Un espectro
recorre LAS Españas, las Taifas Morunas desafían al Centralismo Borbónico.
El mostoliano
“Nosotros
los Pueblos”, dando la cara a gabacho “…l´etat c´est moi”.
No se trata
de Derechas e Izquierdas, sino de las más cruda y dura Supervivencia política y
cultural.
Carl Schmitt citando
a Lope de Vega; “Todos a una, como en Fuente Ovejuna”.
Que se
puede esperar de una tradición retrograda, según los Ilustrados Iluministas,
como la “Castiza”.
Que exalta la
“Cultura” de Motines y Rebeliones, de las Lolas y Manolos, hacer
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Lo “desvertrebado”
que respondió a la “Mission civilisatrice” de la Revolución Francesa
con la Guerrilla
telúrica.
Encumbrando
a “Empecinados” y “Carmenes”; Militarotes que ascienden desde las Ciénagas y
Hembras desvergonzadas orgullosas de su Carnalidad.
A pesar de
los esfuerzos para demoler los Pirineos, para dejar de ser África, descubren
azorados que debajo de ellos esta el Atlántico.
México,
Venezuela, Bolivia o la
Argentina ; terminan siendo mas similares que Gran Bretaña,
Alemania o Suiza.
El sueño de
los lotófagos financieros ha terminado, ahora llega la “intifada de navaja y
macetazo”, hacer
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El “huevo
de la serpiente” del “Mito populista”, que desafía a la Modernidad , eclosiono
en los primeros días de Mayo de 1808.
El 2 de Mayo, un
pueblo ingenuo e ignorante se batió en Madrid sin orden y solo, abandonado por
su rey, por su Gobierno, por su Ejército y por las clases acomodadas, que se
quedaron mirando desde los balcones, suspicaces, a aquella turba que
trastornaba el orden público, y luego respiraron aliviados -lo cuentan testigos
irreprochables como Alcalá Galiano- cuando la tranquilidad volvió a las calles.
En aquella ciudad de
170.000 habitantes sólo tomaron de verdad las armas tres o cuatro mil hombres,
mujeres y niños.
La lista de 413
muertos y 160 heridos prueba que la mayor parte de quienes pelearon
desempeñaban oficios humildes: jornaleros, albañiles, panaderos, criados, mozos
de caballos, aguadores, empleados, dependientes, chisperos, desertores,
rufianes, putas, manolas: pueblo bajo que ese día salió a pelear, no movido por
conspiraciones rocambolescas, sino porque había franceses a tiro de navaja, y
la gente estaba harta de que se pasearan por Madrid como por su casa.
El 2 de Mayo sólo fue
un día terrible de cólera local.
Una intifada de puñal,
trabuco y macetazo; no un día de patria, nación y libertad.
Todo eso vino después,
a partir del 3 de Mayo y de la torpe y brutal represión francesa; cuando la
nación entera se alzó en armas, en una guerra despiadada que cambió la historia
de Europa.
Algo que quienes
lucharon y murieron el 2 de Mayo en las calles de Madrid no habían imaginado
siquiera.