¿Es posible ser más abstruso, extemporáneo y aburrido que
una declaración de CA?
Difícil, pero no por eso me voy a dar por vencido.
Con Uds. algo data que estará en el candelero político a
partir del fin de año; cuando quienes viven de analizar, semiológicamente, las
notas del Multimedios despierten del sopor provocado por el Opio de los
Peorgresistas.
Lo novedoso es la forma de votar del vasto
mundo de la pobreza, crecido en el Gran Buenos Aires y otros conurbanos en las
últimas décadas, nutrido de trabajadores desocupados, clase media empobrecida y
nuevos migrantes periféricos.
Aquí nadie imagina que pueda construirse la
vieja ciudadanía de los individuos.
Aquí el sufragio se produce; se está
produciendo, noche y día, todo el año.
……
Por encima, aparecen las estribaciones locales
de un Estado fragmentado.
Ya no podía desarrollar políticas universales,
pero era capaz de movilizar sus escasos recursos para acciones focalizadas y en
buena medida discrecionales, cuya expresión más conocida son las "obras
públicas" y los "planes".
…………
No da cuenta de los matices de una relación
compleja, siempre abierta y en proceso, en la que hay también independencia e
imprevisibilidad.
Cada persona pertenece simultáneamente a varios
colectivos, y su lealtad bascula entre ellos.
Los compromisos políticos son flexibles,
graduales y reversibles.
Los intercambios requieren no sólo una base
material, sino también sintonías de forma, tono y trato.
La gente no se entrega ni obedece, sino que
"acompaña".
Manejar todo esto requiere una enorme sabiduría
artesanal.
Nada es automático.
Todo es cambiante, y a la vez regular, como en
un caleidoscopio.
Al final, se traduce en votos, singulares,
cuantificables, acumulativos.
A veces, cambian los gobernantes.
Usualmente los ratifican.
“Son lo gorila, lo gorila son” según Artemio López; hacer
clic aquí.
A pesar de dicho descenso, la confianza
promedio que los argentinos expresan en la intendencia continúa siendo superior
a la confianza que expresan en la presidencia (la cual ha disminuido
significativamente de 46 a
33 puntos en los dos últimos años).
El Gráfico VII.3 ilustra esta comparación.
Este dato pareciera confirmar (al menos
parcialmente porque no tenemos información sobre la confianza ciudadana en las
gobernaciones) la hipótesis según la cual los individuos tienden a confiar más
en las instancias de gobierno que se encuentran más próximas a su vida
cotidiana.
Los intendentes de la región Patagónica seguidos por los del Noroeste y
Noreste son quienes gozan de mayor confianza, como se ve en el Gráfico VII.4.
Mientras que los ejecutivos municipales de las regiones Centro, AMBA y
Cuyo, en este orden, son quienes gozan de menor nivel de confianza ciudadana.
Cultura política de la democracia en Argentina, 2010:
Capítulo VII. Gobierno local
©LAPOP: Páginas 198/199
Conclusión
Este capítulo analizó las experiencias y percepciones de los ciudadanos
respecto de cinco factores que afectan el funcionamiento del gobierno local y
la relación que establecen los ciudadanos con las autoridades municipales: la
confianza en las intendencias, la participación en reuniones del municipio, la
presentación de solicitudes al municipio, y la satisfacción con la provisión de
servicios locales.
Además, el capítulo estimó el efecto de la participación cívica en el
ámbito local y la satisfacción con la provisión de servicios locales sobre el
apoyo a la democracia estable.
Comenzamos diciendo que el nivel de confianza
de los argentinos en sus intendencias es sólo superior al que expresan en
Trinidad & Tobago.
Adicionalmente, mostramos que solo uno de cada
veinte argentinos asiste a reuniones convocadas por la municipalidad, apenas el
15% dice haber presentado peticiones al gobierno local, sólo poco más del 10%
dice haber pedido alguna vez ayuda al intendente o a un concejal de su
municipio y la mayoría expresa una satisfacción prudente con la provisión de
servicios públicos por parte de las autoridades locales.
