lunes, 1 de julio de 2013

Izquierdas Reaccionarias y Derechas Progresistas; el Aparato = Sociedad Civil de los Indeseables.





Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

Indeseable

1   Se aplica a la persona con la que no es recomendable tratar por sus malas cualidades morales.

2   Se aplica a la persona cuya estancia en un país se considera peligrosa.

3   Que es rechazable o indigno de ser deseado.

4    Dícese de la persona que, por su ruindad moral, se considera indigna de trato.

Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005 Espasa-Calpe:

Indeseable

1/ despreciable, maleante, granuja, pícaro, truhán, golfo, vago, gamberro
2/ peligroso, arriesgado, expuesto

Esto nos lleva a un último punto importante para comprender la elección del terreno.

En el contexto de afirmación del poder municipal, después de la debacle del partido peronista en las primeras elecciones del 1983, el municipio fue uno de los espacios clave de la reconquista del poder a nivel provincial y nacional.

Cuando llegué a la Argentina, el debate sobre la descentralización y el lugar de lo local en la instrumentación de las formas de gestión participativa estaba en su apogeo, otorgando un papel creciente a los nuevos actores, –Iglesias, ONG, Organizaciones populares, militantes– que se habían afirmado en los años de dictadura, comprometiendo de esta manera a los poderes locales a implicarse más directamente en la gestión de los territorios (Prévôt-Schapira, 1993:151-172).

En Moreno existía un sólido núcleo de militantes peronistas que encarnaba estas ideas.

Así el municipio se convirtió en uno de los lugares estratégicos de las nuevas formas de gestión, de experiencias inéditas, impulsadas por un pequeño núcleo proveniente del peronismo militante de los años 70.

En este sentido, fue una suerte de “laboratorio” de la territorialización de la acción política y social, y una de las bases de la reconquista de la Renovación Peronista a partir de los “barrios”.

Desde sus lugares de ejercicio del poder –la Dirección de Tierra y Vivienda (1983-1984), luego la Secretaria de Bienestar Social y también como miembros del Concejo Deliberante–, estos militantes promovieron experiencias que estaban asociadas a la idea de “reforma urbana”.

Las localidades alejadas del “centro” (Cuartel V, Trujuy) y más pobres, situadas al este de la vía del ferrocarril que divide el territorio municipal, loteadas en los años 50/60, sin equipamientos ni servicios, fueron su lugar de acción.

En estos lugares, la presencia de la “Iglesia de los pobres” fue un terreno fértil para los militantes revolucionarios que se incorporaban a la vida política y partidaria en democracia.
……….

Este grupo unido por un proyecto político y social que se había forjado en la actividad militante bajo la influencia del “peronismo cristiano” de los años 70 constituyó para mi una suerte de cohorte, para hablar como los demógrafos, para seguir a través de sus evoluciones políticas el giro liberal de los años 90 y la espacialización de las lógicas políticas de la Renovación Peronista.

Profundamente impregnados por las ideas de la teología de la liberación, estos militantes hacían su aprendizaje del ejercicio del poder en democracia en un clima de fuerte competencia electoral entre los dos grandes partidos, UCR y PJ.

Frente a las políticas de ayuda alimentaria de los radicales, 10 denunciaban el carácter asistencial y caritativo de las mismas, afirmando su voluntad de reemplazarlas por experiencias fundadas en la solidaridad territorial del barrio, de la parroquia, y asentarlas sobre la participación de la población.

Es necesario, por supuesto, recordar el clima de “transición” de los años 80.

Las formas de movilización en los primeros años de democracia fueron cargadas con una cierta dosis de utopía, orientada hacia “la construcción de un nuevo modelo democrático”.

Pero también, dichas movilizaciones deben ser ubicadas en el contexto partidario del Conurbano, de competición y de luchas internas, y de empobrecimiento generalizado.

Es así que si al principio, la investigación estuvo centrada sobre la cuestión de la tierra en sentido estricto, mis interrogantes se fueron ampliando naturalmente a las nuevas dinámicas territoriales y comunitarias en las “zonas urbanas desfavorecidas”, para retomar la terminología francesa.

