“Huir, sí, pero mientras se huye, tomar un arma”
(Deleuze-Parnet, 2004; p. 154).
Huir, que no es lo mismo que escapar.
Atacar, siempre, al poder.
Destruir lo dado para crear algo nuevo.
It’s tempting to argue
that the economic failures of recent years prove that economists don’t have the
answers.
But the truth is
actually worse: in reality, standard economics offered good answers, but
political leaders — and all too many economists — chose to forget or ignore
what they should have known.
The story, at this
point, is fairly straightforward.
The financial crisis
led, through several channels, to a sharp fall in private spending: residential
investment plunged as the housing bubble burst; consumers began saving more as
the illusory wealth created by the bubble vanished, while the mortgage debt
remained.
And this fall in private spending led,
inevitably, to a global recession.
“El ajedrez es claramente una guerra, pero una guerra
institucionalizada, regulada, codificada, con un frente, una retaguardia,
batallas.
Lo propio del go, por el contrario, es una guerra sin línea de combate,
sin enfrentamiento y retaguardia...
Otra justicia, otro movimiento, otro espacio-tiempo”
(Deleuze y Guattari: 2007; p. 361).
Conjurar los equivalentes del AE en los colectivos militantes; esa es
una enseñanza importante que podemos tomar de estas reflexiones.
Porque no se trata (solamente), de evitar que en un futuro (de
producirse) la revolución degenere.
Se trata, también -y sobre-todo- de combatir hoy los dispositivos a
través de las cuales un sector del movimiento se especializa al punto de
constituirse en un aparato separado de sus pares (cuestión que no tiene por qué
implicar negar las mediaciones: ¡los nómades tenían jefes –insisten– pero eran
más parecidos a un líder o una estrella de cine que a un hombre de poder!).
Conjurar, entonces, las formas cotidianas de clasificación, de
jerarquización, de promoción de la división entre trabajo intelectual y manual;
o dicho en otras palabras: de las lógicas que profundizan la diferencia entre
gobernantes y gobernados.
At that point
governments needed to step in, spending to support their economies while the
private sector regained its balance.
And to some extent
that did happen: revenue dropped sharply in the slump, but spending actually
rose as programs like unemployment insurance expanded and temporary economic
stimulus went into effect.
Budget deficits rose,
but this was actually a good thing, probably the most important reason we
didn’t have a full replay of the Great Depression.
But it all went wrong
in 2010.
The crisis in Greece
was taken, wrongly, as a sign that all governments had better slash spending
and deficits right away.
Austerity became the
order of the day, and supposed experts who should have known better cheered the
process on, while the warnings of some (but not enough) economists that
austerity would derail recovery were ignored.
For example, the
president of the European Central Bank confidently asserted that “the idea that
austerity measures could trigger stagnation is incorrect.”
Well, someone was
incorrect, all right.
“Las organizaciones de izquierda no son las últimas en segregar sus
microfascismos.
Es muy fácil ser antifascista al nivel molar, sin ver al fascista que
uno mismo es, que uno mismo cultiva y alimenta, mima, con moléculas personales
y colectivas”
(Ibídem; p. 219).
En fin: gestar dinámicas performativas, imperceptibles desde el punto
de vista de la macropolítica estatal; partiendo de la realidad y no de un
modelo ideal a alcanzar.
Saber diferenciar las apuestas propias de las lógicas de la coyuntura,
interviniendo, sí, no diciendo: “tenemos otros tiempos a los de la coyuntura”;
no quedándose en la pura micropolítica, como quien se queda regando sus flores
en un pequeño jardín.
The really bad news is
how few other players are doing the same.
European leaders,
having created Depression-level suffering in debtor countries without restoring
financial confidence, still insist that the answer is even more pain.
The current British government,
which killed a promising recovery by turning to austerity, completely refuses
to consider the possibility that it made a mistake.
And here in America,
Republicans insist that they’ll use a confrontation over the debt ceiling — a
deeply illegitimate action in itself — to demand spending cuts that would drive
us back into recession.
The truth is that
we’ve just experienced a colossal failure of economic policy — and far too many
of those responsible for that failure both retain power and refuse to learn
from experience.
Por todo esto, es que podemos considerar a la máquina de guerra, al
Movimiento, como perverso y polimorfo, ya que no se remite a una única norma ni
a una forma fija y premoldeada: de allí que sea más que un modelo un
antimodelo, que apuesta por la experiencia creativa.
Cabe suponer que las masas están condenadas al uso del
sentido común.
Forzadas a replegarse (Huir...) ante la irrupción militar, se
están replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado (…pero mientras se huye, tomar un arma) y la
dirección del peronismo se ha visto subrayada por el gorilismo del gobierno.
En suma, las masas no se repliegan hacia el vacío, sino al
terreno malo pero conocido, hacia relaciones que dominan, hacia prácticas
comunes, en definitiva hacia su propia historia, su propia cultura y su propia
psicología, o sea los componentes de su identidad social y política .
Suponer, como a veces hacemos, que las masas pueden
replegarse hacia el montonerismo, es negar la esencia del repliegue, que
consiste en desplazarse de posiciones más expuestas hacia posiciones menos
expuestas; y es merecer el calificativo de idealismo que a veces nos aplican
hombres del pueblo.
For an economy is not
like a household.
A family can decide to
spend less and try to earn more.
But in the economy as
a whole, spending and earning go together: my spending is your income; your
spending is my income.
If everyone tries to
slash spending at the same time, incomes will fall — and unemployment will
soar.
So what can be done?
La inteligencia (del
latín intellegentĭa) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar
información y utilizarla para resolver problemas.
El Diccionario de la
lengua española de la
Real Academia Española define la inteligencia, entre otras
acepciones como la «capacidad para entender o comprender» y como la «capacidad
para resolver problemas».
La inteligencia
parece estar ligada a otras funciones mentales como la percepción, o capacidad
de recibir información, y la memoria, o capacidad de almacenarla.
Aprehendemos, ergo existimos….
Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005
Espasa-Calpe:
*aprehender
-apresar, prender, agarrar, pillar, enganchar,
aferrar, sujetar, detener, asir, atrapar, capturar, coger, prensar, aprisionar
-captar, asimilar, percibir, comprender,
entender, concebir, distinguir, imaginar, interpretar, discernir
Fuente del texto en negrita y cursiva, Mariano Pacheco, hacer
clic aquí para su blog.
Fuente del texto en letra sin negrita ni cursiva, Rodolfo
Walsh,
hacer clic aquí.