jueves, 1 de octubre de 2015

Sociología del embutido, lo kósher y lo trefá,



@ayjblog, ¿se acuerda de Roberto “el Gordo” Larrosa, que encontraron escondido detrás de un escritorio en Hacienda?

Los “expertos” actuales, tanto del Oficialismo como de la Oposición, siguen manteniendo el nivel de supina inopia de Larrosa.

La data en “bruto” está disponible, y con regularidad se publican desagregados que hasta un semianalfabeto como yo puede utilizar “políticamente”, más que “académicamente”.

Lo problemático tiene varios niveles.

--El primero es la “orientación” Word, cuando es necesaria la orientación Excel, por eso si los organismos “responsables administrativamente” no publican la data “precocinada”; quienes se plantean como “expertos” bartolean boludeces.

Como en el caso del “empleo público clientelizado de las masas ignaras”, ver Matías Di Santi de Chequeado.

“…seis de cada diez empleados públicos que trabajan en la Argentina lo hacen en las áreas de Educación, Salud y Seguridad…”

“El 44% de los empleados públicos cuenta con formación universitaria.

Si se suma a los que terminaron la secundaria o poseen estudios universitarios incompletos la tasa se eleva a ocho de cada diez personas; estas cifras corren el eje del debate hacia otro aspecto sustantivo: la calidad de los bienes y servicios púbicos que brinda el Estado”.

“…los trabajadores del sector público tienen un promedio de catorce años de estudio, mientras que en el sector privado formal tienen doce y en el informal, diez”.

“…la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (17%) y las provincias de Tucumán (16%), Santa Fe (15%), Córdoba (13%)  y Buenos Aires (13%) son las jurisdicciones con menor participación de empleo público sobre el total”.

Datos que son una patada en los huevos a los “relatos” del sentido común vigente, tanto de voceros mediáticos y partidarios, como académicos; y de estos últimos resaltan los de orientación económica.

--El segundo problema radica en que, con las excepciones de la CABA y la PBA, la “cartografía inmobiliaria” esta al mismo nivel de Grecia; o sea no existe un empadronamiento “consistente”.

El caso de Grecia viene a cuento, ya que la Comunidad subvenciono en millones de euros varios “estudios” para disponer de un “catastro” moderno.

Córdoba por ejemplo, y no es la única provincia, ni siquiera tiene en claro las delimitaciones de comunas y municipios.

O sea; hay zonas donde se superponen responsabilidades, con los conflictos consecuentes, y otras que son agujeros negros que no responden a nadie.

--La tercera cuestión, que es la que más se quejan los nibelungos como AT; no existe una normativa que estandarice la data en soportes “amigables” para el mining.

O sea, no solo no son compatibles los soportes entre reparticiones federales; Nación, Provincias y Municipios y comunas; sino que puede ser peor, hay reparticiones que utilizan en sus publicaciones soportes que conviven a las trompadas en simultaneo.

Realizar correlaciones en nuestro país se parece a lo descripto por Sebastián Campanario.

“Gracias a herramientas modernas o a nuevos conocimientos en el campo de la econométrica, estudiosos se lanzan a la conquista de series que se remontan a siglos”

--Cuarta cuestión; nadie, pero nadie de nadie, en nuestro país quiere invertir tiempo y esfuerzo en estas cuestiones elementales para la gobernanza.

Sea por ignorancia, digital o deformación profesional, o sea por “intereses concretos y sonantes”, el desinterés predomina.

Lo de los nibelungos termina por resaltar en la chatura existente, porque lo toman mas como hobby personal que como producción académica; ya que los porongas de la Torre de Marfil son acérrimamente “cualitativos”.

Y a nivel de partidos políticos sobran los Duran Barbas y le echan flit a los Figuerola y Tresols; y así les va.

Todo lo que sea “relato y comunicación” es kósher y lo que sea “cuantitativo con corroboración en el terreno” es trefá.

El AlfonCinismo del 89, y el chachismo fernandino del 2001, solo se “responsabilizan” por “no saber comunicar correctamente”; o sea la culpa la tienen los boludos que les manifestaron en contra.

En los “debates digitales” del 2013, la “Cuestión de las Cloacas de La Matanza”; como el Censo del 2001 fue un desastre operativo, la correlación parecía indicar 1 de dos alternativas.

O los negros se habían afanado las cañerías, o existió un “éxodo” a la siria como en el Líbano; ya que la diferencia entre 2001 y 2010 era de de mas del 25% de habitantes.

A nadie del Oficialismo militante se le ocurrió, hasta que yo empecé a las puteadas en los foros y el blog, ir al terreno a corroborar los datos.

El INDEC anterior al Napia, o sea el Republicano kósher, había omitido por “errores administrativos” el despliegue y logística de recolección de datos en todo el segundo y tercer cordón del Conurbano.

Después se preguntan porque les va tan mal electoralmente.

PD “…ignorancia, digital o deformación profesional…”, merece un par de líneas aclaratorias.

Se puede recopilar cantidades enormes de data, como en el caso de los resultados electorales, pero si se desconoce las potencialidades de las herramientas existentes; se es un ignorante digital.

Si se tiene conocimiento de las herramientas, pero por el sesgo del mainstram no hay interés en explorar, y por lo tanto ni se tiene idea donde podría existir la información en bruto; estamos frente a la ignorancia por deformación profesional.

Ejemplo candente de estos días, la falta de fiscales, la Justicia electoral tiene TODA la data de las elecciones de los últimos 35 años hasta el nivel de mesa y local de votación.

Desde ya en diferentes tipos de soportes; desde biblioratos y microfilmaciones, pasando por flexibles de 5 ½, hasta archivos digitalizados compatibles con los portables.

Allí está la data no solo de los resultados sino de las autoridades de mesa y fiscales partidarios con sus datos en DNI.

Claro, es más fácil buscarlos en Facebook y Twitter, que rastrear la data de quienes tienen experiencia y se sintieron expulsados por el desinterés de las dirigencias; más preocupadas por abonar la pauta.

Es tan bestial la cantidad de data, que por ejemplo se puede “descular” las preferencias de sufragio de un ciudadano cualquiera que haya votado en las ultimas 20 elecciones.

Solo hay que cruzar el DNI con las mesas y sus resultados; aunque es cierto que hay aproximaciones mejores y peores.

En mi caso, que nunca me mude en estos 35 años, y por lo tanto siempre vote en la misma circunscripción electoral; hasta se puede realizar con un Excel familiar.

En fin @ayjblog, solo queda esperar alguien interesado en “financiar” una “beca”; seguro que sería más “productiva” que gastar en pautas.