En efecto, la reflexión sobre las escalas de participación y la necesidad de crear nuevas instancias deliberativas, como “Los consejos de la comunidad”, estuvieron en el corazón de la estrategia de reconquista de la Renovación peronista.

En 1987, la Renovación gana las elecciones a nivel provincial y en varias municipalidades del Conurbano, entre ellas Moreno.

Asumiendo que la crisis había desplazado la cuestión social de la fábrica al barrio, estos militantes decidieron cambiar el lugar del discurso y trabajar en los barrios.

Es así como, imbuido por una fuerte mística peronista y cristiana, es creado el primer Consejo de la Comunidad en Cuartel V, para “dar la palabra a los humildes” y “al pueblo silencioso’’.11

Situado en lo más recóndito del Municipio de Moreno, a 25 kilómetros del centro de la ciudad, la zona se caracterizaba por su extrema pobreza y aislamiento, en ausencia de transportes públicos que la vinculaban al centro.
………..

Es debido a esa misma situación de enclave que el primer consejo es creado en 1987 por el núcleo de militantes que acababa de conquistar el poder municipal, con el objetivo de ampliar la participación del conjunto de las asociaciones presentes en ese territorio, en confrontación con el “centro” del municipio en tanto lugar del establishment.12

El Consejo de la Comunidad quiso ser una asamblea no partidaria, ampliada a todas las asociaciones para lanzar una verdadera dinámica de participación y acción colectiva en torno a lo urbano (infraestructuras, vivienda, transporte, escuelas).

“Todo nos une: el barro nos une, la falta de electricidad nos une, todo nos une.

Comenzamos a unirnos sobre los puntos que nos interesan.

Después, siempre habrá tiempo para discutir sobre lo que nos divide: los partidos, la religión…’’.13

El objetivo de esta asamblea local era doble: luchar por una vida más digna y más segura, –la primera realización fue la construcción de una comisaría– y constituirse en interlocutor “legítimo” del poder municipal.

Apuntes de Moreno*
MARIE FRANCE PRÉVÔT-SCHAPIRA**
* Traducción Gabriel Obradovich
** Université Vincennes Saint-Denis -Paris 8/ Credal-ANR Metraljeux, Directora de redacción de la revista Problèmes d’Amerique latine.



– ¿Cómo se defiende el que no tiene trabajo o el que trabajando no puede parar dignamente la olla en el Gran Buenos Aires?

–De varias maneras.

Primero, asociándose con los que viven con él y como él.

El barrio es el gran organizador de las clases populares actualmente.

Hay racimos formidables de organizaciones sociales de toda índole (más o menos estables, más o menos prósperas) que se vertebran alrededor del barrio.

Los piqueteros son los más conocidos, pero hay organizaciones religiosas, musicales, murgas, comedores y sociedades de fomento.

La miseria empuja a la participación, porque para ganarse la vida hay que moverse, hay que estar en organizaciones, ir a los lugares que tienen recursos.

–La debilidad, según usted, no equivale a pasividad ni a falta de dinámica.

–Porque sos débil tenés que moverte, tenés que ser astuto.

Hay una herencia del sindicalismo argentino, que es el enganche entre el Estado y los gremios.

Las organizaciones sociales, territoriales, heredaron ese esquema.

Yo hice largos trabajos de campo en La Matanza y conocí a (Luis) D’Elía en sus comienzos, en 1986.

El decía: “Vamos a pelear por la tierra, pero la tierra debe ir a la cooperativa y la cooperativa transferirlos al barrio, porque ése es el único modo de construir poder popular”.

Eso era lo mismo que hacían los sindicatos.

No se reclamaba institucionalizar los beneficios.

Las organizaciones lograron así poder, pero se encerraron en la búsqueda permanente de recursos.

¿Cuál es el dirigente más exitoso, el más representativo?

Aquel que tiene capacidad de conseguir recursos del Estado.

