienden los teóricos de los "intelectuales orgánicos", sino
por pertenencia vital) hayan impulsado tales puntos de vista en las diversas
instancias estatales en las que se encontraron insertos, quizá con mayor
relevancia en los órganos legislativos.
Éste fue, en nuestra opinión, el punto clave que hizo la
"diferencia específica" entre el peronismo y los otros partidos; más
precisamente, entre el peronismo y aquellos otros partidos que tuvieron - o
podrían tener - responsabilidades gubernativas. 55
La comparación aquí efectuada con los integrantes del
Partido Radical es suficientemente explícita al respecto; cualquier
contrastación con épocas previas no haría más que ahondar las distancias. 56
Consideraciones finales
Las elecciones de marzo de 1948 ofrecen una perspectiva
adecuada para observar la conformación de la elites políticas en la provincia
de Buenos Aires.
La dirigencia peronista parece mostrar, en un momento que ya
no es el de los "orígenes", un proceso de consolidación, donde las
vocaciones políticas emergidas hacia 1945/46, y posteriormente, han debido
revalidarse tanto ante la afiliación partidaria como en la adquisición de
experiencia gubernamental en distintos niveles.
En ambos casos, el equilibrio observado entre las personas
provenientes de las fuerzas principales de la coalición peronista originaria
(laborismo, junta renovadora) - aunado a ese canal siempre renovado de
reclutamiento político que constituyó el cargo de comisionado municipal -
destaca como una de las características principales del peronismo bonaerense.
Es probable que la integración de estos elementos en una organización
unificada sufriera menores fricciones que las registradas en otras provincias
en virtud de la legitimación otorgada por los impecables comicios internos.
Adicionalmente, puede destacarse que la estructura interna
del Partido Peronista no parece mostrar, en su fase embrionaria, los marcados
ribetes "verticalistas" que se le atribuyen: es digno de atención el
hecho que los afiliados eligieran sus conducciones partidarias locales.
En relación a la Unión Cívica Radical, puede afirmarse que
en el bienio 1947-1948 fue cuando su dirigencia política se vio abruptamente
renovada, en virtud de la contundente victoria del movimiento de intransigencia
y renovación en los comicios internos.
En particular, en aquel segmento de la dirigencia política que nos
hemos concentrado en mostrar (los candidatos a cargos electivos), el
radicalismo provincial no parece haber considerado un elemento de interés, al
instante de conformar sus listas de candidatos, la adquisición de experiencia
parlamentaria, sino que priorizó la pertenencia a la "intransigente"
corriente triunfadora.
Con todo, resulta evidente que el "unionismo", aunque en
declive, no era una mera cúpula de dirigentes enquistados en la conducción
partidaria, 57 sino una línea con apoyo entre los afiliados
del partido.
Por último, la aproximación intentada en torno a la
extracción social de los dirigentes políticos de ambos partidos subraya la
notoria distancia que separa a peronistas de radicales, en particular en lo
concerniente a la integración de elementos provenientes de los "sectores
populares" entre los cuadros de la dirección político/partidaria.
Incluso al nivel de la dirigencia política, el peronismo mostraba un
evidente policlasismo, mientras el radicalismo preservó una pauta más
tradicional de reclutamiento dirigencial entre individuos de las clases medias
profesionales.
…………………
En el arduo proceso de organización unificada del Partido Peronista destacan
entonces, por su importancia intrínseca, las elecciones internas llevadas a
cabo el 21 de setiembre de 1947, caracterizadas en el espacio bonaerense por
una inmensa movilización partidaria, cuyos componentes pluralistas y
participativos probablemente no tuvieran parangón con lo sucedido en el
conjunto de las provincias argentinas 28
En la elección interna, los afiliados peronistas debían elegir a los
delegados al Congreso Constituyente del partido (que se realizó el 1º de
diciembre de 1947), cuyo número era igual al de los electores presidenciales 29; en
el caso bonaerense, se trató de 88 delegados.
Pero simultáneamente, el formato organizativo de la elección en Buenos
Aires presentó una radical novedad, que avanzaba hacia una estructura
representativa de la conducción partidaria.
En efecto, los peronistas bonaerenses elegían también las autoridades
de 120 Consejos Directivos locales, es decir que en cada uno de los municipios en
que se dividía administrativamente la provincia emergería una conducción
política electa por los afiliados 30
Las situaciones locales no fueron homogéneas; así, los
electores debieron optar por concurrir a votar una lista única, o bien a elegir
entre varios candidatos.
De todos modos, la concurrencia fue imponente: en total participaron
más de cien mil personas 31.
31 Con los incompletos datos electorales que suministra La
Nación, 23-24/9/47 hemos computado 109.000 votantes.
Según el diario La Capital, de Mar del Plata (3/10/47), los
mismos ascendieron a 147.000.
En ese verdadero “test”, las personas que actuaban entonces como
dirigentes políticos del peronismo debieron validar -o revalidar, según el caso-
su condición ante la masa afiliada.
