“¿Cuál es la diferencia entre un rey y su caballo?
No me refiero a tonterías como “uno es una persona y el otro un animal”
o “uno tiene dos piernas y el otro cuatro patas”.
A su manera la habilidad y el poder son exactamente lo mismo.
¡¿Por qué entonces uno se convierte en rey y controla la batalla
mientras que otro se convierte en caballo y lleva al rey?!
Sólo hay una respuesta.
¡Instinto!
Para que dos seres idénticos se vuelvan más poderosos y ganen fuerza
necesitan convertirse en el rey.
Deben buscar más batallas y con ellas poder.
¡Tienen sed de batallas y viven para machacar, triturar y destrozar sin
piedad a sus enemigos!
En lo más profundo de nuestro ser duerme el afilado instinto de matar,
¡de masacrar!
¡Pero tú no tienes eso!
Tú no tienes esos instintos básicos.
Luchas con tu cerebro.
¡Intentas vencer a tus enemigos usando la lógica!
¡Y eso no funciona!
¡Estás intentando cortarles con una espada mellada!
¡Por eso eres más débil que yo, Ichigo!
No quiero tenerlo, Ichigo.
No se nada de Zangetsu, pero me niego a llevar a un rey que es más
débil que yo para cortar cintas con él.
Si eres más débil que yo, entonces te destruiré.
Y me quedaré con tu corona."
Bleach, Manga y Anime para lectores adolescentes.
V. Conclusión
Este capítulo analizó en términos comparados las
experiencias y percepciones de los argentinos respecto de cuatro factores que
afectan el funcionamiento del gobierno municipal y la relación que establecen
los ciudadanos con las autoridades locales: la participación en reuniones del
consejo municipal, la presentación de solicitudes a funcionarios de gobierno,
la confianza en las intendencias y la satisfacción con la calidad de los
servicios públicos locales.
Además, el capítulo estimó el efecto de dicha satisfacción
sobre el apoyo al sistema político argentino.
El estudio de la participación en
reuniones municipales indica que, siguiendo la tendencia histórica, los
argentinos se involucran muy poco en este tipo de actividades: apenas uno de
cada veinte cinco entrevistados, el segundo valor más bajo del continente,
declaró haber participado en reuniones organizadas por el consejo municipal
durante el último año.
Los ciudadanos que en Argentina
tienen una probabilidad significativamente mayor de participar en estas
reuniones son quienes elevan peticiones a las autoridades locales, participan
frecuentemente en asociaciones comunitarias y trabajaron en la última campaña
presidencial para un candidato o partido político.
En cuanto a la presentación de solicitudes, el nivel de
involucramiento de los argentinos también es comparativamente bajo, a pesar de
que los entrevistados manifiestan un alto nivel de confianza en sus
intendencias y suelen recibir respuestas favorables a sus pedidos por parte de las
autoridades.
Según las estimaciones presentadas
en este capítulo, la probabilidad de presentar una solicitud es
significativamente mayor entre las mujeres, las personas que asisten a
reuniones municipales, quienes participan activamente en campañas políticas y
residen en áreas rurales, mientras que es significativamente menor entre
aquellos que están satisfechos con la calidad en la provisión de los servicios
públicos.
El capítulo finalmente analizó el nivel de satisfacción de
los argentinos con los servicios públicos locales.
En este sentido, nuestro país se
ubica en el segundo lugar en la escala continental detrás de Canadá y muy por
encima de otras naciones descentralizadas de América Latina y el Caribe.
Los resultados del análisis de
regresión indican, además, que presentar una solicitud a las autoridades del
municipio, confiar en los demás, aprobar fuertemente la labor presidencial y
residir en ciudades pequeñas afecta positivamente la percepción sobre la
calidad de los servicios públicos.
Vale la pena notar, por último, que
quienes declaran que los servicios públicos son buenos o muy buenos en promedio
manifiestan un mayor nivel de apoyo al sistema político argentino.
Percepción de
inseguridad.
Llamativamente, los países de América Central, donde según
datos oficiales la criminalidad creció de manera más sostenida en el último
tiempo, se ubican a lo largo de toda la escala.
Las naciones que presentan los promedios más altos de
percepción de inseguridad son
México (64,7), Perú (63,9), Guatemala (63,2), Venezuela
(61,9) y Haití (61,7).
En el extremo opuesto, se encuentran Jamaica (29) y Trinidad
& Tobago (32,7).
Como se observa, Argentina es el
decimosegundo país del continente donde los ciudadanos de la capital nacional
se sienten más inseguros de ser víctimas de un asalto o robo.
En efecto, Buenos Aires obtiene
44,4 puntos en la escala, apenas 2 puntos por debajo del promedio regional.
