domingo, 9 de junio de 2013

"+a's" Effect, la exasperación Mediática desafiada por la empírica de Barómetro de las Américas; auspiciada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).




“¿Cuál es la diferencia entre un rey y su caballo?

No me refiero a tonterías como “uno es una persona y el otro un animal” o “uno tiene dos piernas y el otro cuatro patas”.

A su manera la habilidad y el poder son exactamente lo mismo.

¡¿Por qué entonces uno se convierte en rey y controla la batalla mientras que otro se convierte en caballo y lleva al rey?!

Sólo hay una respuesta.

¡Instinto!

Para que dos seres idénticos se vuelvan más poderosos y ganen fuerza necesitan convertirse en el rey.

Deben buscar más batallas y con ellas poder.

¡Tienen sed de batallas y viven para machacar, triturar y destrozar sin piedad a sus enemigos!

En lo más profundo de nuestro ser duerme el afilado instinto de matar, ¡de masacrar!

¡Pero tú no tienes eso!

Tú no tienes esos instintos básicos.

Luchas con tu cerebro.

¡Intentas vencer a tus enemigos usando la lógica!

¡Y eso no funciona!

¡Estás intentando cortarles con una espada mellada!

¡Por eso eres más débil que yo, Ichigo!

No quiero tenerlo, Ichigo.

No se nada de Zangetsu, pero me niego a llevar a un rey que es más débil que yo para cortar cintas con él.

Si eres más débil que yo, entonces te destruiré.

Y me quedaré con tu corona."

Bleach, Manga y Anime para lectores adolescentes.


































V. Conclusión 


Este capítulo analizó en términos comparados las experiencias y percepciones de los argentinos respecto de cuatro factores que afectan el funcionamiento del gobierno municipal y la relación que establecen los ciudadanos con las autoridades locales: la participación en reuniones del consejo municipal, la presentación de solicitudes a funcionarios de gobierno, la confianza en las intendencias y la satisfacción con la calidad de los servicios públicos locales.


Además, el capítulo estimó el efecto de dicha satisfacción sobre el apoyo al sistema político argentino.

El estudio de la participación en reuniones municipales indica que, siguiendo la tendencia histórica, los argentinos se involucran muy poco en este tipo de actividades: apenas uno de cada veinte cinco entrevistados, el segundo valor más bajo del continente, declaró haber participado en reuniones organizadas por el consejo municipal durante el último año.

Los ciudadanos que en Argentina tienen una probabilidad significativamente mayor de participar en estas reuniones son quienes elevan peticiones a las autoridades locales, participan frecuentemente en asociaciones comunitarias y trabajaron en la última campaña presidencial para un candidato o partido político.

En cuanto a la presentación de solicitudes, el nivel de involucramiento de los argentinos también es comparativamente bajo, a pesar de que los entrevistados manifiestan un alto nivel de confianza en sus intendencias y suelen recibir respuestas favorables a sus pedidos por parte de las autoridades.

Según las estimaciones presentadas en este capítulo, la probabilidad de presentar una solicitud es significativamente mayor entre las mujeres, las personas que asisten a reuniones municipales, quienes participan activamente en campañas políticas y residen en áreas rurales, mientras que es significativamente menor entre aquellos que están satisfechos con la calidad en la provisión de los servicios públicos.

El capítulo finalmente analizó el nivel de satisfacción de los argentinos con los servicios públicos locales.

En este sentido, nuestro país se ubica en el segundo lugar en la escala continental detrás de Canadá y muy por encima de otras naciones descentralizadas de América Latina y el Caribe.

Los resultados del análisis de regresión indican, además, que presentar una solicitud a las autoridades del municipio, confiar en los demás, aprobar fuertemente la labor presidencial y residir en ciudades pequeñas afecta positivamente la percepción sobre la calidad de los servicios públicos.

Vale la pena notar, por último, que quienes declaran que los servicios públicos son buenos o muy buenos en promedio manifiestan un mayor nivel de apoyo al sistema político argentino.






Percepción de inseguridad.

Llamativamente, los países de América Central, donde según datos oficiales la criminalidad creció de manera más sostenida en el último tiempo, se ubican a lo largo de toda la escala.

Las naciones que presentan los promedios más altos de percepción de inseguridad son
México (64,7), Perú (63,9), Guatemala (63,2), Venezuela (61,9) y Haití (61,7).

En el extremo opuesto, se encuentran Jamaica (29) y Trinidad & Tobago (32,7).

Como se observa, Argentina es el decimosegundo país del continente donde los ciudadanos de la capital nacional se sienten más inseguros de ser víctimas de un asalto o robo.