Los pobres quedan condenados a participar de modo perpetuo.

Lo que se obtiene hoy no sirve para el mes que viene, no es un derecho adquirido.

No es una “conquista”.

Cuando usted obtenía la jubilación, la incorporaba.

Si le dan 100 pesos tiene que reiniciar sus reclamos mañana.

Por eso las clases populares participan más que las clases medias.

“Los pobres están condenados a la participación”
Denis Merklen, entrevista de Mario Wainfeld, 23 de enero de 2006



Las UBs tienen una gran variedad de formas organizacionales.

Mientras algunas cumplen con las formas estipuladas por los estatutos del partido, otras toman la forma de “grupos de trabajo” informales, operadas desde la casa de militantes sin ningún cartel externo o cualquier tipo de reconocimiento formal del partido.

Legitimados por la proscripción de Perón, cuando la consigna era que “cada hogar es una unidad básica”, los grupos de trabajo son creados por militantes que no cuentan con recursos para mantener una oficina, o también, por punteros que prefieren la informalidad, ya que les da más “espacio de maniobra”.

Otras UBs operan desde asociaciones cívicas como cooperativas vecinales, centros comunitarios, o comedores. [73]

Muchas de estas entidades funcionan igual que las UBs, afiliando miembros, compitiendo en elecciones internas, y haciendo campaña en elecciones generales.[74]

Según un líder local que dirige la UB “Compañeros” en la capital,

Nos ponemos diferentes sombreros.

Un día somos una unidad básica; al día siguiente un centro de ayuda infantil, y al otro una asociación civil.

Pero siempre tenemos la misma ideología peronista.[75]

En algunas áreas las UBs que operan desde asociaciones civiles prevalecen.

En San Miguel de Tucumán, la mayoría funciona como “centros vecinales”, y en la provincia de Santa Cruz, un gran número está organizada como “centros comunitarios”.

Por último, algunas son en realidad anexos barriales de agrupaciones locales.

Estos anexos barriales difieren de las otras UBs en el sentido que son creadas (y a menudo militadas) desde afuera, en lugar de serlo por militantes barriales.

De la misma manera que los grupos de trabajo y las asociaciones civiles, tampoco son sancionadas o sujetas a la autoridad de las dirigencias locales.

De este modo, la organización del PJ consiste en una heterogénea mezcla de UBs, grupos de trabajo, organizaciones cívicas, y organizaciones sin fines de lucro.

Por ejemplo, en el barrio capitalino de Lugano, la agrupación MOVIP consta de un centro de ayuda infantil, un comedor, un “centro materno”, un centro comunitario, y numerosos grupos de trabajo y UBs.

La agrupación Lealtad de Quilmes consta de un grupo religioso, una asociación materna, un grupo sobre derechos infantiles, y numerosos centros comunitarios.



La tabla 2 muestra la distribución de las diferentes formas organizacionales de las UBs relevadas por esta investigación.

Menos de la mitad (42,9%) tomó la forma estipulada por la carta del partido; 22,3% son grupos de trabajo informales, 23,2% opera desde asociaciones civiles; y 11,6% son anexos barriales sostenidos por agrupaciones locales.

Por último, un pequeño número (1,8%) opera desde sindicatos.

Una “Des-Organización Organizada”
Organización informal y persistencia de estructuras partidarias locales en el peronismo argentino*
Steven Levitsky
Assistant Professor of Government, Harvard University
Septiembre 2008


En nuestros conurbanos la sociedad pobre creció, sobrevivió y se organizó al margen de la tutela y la protección del Estado.

Su lugar fue ocupado por diferentes asociaciones, que traducen el complejo entramado social, y por liderazgos fuertes, de personas que encabezan la acción colectiva y se hacen cargo de las necesidades del conjunto.

Comúnmente se los llama “referentes”.

Por otro lado los partidos políticos se adecuaron a la nueva sociedad, archivaron sus programas, y desarrollaron redes territoriales, con operadores de base: los “punteros”.