Este puntaje sitúa a Argentina (al
igual que a Uruguay) por encima de otras naciones de la región como Colombia o
Brasil donde, según se ha demostrado en la seccion anterior, las tasas de
homicidios dolosos son marcadamente superiores.
Es interesante notar, como se
muestra en el Gráfico 78, que la percepción de inseguridad entre los argentinos
ha disminuido considerablemente en los últimos seis años, y especialmente en
los últimos dos.
Mientras que en 2008 el puntaje
promedio a nivel nacional alcanzó 57,3 puntos en nuestra escala, en 2010
descendió a 52 puntos y en la actualidad se ubica casi 13 puntos por debajo de
esa marca.
En todos los casos, tal como lo
indican los intervalos de confianza no solapados, las diferencias mencionadas
son estadísticamente significativas.
En el agregado de los seis años
para los que tenemos datos, la disminución en la percepción de inseguridad en
Argentina es cercana al 32%.
Si bien es difícil establecer con
precisión los motivos de este descenso, es posible que se deba a una
combinación de factores: el incremento de posiciones favorables al
endurecimiento de penas para los delincuentes, el aumento del presupuesto
nacional (y el de varias provincias) en seguridad, el uso cada vez más
expandido de la “video-vigilancia” como método de prevención situacional del
delito, la normalización de la delincuencia en algunos distritos y, como
veremos más adelante en este capítulo, la caída en el nivel real de
victimización por delincuencia en el país.
A pesar de este marcado descenso
en la percepción de inseguridad, debemos señalar que la seguridad constituye la
mayor preocupación de la opinión pública en Argentina, como se ilustra en el
Gráfico 79.
En efecto, el 39,8% de los
argentinos (frente al 29,6% de los habitantes del continente) declara que la
falta de seguridad y la delincuencia es el mayor problema que enfrenta
actualmente el país.
Lo sigue de cerca la economía con
un 35,5% y bastante más atrás la política (6,1%) y los servicios básicos
(5,3%).
Victimización por
delincuencia.
El Gráfico 84 muestra los lugares donde, según las respuestas
dadas por los entrevistados, ocurrieron los actos delincuenciales en Argentina
en el último año.
Conforme a esta información,
observamos que el 40,5% de estos eventos tuvieron lugar en el hogar del
encuestado, el 30,5% en su barrio, el 17,4% en su municipio y solo el 11,6% en
otro municipio.
Es interesante notar, entonces,
que la victimización por crimen en el hogar y en el barrio (los dos círculos
geográficos más inmediatos al entrevistado) suma cerca del 70% de los delitos.
Es decir, aproximadamente tres de
cada cuatro actos delincuenciales que sufren los argentinos se producen en el
entorno geográfico inmediato a la víctima.
Este dato puede estar indicando,
como se mencionó arriba, que al menos una parte de los actos delincuenciales
reportados por las víctimas en las encuestas de LAPOP se relacionan con
conflictos interpersonales antes que con actos derivados de la criminalidad.
¿En qué regiones de Argentina ocurren la mayoría de los
actos delincuenciales?
El Gráfico 85 muestra los patrones regionales de la delincuencia
personal auto-reportada según los datos recolectados por la encuesta.
Salvando los intervalos de confianza, la Patagonia y el AMBA
aparecen como las regiones más inseguras del país con promedios de 39,4% y
26,7% respectivamente.
A estas zonas le siguen, en este orden, las regiones de
Cuyo, Centro, Noreste, Noroeste y, por último, la provincia de Buenos Aires.
¿De qué la manera las experiencias
personales con la criminalidad han cambiado a través del tiempo en Argentina?
El Gráfico 86 muestra la tendencia
observada en la victimización por delincuencia personal auto-reportada en
nuestro país entre 2008 y 2012.
Hay que destacar que en 2010 LAPOP
modificó la formulación de las preguntas con el propósito de aumentar la
validez de las respuestas.
Entre 2004 y 2008, se utilizó la
pregunta VIC1 que decía:
“¿Ha sido usted víctima de algún
acto delincuencial en los últimos 12 meses?”
En las últimas dos rondas esta
pregunta fue sustituida por VIC1EXT, la cual proporciona detalles más concretos
sobre los actos delictivos.
En cualquier caso, nótese que la
modificación en el enunciado de la pregunta no puede explicar la disminución
cercana a los 6 puntos porcentuales en la tasa de victimización entre 2008 y
2012.
Este descenso, como lo muestran los
intervalos de confianza no superpuestos, es estadísticamente significativo.
