Las dos últimas décadas fueron un frenesí de despojamiento y/o vaciamiento político.
Comenzó con la transformación de los dirigentes en referentes u operadores.
Donde la militancia se manejaba con la chequera más que con ideología y línea política.
Las rondas de consulta se reemplazaron con focus groups y encuestas.
No para averiguar lo que se tenia que corregir, solo para responder adecuadamente en lo discursivo.
La estética y la postura eran más importantes que la trayectoria y antecedentes.
La categoría de “impresentable” se convirtió en una descalificación.
Los modales y las formas imponían su dictadura, la anorexia conceptual.
El FREPASO, que nació como anticuerpo peronista ante el menemismo, llevo hasta las ultimas consecuencias “el medio es el mensaje”.
No hacia falta el baño de multitudes para conseguir la comunicación corporal.
Ese rebote del silencio o los rostros disgustados.
Bastaba con negociar los espacios en los medios.
Toda la parafernalia de locales, militancia, reuniones de discusión política eran una carga.
Se apelaba al oyente, el que no tiene voz ni voto.
Pero existían dos inconvenientes graves.
El primero, hay que contar los porotos.
Fiscalizarlos con seres humanos.
En nuestro sistema para cubrir al país necesitas movilizar el 0.3 % del cuerpo electoral.
No es un porcentaje grande, 3 de cada 1000.
Digamos unas 100.000 personas a convencer y organizar, las fuerzas policiales de todo el país deben andar por ese número.
Un ejército, que como las legiones hay que mantener ocupados en tareas publicas mientras no hay elecciones.
Que además se sienten con el derecho de opinar y refutar las tácticas y estrategias.
“El subordinado tiene la obligación de inspeccionar las ordenes, para corroborar que la superioridad no fue inducida a error”
“El que esta a cargo en el terreno, tiene la decisión táctica final”
Estas palabras de Balza le costaron su expulsión del Círculo de Oficiales, desmitificaban la Obediencia Debida.
Es mejor no tenerlos, se corre el riesgo del clientelismo.
La solución, el voto electrónico.
Así los Candidatos están liberados de las pesadas estructuras.
El segundo problema es la gestión.
Ya no tratamos con ciencias blandas: Psicología, Sociología, Marqueting, Comunicación, etc.
Enfrentamos las Tres Leyes de Newton, especialmente la tercera.
A toda acción corresponde una reacción...
Pobre De la Rua, era un gran Jurista, pero lo bocharon en Física básica.
Como en el Tit for Tat, “el agente se vengará ante cualquier deserción”
Su propia base social, la gente de Caballito y Flores, se le amotino en la Plaza de Mayo.
Pero como en el deporte siempre existe la revancha.
Primer gol, la imposibilidad de comunicarse mediaticamente, obligo a la Administración Nacional a refugiarse en los impresentables y despreciables restos del Movimiento Nacional.
Masas de Cuerpos sudorosos, que pasan su tiempo entre elecciones haciendo de “facilitadores” sociales y políticos.
Que te discuten a viva voz en los actos públicos, cantando sus lemas de combate.
Su marcha desafinada recuerda quien es el Heredero del Jefe.
Segundo gol, a pesar de todos los discursos y argumentos sobre la ventaja del voto electrónico, este es imposible sin autoridades de mesa y todos aquellos que preparan el recinto.
Además de limpiarlo y dejarlo en condiciones para el día siguiente, otras 100.000 almas como mínimo.
Otra multitud para organizar, encuadrar y conducir.
La pesadilla de los medios, la Gendarmería viéndose obligada a privar de su Libertad al primer votante que llega.
La Carga Publica, horror de los Autónomos Ciudadanos Libres, Dueños de su Destino.
El tercer gol fue el mas hermoso, en contra concientemente.
La Dra. Carrio es una mujer inteligente, sabe que no alcanza con los mensajes bien articulados.
Hay que ejecutar, gestionar, realizar; en suma tomar decisiones.
El decisionismo de Maquiavelo, Schmitt y Gramsci; tiene una tradición en la Argentina.
La peronista.
A ella en el momento decisivo, no le tembló la voz al decirlo.
"Soy una republicana con decisión peronista".
No le alcanzo para lograr su objetivo, pero fue suficiente como demoler el modelo.
No se puede hablar de Poder sin cuerpo
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