Esto es extraño teniendo en cuenta que el 90%
de los entrevistados que dice haber elevado un pedido al municipio obtuvo una
resolución favorable.
Analizamos luego los determinantes individuales de la participación de
los argentinos en el gobierno local e indicamos que quienes experimentan el
desempleo en sus hogares y perciben que la crisis económica es grave tienen una
probabilidad significativamente menor de asistir a reuniones convocadas por sus
municipios.
Por otra parte, quienes militan activamente en
política y quienes presentan peticiones también tienen una probabilidad mayor
de participar en reuniones del gobierno local.
En relación a quiénes son más proclives de
presentar una petición al municipio, los resultados indican que es
significativamente mayor entre los desempleados, los que participan activamente
en la política partidaria, los que viven en áreas rurales y los que asisten a
reuniones convocadas por su municipio.
Terminamos el capítulo analizando los determinantes de la satisfacción
ciudadana con los servicios locales y el impacto de la participación cívica
local sobre el apoyo a la democracia estable.
Los resultados sugieren que la percepción sobre
la severidad de la crisis económica, la confianza interpersonal, la confianza
en la intendencia y la asistencia a reuniones municipales afectan la creencia
en la democracia estable.
Cultura política de la democracia en Argentina, 2010:
Capítulo VII. Gobierno local
©LAPOP: Página 219/220
Conclusión
Este capítulo estudió en detalle el fenómeno de la protesta social en
Argentina.
Según datos del Barómetro de las Américas 2010,
comparativamente hablando nuestro país se ubica como el país más contencioso de
la región.
Asimismo, la proporción de argentinos que en el
último año protestó o se manifestó en las calles es mayor que la proporción que
acudió a alguna de las instancias estatales de resolución de conflictos tales
como elevar pedidos a legisladores, intendentes, concejales y funcionarios
burocráticos o participar de reuniones convocadas por el gobierno local.
Estas protestas y manifestaciones que en su
mayor parte son voluntarias, parecen ser eficientes en obtener respuesta a los
reclamos, se dirigen fundamentalmente a cuestiones económicas, interpelan tanto
al gobierno nacional como a los diferentes gobiernos provinciales, y gozan de
una considerable legitimidad ciudadana.
Incluso, los argentinos son tolerantes frente a
modalidades de acción “violentas” como el corte de calle o la invasión a la
propiedad privada.
Habiendo descrito las características generales del fenómeno, el
capítulo pasó a examinar los determinantes individuales de la participación en
protestas y manifestaciones.
En ese sentido, los factores de mayor impacto
son la participación en organizaciones civiles, la militancia
político-partidaria, el tamaño del lugar de residencia y la edad de los
entrevistados.
De especial interés teórico y empírico para
éste informe ha sido la relación positiva entre militancia partidaria y
protestas, lo cual a nuestro entender indica la interrelación y superposición
existente entre la política institucional y la no-institucional, dejando en
claro que no son arenas políticas mutuamente excluyentes.
Finalmente, el capítulo exploró el potencial efecto de la protesta
social sobre varias dimensiones de la democracia.
Los datos son elocuentes: en ningún caso la
protesta social está asociada con creencias y actitudes desestabilizadoras de
la democracia.
Contrariamente a nociones vagas de debilidad
institucional o amenaza sistémica, la protesta social en la Argentina democrática se
ha configurado como un vía cotidiana de actividad política colectiva y de
participación en procesos de diseño e implementación de política pública.
Cultura política de la democracia en Argentina, 2010:
Capítulo VIII. Protesta social
©LAPOP: Página 248
Conclusión
Este capítulo se concentra en examinar las experiencias y percepciones
de los argentinos con respecto a las instituciones y procesos electorales y la
compra de votos.
