La historia nos enseña que se puede tener el conocimiento teórico y practico, pero son las restricciones las que plasman el avance tecnológico.
Heron de Alejandría en su Spiritalia seu Pneumatica, describe las maquinas conocidas en el siglo I DC, entre ellas las de vapor.
Uno de los grandes misterios históricos es porque no aprovecharon estos conocimientos para comenzar un desarrollo industrial.
La razón es la abundancia de mano de obra esclava, el Imperialismo Romano proveía al mercado grandes cantidades de “ganado menor” con sus conquistas.
Recién en los siglos II y III, comenzaron a utilizar la energía hidráulica en las zonas marginales, Galia e Hispania.
El Imperio había pasado a la defensiva, impidiendo la “cosecha” de cautivos.
En la Inglaterra del siglo XVIII, los blacksmith tenían problemas, escaseaba el combustible; el Almirantazgo se apodero de los mejores bosques.
Hasta ese momento el sistema más eficiente era el que hoy llamamos sueco.
Se utilizan las maderas nobles, no solo como combustible de fragua, sino también como materia prima para los aceros de alta calidad.
Inglaterra estaba perdiendo la carrera de la tecnología naval.
Francia, con sus Academias producía los buques más veloces y eficientes.
Holanda, el competidor comercial, convirtió el Mar Báltico en un lago holandés.
La única fuente masiva de madera accesible para los ingleses era Arkhangelsk, con el inconveniente que Pedro el Grande decidió construir un astillero, para agregar valor a lo exportado.
Ante esta situación, el Almirantazgo utilizo la figura medieval de “Bosques del Rey”, cualquiera que fuera encontrado cazando o cortando un árbol seria ejecutado en el acto.
Los herreros se vieron obligados a usar “carbón de piedra”.
Las minas se inundaban, cuando las bombas utilizadas llegaron a su límite de potencia no quedo otra alternativa que utilizar las “maquinas de Newcomen”.
Como vemos una restricción de recursos estratégicos para la Defensa Nacional, ayudo al nacimiento de la Revolución Industrial.
En el Japón milagroso de los 60 comenzaba el Toyotismo de Taiichi Ohno, la expansión de la industria automotriz se encontraba con una restricción del MITI.
En Europa, Alemania cubría su necesidad de mano de obra con los “trabajadores invitados”; españoles, italianos, yugoeslavos y turcos.
El gobierno japonés no estaba dispuesto a crearse problemas raciales.
La inmigración de coreanos, taiwaneses y filipinos era posible, pero deprimirían los salarios, alterando la paz social.
Los Chiflados han tratado el tema de los trabajadores inmigrantes acá.
El MITI comprendía la necesidad de las empresas, estaba dispuesto a ayudar a resolver los problemas, pero sin costo social.
Entre las soluciones se encontraban la creación de fábricas en los países de mano de obra barata, con una cultura compatible con las normas japonesas.
Otra de las alternativas era robarse empleados, como en Estados Unidos.
Para Ohno y Toyota era inaceptable, minaba el fundamento de su sistema.
En ese entonces George Devol vendió su primera Unimate a la General Motors, que fue instalada en la plata de Trenton, New Jersey.
Al igual que los romanos, la mano de obra abundante convertían a estos “chiches” en objetos de prestigio, “Miren que moderno que somos”.
Cuarenta años mas tarde las restricciones del gobierno japonés nos llevan a esta realidad. “The number of installed robots has grown faster and faster, and today there are more than 800,000 worldwide (42% in Japan, 40% in the European Union and 18% in the USA).[29]”
http://en.wikipedia.org/wiki/Robot#Increased_productivity.2C_accuracy.2C_and_endurance
Dedicado al Lobo Estepario y Luz Mala, con su coreano iconoclasta.