En efecto, Buenos Aires obtiene 44,4 puntos en la escala, apenas 2 puntos por debajo del promedio regional.

Este puntaje sitúa a Argentina (al igual que a Uruguay) por encima de otras naciones de la región como Colombia o Brasil donde, según se ha demostrado en la seccion anterior, las tasas de homicidios dolosos son marcadamente superiores.

Es interesante notar, como se muestra en el Gráfico 78, que la percepción de inseguridad entre los argentinos ha disminuido considerablemente en los últimos seis años, y especialmente en los últimos dos.

Mientras que en 2008 el puntaje promedio a nivel nacional alcanzó 57,3 puntos en nuestra escala, en 2010 descendió a 52 puntos y en la actualidad se ubica casi 13 puntos por debajo de esa marca.

En todos los casos, tal como lo indican los intervalos de confianza no solapados, las diferencias mencionadas son estadísticamente significativas.

En el agregado de los seis años para los que tenemos datos, la disminución en la percepción de inseguridad en Argentina es cercana al 32%.

Si bien es difícil establecer con precisión los motivos de este descenso, es posible que se deba a una combinación de factores: el incremento de posiciones favorables al endurecimiento de penas para los delincuentes, el aumento del presupuesto nacional (y el de varias provincias) en seguridad, el uso cada vez más expandido de la “video-vigilancia” como método de prevención situacional del delito, la normalización de la delincuencia en algunos distritos y, como veremos más adelante en este capítulo, la caída en el nivel real de victimización por delincuencia en el país.

A pesar de este marcado descenso en la percepción de inseguridad, debemos señalar que la seguridad constituye la mayor preocupación de la opinión pública en Argentina, como se ilustra en el Gráfico 79.

En efecto, el 39,8% de los argentinos (frente al 29,6% de los habitantes del continente) declara que la falta de seguridad y la delincuencia es el mayor problema que enfrenta actualmente el país.

Lo sigue de cerca la economía con un 35,5% y bastante más atrás la política (6,1%) y los servicios básicos (5,3%).


Victimización por delincuencia.


El Gráfico 84 muestra los lugares donde, según las respuestas dadas por los entrevistados, ocurrieron los actos delincuenciales en Argentina en el último año.

Conforme a esta información, observamos que el 40,5% de estos eventos tuvieron lugar en el hogar del encuestado, el 30,5% en su barrio, el 17,4% en su municipio y solo el 11,6% en otro municipio.

Es interesante notar, entonces, que la victimización por crimen en el hogar y en el barrio (los dos círculos geográficos más inmediatos al entrevistado) suma cerca del 70% de los delitos.

Es decir, aproximadamente tres de cada cuatro actos delincuenciales que sufren los argentinos se producen en el entorno geográfico inmediato a la víctima.

Este dato puede estar indicando, como se mencionó arriba, que al menos una parte de los actos delincuenciales reportados por las víctimas en las encuestas de LAPOP se relacionan con conflictos interpersonales antes que con actos derivados de la criminalidad.

¿En qué regiones de Argentina ocurren la mayoría de los actos delincuenciales?

El Gráfico 85 muestra los patrones regionales de la delincuencia personal auto-reportada según los datos recolectados por la encuesta.

Salvando los intervalos de confianza, la Patagonia y el AMBA aparecen como las regiones más inseguras del país con promedios de 39,4% y 26,7% respectivamente.

A estas zonas le siguen, en este orden, las regiones de Cuyo, Centro, Noreste, Noroeste y, por último, la provincia de Buenos Aires.

¿De qué la manera las experiencias personales con la criminalidad han cambiado a través del tiempo en Argentina?

El Gráfico 86 muestra la tendencia observada en la victimización por delincuencia personal auto-reportada en nuestro país entre 2008 y 2012.

Hay que destacar que en 2010 LAPOP modificó la formulación de las preguntas con el propósito de aumentar la validez de las respuestas.

Entre 2004 y 2008, se utilizó la pregunta VIC1 que decía:

“¿Ha sido usted víctima de algún acto delincuencial en los últimos 12 meses?”

En las últimas dos rondas esta pregunta fue sustituida por VIC1EXT, la cual proporciona detalles más concretos sobre los actos delictivos.

En cualquier caso, nótese que la modificación en el enunciado de la pregunta no puede explicar la disminución cercana a los 6 puntos porcentuales en la tasa de victimización entre 2008 y 2012.

Este descenso, como lo muestran los intervalos de confianza no superpuestos, es estadísticamente significativo.

