La contabilidad tuvo que desarrollar un concepto nuevo para incorporar
a los balances económicos del patrimonio de una organización el valor de marca,
el conocimiento que desarrolla una organización y el crecimiento debido al
resultado de investigaciones.
Un activo es un recurso controlado por la entidad del que pudo y puede
obtener beneficios económicos.
En el lenguaje contable el término intangible se emplea con un sentido
restringido para aquellos activos que producen beneficios parecidos a los que
producen los bienes de uso o de renta y que no pueden materializarse
físicamente.
Se emplean en las actividades principales de la entidad (en la producción,
en la gestión comercial o bien en la administrativa) o son contratados a
terceros.
Asimismo, su capacidad de servicio no se agota ni se consume en el
corto plazo y mientras se usan no se transforman en otros bienes ni están
destinados directamente a su venta.
Los activos intangibles pueden ser: las marcas, la identidad
corporativa, la comunicación institucional, la imagen, el reconocimiento de los
stakeholders y la reputación de una organización; el conocimiento comercial,
operativo, científico o tecnológico, la propiedad intelectual, patentes y
derechos de comercialización; las licencias, concesiones y derechos de autor;
la cartera de clientes y la forma de relacionarse con ellos, entre otros.
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