El Remisero radical escupe rayos y culebras contra el
intendente electo, más que esperar un cargo o una prebenda por la desinteresada
militancia en la cruzada purificadora, se conformaba con un abrazo agradecido.
Hay balotaje y no comprende porque no lo atienden.
¿Tan seguros están de su repulsión al autoritarismo vernáculo?
Siente en el fondo de las entrañas que todo esto puede
terminar en un desastre.
Sensación compartida con los correligionarios que juntan
orina en las antesalas, a la espera de las migajas que caigan de las mesas de negociación.
A menos de un mes de asumir y los organigramas permanecen
vacios.
¿Si nadie tiene idea quienes serán los responsables, como harán
para comprender las problemáticas a resolver?
Porque no solo se trata de cobrar el sueldo de funcionario, también
se debe atender a los vecinos para darles respuesta.
Un chusco de los que nunca faltan, asegura que ya existe un
precontrato para tercerizarlo con un call center paraguayo o boliviano.
Por los costos y la eficiencia, ¿vistes?
Se rasca el pelambre, porque le es inimaginable que dé desde
Paraguay o Bolivia puedan resolver el problema del bache o la basura.
La duda le pega otro mordisco lacerante en las tripas, por más
que lo quiera negar el vivió en primera persona los 80 como adulto; y los 60
como jovenzuelo que militaba por la laica.
¿Tan seguros están de su voto?
No sabe la respuesta, pero si de algo está seguro, por experiencia
de toda la vida; es que la mierda peronista vendrá al rescate si todo estalla
en llamas.
Frente a su rostro acojonado, le miento descaradamente con
una falsa sonrisa.
“Seguro Arturo, nosotros siempre estamos”.
Me bajo del auto pensando
que a seguro se lo llevaron preso.
Morón, la isla de la fantasía del oeste.