V. El impacto de la delincuencia y la corrupción sobre el apoyo al Estado de derecho

El Gráfico 92 muestra el porcentaje de ciudadanos que apoyan el Estado de derecho en cada uno de los países del continente incluidos en esta ronda de la encuesta.

Las cifras sugieren que existe un nivel razonable de apoyo en la región.

En promedio, el 64,8% de los entrevistados sostienen que las autoridades deben siempre respetar la ley para enfrentar el crimen.

En términos comparados, Argentina ocupa una posición relativamente baja alcanzando el puesto dieciocho en la escala con un valor promedio de 60,8% (indistinguible estadísticamente del porcentaje reportado en Haití hacia arriba de la escala y Ecuador hacia abajo).

Puesto en otros términos, cuatro de cada diez argentinos consultados aseguran que en ocasiones se puede violar la ley para capturar delincuentes.

Detrás de nuestro país se encuentra un lote de naciones poco legalistas encabezadas por Bolivia, Ecuador, Trinidad & Tobago y Perú, donde el promedio de personas que apoya el Estado de derecho es inferior al 58%.

Llamativamente, Uruguay también forma parte de este grupo, a pesar de ser reconocido por su cultura política tolerante y democrática.

En el extremo opuesto, con valores promedio de aprobación superior o iguales a 74%, se ubican Jamaica, Venezuela y Panamá.

…………….

En general, la lectura comparada de ambos gráficos sugiere que los fenómenos de la corrupción y la delincuencia afectan de manera mucho más consistente las instituciones de la democracia liberal en el continente que en Argentina.

Efectivamente, en nuestro país encontramos que la percepción de corrupción afecta en la dirección esperada a diez de las doce variables analizadas, mientras que la percepción de inseguridad afecta (también en la dirección predicha) a cinco de ellas.

En ningún caso, la victimización por corrupción y la victimización por delincuencia tienen un efecto estadísticamente significativo sobre las variables dependientes seleccionadas.

Es decir, los mayores desafíos para la democracia argentina parecen estar relacionados con la percepción de los ciudadanos acerca de la generalización de prácticas corruptas y, en menor medida, la percepción acerca de la expansión de la delincuencia.

La diferencia con el resto de los países del continente, considerados en conjunto, es notable.

Como se ve claramente en el Gráfico 99, las instituciones democráticas y los actores políticos del sistema en los países de las Américas parecen estar igualmente desafiados tanto por las percepciones ciudadanas acerca de la corrupción y la delincuencia como por las víctimas directas de estos flagelos.

VI. Conclusión

Este capítulo examinó comparativamente las percepciones y experiencias personales de los argentinos con la corrupción y la delincuencia, así como el impacto de estos fenómenos sobre el apoyo al sistema político y al Estado de derecho en nuestro país.

En primer lugar, el capítulo mostró que la percepción de los argentinos sobre la extensión de la corrupción es comparativamente alta, siendo apenas superada por la expresada en Colombia y Trinidad & Tobago.

La tendencia de los argentinos a percibir una generalización de las prácticas corruptas se mantuvo sin cambios significativos en los últimos ocho años.

Entre los determinantes del nivel de percepción de corrupción en Argentina, se encontró que solamente la procedencia de clase social tiene un leve efecto positivo.

Así, las personas más ricas tienden a percibir que la corrupción está más generalizada.

Respecto a la victimización por corrupción, nuestro país obtiene un puntaje medio en la escala regional.

La tendencia en el tiempo muestra un descenso significativo de la victimización entre
2008 y 2012.

Las personas más proclives a ser víctimas de actos corruptos en Argentina son aquellas que declaran haber sido discriminadas por el gobierno, las más educadas y los hombres.

En segundo lugar, los datos del Barómetro de las Américas indican que Argentina es el decimoprimer país del continente donde los ciudadanos se sienten más inseguros de ser víctimas del crimen.

Al igual que Chile y Uruguay, nuestro país se situa por encima de otras naciones del continente donde las tasas de homicidios dolosos son marcadamente superiores.

No obstante, la percepción de inseguridad entre los argentinos ha disminuido considerablemente en los últimos seis años, y especialmente en los últimos dos.

Entre los factores que inciden en la percepción de inseguridad en nuestro país se destacan el género y el tamaño del lugar de residencia.

Así, las mujeres y los habitantes de grandes ciudades tienden a percibir un mayor nivel de inseguridad.

Respecto de la victimización por delincuencia, la información indica que poco más de dos de cada diez argentinos manifiestan haber sido víctimas de un acto delincuencial en el último año.