V. El impacto de la
delincuencia y la corrupción sobre el apoyo al Estado de derecho
El Gráfico 92 muestra el porcentaje de ciudadanos que apoyan
el Estado de derecho en cada uno de los países del continente incluidos en esta
ronda de la encuesta.
Las cifras sugieren que existe un nivel razonable de apoyo
en la región.
En promedio, el 64,8% de los entrevistados sostienen que las
autoridades deben siempre respetar la ley para enfrentar el crimen.
En términos comparados, Argentina
ocupa una posición relativamente baja alcanzando el puesto dieciocho en la
escala con un valor promedio de 60,8% (indistinguible estadísticamente del
porcentaje reportado en Haití hacia arriba de la escala y Ecuador hacia abajo).
Puesto en otros términos, cuatro
de cada diez argentinos consultados aseguran que en ocasiones se puede violar
la ley para capturar delincuentes.
Detrás de nuestro país se
encuentra un lote de naciones poco legalistas encabezadas por Bolivia, Ecuador,
Trinidad & Tobago y Perú, donde el promedio de personas que apoya el Estado
de derecho es inferior al 58%.
Llamativamente, Uruguay también
forma parte de este grupo, a pesar de ser reconocido por su cultura política
tolerante y democrática.
En el extremo opuesto, con valores promedio de aprobación
superior o iguales a 74%, se ubican Jamaica, Venezuela y Panamá.
…………….
En general, la lectura comparada de
ambos gráficos sugiere que los fenómenos de la corrupción y la delincuencia
afectan de manera mucho más consistente las instituciones de la democracia
liberal en el continente que en Argentina.
Efectivamente, en nuestro país
encontramos que la percepción de corrupción afecta en la dirección esperada a
diez de las doce variables analizadas, mientras que la percepción de
inseguridad afecta (también en la dirección predicha) a cinco de ellas.
En ningún caso, la victimización
por corrupción y la victimización por delincuencia tienen un efecto
estadísticamente significativo sobre las variables dependientes seleccionadas.
Es decir, los mayores desafíos para
la democracia argentina parecen estar relacionados con la percepción de los
ciudadanos acerca de la generalización de prácticas corruptas y, en menor
medida, la percepción acerca de la expansión de la delincuencia.
La diferencia con el resto de los
países del continente, considerados en conjunto, es notable.
Como se ve claramente en el Gráfico
99, las instituciones democráticas y los actores políticos del sistema en los
países de las Américas parecen estar igualmente desafiados tanto por las
percepciones ciudadanas acerca de la corrupción y la delincuencia como por las
víctimas directas de estos flagelos.
VI. Conclusión
Este capítulo examinó comparativamente las percepciones y
experiencias personales de los argentinos con la corrupción y la delincuencia,
así como el impacto de estos fenómenos sobre el apoyo al sistema político y al
Estado de derecho en nuestro país.
En primer lugar, el capítulo
mostró que la percepción de los argentinos sobre la extensión de la corrupción
es comparativamente alta, siendo apenas superada por la expresada en Colombia y
Trinidad & Tobago.
La tendencia de los argentinos a
percibir una generalización de las prácticas corruptas se mantuvo sin cambios
significativos en los últimos ocho años.
Entre los determinantes del nivel
de percepción de corrupción en Argentina, se encontró que solamente la
procedencia de clase social tiene un leve efecto positivo.
Así, las personas más ricas tienden
a percibir que la corrupción está más generalizada.
Respecto a la victimización por
corrupción, nuestro país obtiene un puntaje medio en la escala regional.
La tendencia en el tiempo muestra
un descenso significativo de la victimización entre
2008 y 2012.
Las personas más proclives a ser
víctimas de actos corruptos en Argentina son aquellas que declaran haber sido
discriminadas por el gobierno, las más educadas y los hombres.
En segundo lugar, los datos del Barómetro de las Américas
indican que Argentina es el decimoprimer país del continente donde los
ciudadanos se sienten más inseguros de ser víctimas del crimen.
Al igual que Chile y Uruguay, nuestro país se situa por
encima de otras naciones del continente donde las tasas de homicidios dolosos
son marcadamente superiores.
No obstante, la percepción de inseguridad entre los
argentinos ha disminuido considerablemente en los últimos seis años, y
especialmente en los últimos dos.
Entre los factores que inciden en la percepción de
inseguridad en nuestro país se destacan el género y el tamaño del lugar de
residencia.
Así, las mujeres y los habitantes de grandes ciudades
tienden a percibir un mayor nivel de inseguridad.
Respecto de la victimización por delincuencia, la
información indica que poco más de dos de cada diez argentinos manifiestan
haber sido víctimas de un acto delincuencial en el último año.
La tendencia observada en la
victimización por delincuencia personal en Argentina descendió
significativamente cerca de 6 puntos porcentuales entre 2008 y 2012.
