miércoles, 11 de junio de 2014

No queremos que nadie nos tema; queremos, en cambio, que nos comprendan.

Yo vine al país para unir y no para fomentar la desunión entre los argentinos.

Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia.

Yo vine al país para brindarle seguridad a nuestros conciudadanos y lanzar una revolución en paz y armonía y no para permitir que vivan temerosos quienes están empeñados en la gran tarea de edificar el destino común.

Yo vine para ayudar a reconstruir al hombre argentino, destruido por largos años de sometimiento político, económico y social.
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A todo ellos se suma la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el Pueblo Argentino que, en último análisis, será quien deba decidir.
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Compañeros: esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana.

Por eso deseo agradecerles la molestia que se han tomado de llegar hasta esta Plaza.

Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, me trae el mensaje que necesito.

Compañeros: con este agradecimiento quiero hacer llegar a todo el pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y para liberarlo.

Esas consignas, que más que mías son del pueblo argentino, las defenderemos hasta el último aliento.

Para finalizar, deseo que Dios derrame sobre ustedes todas las venturas y la felicidad que merecen.

Les agradezco profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo.

Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del Pueblo Argentino.