La tendencia observada en la victimización por delincuencia personal en Argentina descendió significativamente cerca de 6 puntos porcentuales entre 2008 y 2012.

Entre los factores que inciden sobre la probabilidad de que un argentino sea víctima de la criminalidad, se destacan el tamaño del lugar de residencia (positivamente) y la edad (negativamente).

De manera que las personas más jóvenes y las que viven en grandes centros urbanos tienen una probabilidad significativamente mayor de sufrir la delincuencia en persona.

En tercer lugar, el capítulo estimó el potencial impacto de la percepción/victimización por corrupción y delincuencia sobre el apoyo al sistema político y al Estado de derecho en Argentina.

El análisis sugiere que la victimización por corrupción y crimen no tienen un impacto sobre el nivel de apoyo al sistema político argentino.

En cambio, la percepción de corrupción y la percepción de inseguridad tienen un efecto negativo.

Asimismo, quienes evalúan positivamente la marcha de la economía nacional, quienes aprueban la labor de la Presidenta, las personas de tez más oscura y las de mayor edad expresan niveles más elevados de apoyo al sistema político.

En cuanto al impacto de la corrupción y la delincuencia sobre el apoyo al Estado de derecho, se encontró que solamente las víctimas de la corrupción tienen una probabilidad significativamente menor de apoyar el respeto a la ley por parte de las autoridades para combatir el delito.

Por otro lado, la confianza en el sistema de justicia, la edad, la educación y el tamaño del lugar de residencia inciden de forma positiva sobre el apoyo al Estado de derecho en Argentina.

Finalmente, la evidencia empírica presentada en este capítulo sugiere que la corrupción y la delincuencia afectan de manera mucho más consistente las instituciones democráticas (y la democracia en general) en los países del continente considerados en conjunto que en Argentina.

Mientras que en nuestro país la percepción de corrupción y en menor medida la percepción de inseguridad afecta negativamente las opiniones ciudadanas sobre las instituciones y actores políticos de la democracia liberal, los países de las Américas parecen estar igualmente desafiados por la percepción y la victimización asociada a estos flagelos.


V. Conclusión

Este capítulo analizó en términos comparados las experiencias y percepciones de los argentinos respecto de cuatro factores que afectan el funcionamiento del gobierno municipal y la relación que establecen los ciudadanos con las autoridades locales: la participación en reuniones del consejo municipal, la presentación de solicitudes a funcionarios de gobierno, la confianza en las intendencias y la satisfacción con la calidad de los servicios públicos locales.

Además, el capítulo estimó el efecto de dicha satisfacción sobre el apoyo al sistema político argentino.

El estudio de la participación en reuniones municipales indica que, siguiendo la tendencia histórica, los argentinos se involucran muy poco en este tipo de actividades: apenas uno de cada veinte cinco entrevistados, el segundo valor más bajo del continente, declaró haber participado en reuniones organizadas por el consejo municipal durante el último año.

Los ciudadanos que en Argentina tienen una probabilidad significativamente mayor de participar en estas reuniones son quienes elevan peticiones a las autoridades locales, participan frecuentemente en asociaciones comunitarias y trabajaron en la última campaña presidencial para un candidato o partido político.

En cuanto a la presentación de solicitudes, el nivel de involucramiento de los argentinos también es comparativamente bajo, a pesar de que los entrevistados manifiestan un alto nivel de confianza en sus intendencias y suelen recibir respuestas favorables a sus pedidos por parte de las autoridades.

Según las estimaciones presentadas en este capítulo, la probabilidad de presentar una solicitud es significativamente mayor entre las mujeres, las personas que asisten a reuniones municipales, quienes participan activamente en campañas políticas y residen en áreas rurales, mientras que es significativamente menor entre aquellos que están satisfechos con la calidad en la provisión de los servicios públicos.

El capítulo finalmente analizó el nivel de satisfacción de los argentinos con los servicios públicos locales.

En este sentido, nuestro país se ubica en el segundo lugar en la escala continental detrás de Canadá y muy por encima de otras naciones descentralizadas de América Latina y el Caribe.

Los resultados del análisis de regresión indican, además, que presentar una solicitud a las autoridades del municipio, confiar en los demás, aprobar fuertemente la labor presidencial y residir en ciudades pequeñas afecta positivamente la percepción sobre la calidad de los servicios públicos.

Vale la pena notar, por último, que quienes declaran que los servicios públicos son buenos o muy buenos en promedio manifiestan un mayor nivel de apoyo al sistema político argentino.



Continuara con: "+a's" Effect, Blogs políticos y los cambios de paradigmas institucionales y sociales, 2007/09.