Entre los factores que inciden
sobre la probabilidad de que un argentino sea víctima de la criminalidad, se
destacan el tamaño del lugar de residencia (positivamente) y la edad
(negativamente).
De manera que las personas más jóvenes
y las que viven en grandes centros urbanos tienen una probabilidad
significativamente mayor de sufrir la delincuencia en persona.
En tercer lugar, el capítulo estimó
el potencial impacto de la percepción/victimización por corrupción y
delincuencia sobre el apoyo al sistema político y al Estado de derecho en
Argentina.
El análisis sugiere que la
victimización por corrupción y crimen no tienen un impacto sobre el nivel de
apoyo al sistema político argentino.
En cambio, la percepción de
corrupción y la percepción de inseguridad tienen un efecto negativo.
Asimismo, quienes evalúan
positivamente la marcha de la economía nacional, quienes aprueban la labor de
la Presidenta, las personas de tez más oscura y las de mayor edad expresan
niveles más elevados de apoyo al sistema político.
En cuanto al impacto de la
corrupción y la delincuencia sobre el apoyo al Estado de derecho, se encontró
que solamente las víctimas de la corrupción tienen una probabilidad
significativamente menor de apoyar el respeto a la ley por parte de las
autoridades para combatir el delito.
Por otro lado, la confianza en el
sistema de justicia, la edad, la educación y el tamaño del lugar de residencia
inciden de forma positiva sobre el apoyo al Estado de derecho en Argentina.
Finalmente, la evidencia empírica
presentada en este capítulo sugiere que la corrupción y la delincuencia afectan
de manera mucho más consistente las instituciones democráticas (y la democracia
en general) en los países del continente considerados en conjunto que en
Argentina.
Mientras que en nuestro país la
percepción de corrupción y en menor medida la percepción de inseguridad afecta
negativamente las opiniones ciudadanas sobre las instituciones y actores
políticos de la democracia liberal, los países de las Américas parecen estar
igualmente desafiados por la percepción y la victimización asociada a estos
flagelos.
V. Conclusión
Este capítulo analizó en términos comparados las
experiencias y percepciones de los argentinos respecto de cuatro factores que
afectan el funcionamiento del gobierno municipal y la relación que establecen
los ciudadanos con las autoridades locales: la participación en reuniones del
consejo municipal, la presentación de solicitudes a funcionarios de gobierno,
la confianza en las intendencias y la satisfacción con la calidad de los
servicios públicos locales.
Además, el capítulo estimó el efecto de dicha satisfacción
sobre el apoyo al sistema político argentino.
El estudio de la participación en reuniones municipales
indica que, siguiendo la tendencia histórica, los argentinos se involucran muy
poco en este tipo de actividades: apenas uno de cada veinte cinco
entrevistados, el segundo valor más bajo del continente, declaró haber
participado en reuniones organizadas por el consejo municipal durante el último
año.
Los ciudadanos que en Argentina tienen una probabilidad
significativamente mayor de participar en estas reuniones son quienes elevan
peticiones a las autoridades locales, participan frecuentemente en asociaciones
comunitarias y trabajaron en la última campaña presidencial para un candidato o
partido político.
En cuanto a la presentación de solicitudes, el nivel de
involucramiento de los argentinos también es comparativamente bajo, a pesar de
que los entrevistados manifiestan un alto nivel de confianza en sus
intendencias y suelen recibir respuestas favorables a sus pedidos por parte de
las autoridades.
Según las estimaciones presentadas en este capítulo, la
probabilidad de presentar una solicitud es significativamente mayor entre las
mujeres, las personas que asisten a reuniones municipales, quienes participan
activamente en campañas políticas y residen en áreas rurales, mientras que es
significativamente menor entre aquellos que están satisfechos con la calidad en
la provisión de los servicios públicos.
El capítulo finalmente analizó el nivel de satisfacción de
los argentinos con los servicios públicos locales.
En este sentido, nuestro país se ubica en el segundo lugar
en la escala continental detrás de Canadá y muy por encima de otras naciones
descentralizadas de América Latina y el Caribe.
Los resultados del análisis de regresión indican, además,
que presentar una solicitud a las autoridades del municipio, confiar en los
demás, aprobar fuertemente la labor presidencial y residir en ciudades pequeñas
afecta positivamente la percepción sobre la calidad de los servicios públicos.
Vale la pena notar, por último, que quienes declaran que los
servicios públicos son buenos o muy buenos en promedio manifiestan un mayor nivel
de apoyo al sistema político argentino.
Continuara con: "+a's" Effect, Blogs políticos y los cambios
de paradigmas institucionales y sociales, 2007/09.