………………
Diversos autores han sugerido que las elecciones internas de
1947 fueron las únicas efectivizadas por el Partido Peronista 36
Sin embargo, el caso bonaerense no se ajusta a esa pauta,
tal como veremos a continuación.
Hacia finales de 1949, la intervención partidaria convocó a elecciones
internas en todos los distritos de la provincia, en los cuales los miembros del
partido elegirían conducciones locales y delegados al Congreso Provincial.
Los comicios se realizaron el 18 de diciembre, en todos los municipios
-con excepción de uno 37
Nuevamente, los peronistas tuvieron la oportunidad de optar,
dependiendo de la situación local, entre votar por una lista única o elegir
entre varias.
Nuevamente, también, la participación popular resultó impactante:
alrededor de doscientos mil afiliados concurrieron, según estimaciones de los
observadores 38
Tal como ocurriera en la primera elección interna, los
peronistas renovaban 120
Consejos Directivos locales.
Las carencias en la información suministrada por la prensa
de la época nos impiden afirmar con precisión en cuáles de ellos hubo listas
únicas, y en cuáles no.
Pero una vía aproximada, para evaluar si se trató de elecciones
“competitivas”, consiste en observar en cuantos distritos la presidencia del
Consejo Directivo cambió de manos.
Hemos determinado la conducción emergente de 113 situaciones locales
39; en
63 de ellas la elección recayó en una persona distinta de quien la ostentaba en
1947.
Por su parte, en 50 distritos la presidencia partidaria permaneció
inmodificada.
¿Indicaría este último hecho que la “democracia interna” era una mera
fachada?
Dicho en otros términos, podría preguntarse si, para una
parte más o menos variable de los dirigentes peronistas, la elección interna
habríase mostrado como el escenario propicio para la retención de prácticas políticas
“tradicionales”: la de los “hombres fuertes” en sus respectivos distritos,
quienes, merced a los favores y pequeñas habilidades de las habitualmente
denominadas relaciones clientelares, sustentan su base local de poder político,
verdadera plataforma para aspiraciones superiores.
Desde luego, esta fue una posibilidad muy real, y parecen
caber pocas dudas que en diversos lugares así aconteció.
En particular, algunos dirigentes peronistas parecen haber
desarrollado una singular habilidad para articular listas únicas, y presidir de
ese modo el Consejo local en las dos elecciones internas 40
Con todo, no parece haber sido ella la situación más común; la
competencia entre dirigentes por obtener la conducción partidaria parecen
revelarla, tanto los 63 Consejos locales que modificaron su presidencia, como
el hecho que, de aquellos 50 que hemos visto permanecieron en las mismas manos,
al menos en 12 de ellos hubo más de una lista compitiendo 41
………….
"La
manera en que se reparten las cartas, así como los resultados de las
diversas partidas que se juegan en la fase originaria de una organización y en
los momentos inmediatamente posteriores", ha sostenido Panebianco, "continúan
en muchísimos casos, condicionando la vida de la organización a decenios de
distancia [...] los resultados de las primeras "partidas" o,
dejando la metáfora, las opciones políticas cruciales puestas en práctica
por los padres fundadores, las modalidades de los primeros conflictos por el
control de la organización, y la manera en que éstas se consolidan, dejarán una
impronta indeleble.
Pocos
aspectos de la fisonomía actual así como de las tensiones que se desarrollan
ante nuestros ojos en muchas organizaciones, resultarían comprensibles si no
nos remontáramos a su fase de formación" 55.
Elites políticas en la provincia de Buenos Aires: peronistas
y radicales en las elecciones de 1948
Oscar H. Aelo, Universidad Nacional de Mar del Plata
INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO
Formación y crisis de una elite dirigente en el peronismo
bonaerense, 1946-1951.
Oscar H. Aelo,
Historiapolitica.com
Sobre los Orígenes del Partido Peronista. Notas
Introductorias
María Moira Mackinnon.
Historiapolitica.com
Abu,ud tiene menos vergüenza que un stripper..
ResponderBorrares como discutir sobre el seso de los angeles, si las paso no se hacen.
ResponderBorrarUds. seguro que son partisanos del Polones o los manda Pomelo
ResponderBorrarEn Moron desde 1999 lo someten a Manolo a toda clase de vejamenes y nadie del Gobierno hace nada!
no hay nadie de los derechos humanos para ayudarlo y los de La Charlotte se van a Puerto Madero en vez de transitar el territorio de Su Querido Conurbano
dejenlon en paz a Manolo, que recuperó la sonrisa, que esta feli, ayer en el baño de Trilenium convenció a los contratados de Adrian Perez de que lean sus papers
lo calificaron de "Oraculo", de "Pitia Cornubanal"
es un Profeta que esta encontrando sus seguidores
Buena.
ResponderBorrarPor eso digo a su vez: o estamos ante algo "nuevo" o estamos ante "lo mismo de siempre". Las dos cosas... no.
Abrazo
cortala Polones, vos no escuchas a la gente como Manolo, que la escucha por La Red
ResponderBorrar