En primer lugar, encontramos que la confianza promedio de los argentinos
en las elecciones y la
Cámara Nacional electoral es la más baja del continente
después de la expresada por los nicaragüenses.
Se sostiene que las razones que podrían explicar este nivel de
desconfianza está relacionado con dos factores: la tecnología de votación y el
sistema de boletas utilizado en el país, y la administración de las elecciones.
Luego, el capítulo pasa a analizar el fenómeno del clientelismo y la
compra de votos.
Se sostiene que existen dos formas principales
de compra de votos: el ofrecimiento personalizado de bienes materiales, y la
asignación de recursos monetarios a través de programas de asistencia social
(en este capítulo, programas de transferencia condicionada de ingreso).
Respecto del ofrecimiento personalizado,
encontramos que el 18% de los argentinos, porcentaje sólo inferior al reportado
en República Dominicana y Bolivia, declaró haber recibido alguna vez una oferta
de compra (en dinero o bienes materiales) por su voto.
Éste, aunque imperfecto, es quizás uno de los
pocos indicadores existentes sobre el fenómeno de compra de votos, y muestra la
enorme magnitud de su incidencia.
Aun más, de las personas que recibieron una
oferta por su voto, el 10,7% decidió efectivamente venderlo.
Esta cifra, que incluso podría ser conservadora si tenemos en cuenta la
reticencia de los encuestados a confesar este tipo de comportamientos, podría
sugerir que cerca de 380.000 votos en las elecciones de 2007 podrían estar
viciados por este problema.
Igualmente encontramos que prácticamente la
mitad de los ciudadanos de las Américas que recibió una oferta de compra de
votos declaró sentirse menos inclinado a votar por el candidato o partido del
benefactor.
Este dato llama la atención sobre el efecto de
movilización negativo del clientelismo que, bajo ciertas condiciones, puede
inducir una pérdida de votos antes que un rédito electoral.
El capítulo continúa con un examen de los factores que hacen a ciertos
ciudadanos más proclives a recibir una oferta de un bien material por su voto.
Los resultados de los modelos de regresión
indican que no existe evidencia empírica que vincule la situación económica
adversa del entrevistado con una mayor probabilidad de recibir una oferta
material por su voto.
Sí encontramos, en cambio, evidencia de una asociación
positiva entre la participación en actividades políticas (participación en
política partidaria, participación en protestas y participación en
organizaciones civiles) y una mayor probabilidad a participar de un programa de
transferencia condicionada de ingreso.
Entre las características socioeconómicas y
demográficas de los encuestados, sólo la educación tiene un impacto negativo
estadísticamente significativo.
Así, a medida que los individuos tienen mayor nivel educativo decrece
la probabilidad de estar expuestos a prácticas de compra-venta de votos.
El capítulo termina con el análisis de las
transferencias condicionadas de ingreso.
Encontramos, en primer lugar, que los
determinantes más fuertes de la participación individual en estos programas son
el tamaño del hogar (en sentido positivo), la riqueza, la educación y la edad
(en sentido negativo).
Finalmente, encontramos que aquellos que
pidieron ayuda a un intendente o concejal de su municipio tienen una
probabilidad significativamente mayor de declarar participación en los
programas.
Cultura política de la democracia en Argentina, 2010:
Capítulo IX. Clientelismo y compra de votos
©LAPOP: Páginas 271/272
Los 10 primeros contienen el 20% de la población en nuestro país,
en 5 provincias, y la PBA tiene 6 municipios.
Los 20, son el 30%, 8 provincias; con los 2 principales
municipios de Santa Fe, mientras que la PBA tiene 12.
Los 30, el 40%, 11 provincias, S. Fe 2 y PBA 19.
Los 40, el 45%, 15 provincias, Córdoba 2 municipios, Santa
Fe 2 y Buenos Aires 24.
Recopilación y cruce de data de los 40
municipios/departamentos más poblados de la Argentina.