Por encima, aparecen las estribaciones locales de un Estado fragmentado.

Ya no podía desarrollar políticas universales, pero era capaz de movilizar sus escasos recursos para acciones focalizadas y en buena medida discrecionales, cuya expresión más conocida son las “obras públicas” y los “planes”.

Referentes y punteros son hoy las piezas clave del proceso de producción del sufragio.

Los punteros que cuentan son los que hablan por el Estado: el concejal, el secretario, el Intendente.

Los referentes, por su parte, hablan por los colectivos que lideran.

Puede ser una familia extensa, un vecindario, un grupo étnico, religioso o deportivo, como en el fútbol.

Entre punteros y referentes circulan bienes y servicios variados: bolsones de comida, ayuda a comedores, una franquicia, una tolerancia policial, un “plan”.

Se trata de un intercambio cotidiano, continuo, que en un momento se expresa políticamente, en la asistencia una marcha, o en una elección.

En el primer caso el colectivo es visible y quiere serlo: desde el transporte hasta las pancartas.

En el comicio, el colectivo negociado -denominado “el paquete”- se disimula, y se traduce en votos singulares, secretos.

Pero reconocibles por el puntero, quien certifica el cumplimiento de los términos del acuerdo.

Es común llamarlo clientelismo.

Es una palabra genérica, pobre y descalificante.

No da cuenta de los matices de una relación compleja, siempre abierta y en proceso, en la que hay también independencia e imprevisibilidad.

Cada persona pertenece simultáneamente a varios colectivos, y su lealtad bascula entre ellos.

Los compromisos políticos son flexibles, graduales y reversibles.

Los intercambios requieren no solo una base material sino también sintonías de forma, tono y trato.

La gente no se entrega ni obedece, sino que “acompaña”.

Manejar todo esto requiere una enorme sabiduría artesanal.

Nada es automático.

Todo es cambiante, y a la vez regular, como en un caleidoscopio.

Al final, se traduce en votos, singulares, cuantificables, acumulativos.

A veces, cambian los gobernantes.

Usualmente los ratifican.

En esta operación, el partido político tradicional desaparece.

Hay funcionarios y punteros.

Todos profesionales.

Compiten entre si, administran recursos del Estado y viven de ellos.

O esperan su turno para hacerlo.

Tampoco existe el Estado, entendido como el lugar del interés general.

Hay en cambio un gobierno, que utiliza recursos estatales para montar esta maquinaria productora de sufragios.

Hay un partido del gobierno, que se nutre del Estado para producir sufragios.

Esta es la democracia que tenemos, tan distinta de la imaginada en 1983.

Pocos ciudadanos.

Poco Estado, Mucho gobierno.

Hay opiniones negativas y positivas sobre esta realidad.

Pero es la única verdad.

La máquina de producir votos.
Luis Alberto Romero.


31 Con los incompletos datos electorales que suministra La Nación, 23-24/9/47 hemos computado 109.000 votantes.

Según el diario La Capital, de Mar del Plata (3/10/47), los mismos ascendieron a 147.000.

En ese verdadero “test”, las personas que actuaban entonces como dirigentes políticos del peronismo debieron validar -o revalidar, según el caso- su condición ante la masa afiliada.

…………

Pero una vía aproximada, para evaluar si se trató de elecciones “competitivas”, consiste en observar en cuantos distritos la presidencia del Consejo Directivo cambió de manos.

Hemos determinado la conducción emergente de 113 situaciones locales 39; en 63 de ellas la elección recayó en una persona distinta de quien la ostentaba en 1947.

Por su parte, en 50 distritos la presidencia partidaria permaneció inmodificada.

¿Indicaría este último hecho que la “democracia interna” era una mera fachada?
……….

Con todo, no parece haber sido ella la situación más común; la competencia entre dirigentes por obtener la conducción partidaria parecen revelarla, tanto los 63 Consejos locales que modificaron su presidencia, como el hecho que, de aquellos 50 que hemos visto permanecieron en las mismas manos, al menos en 12 de ellos hubo más de una lista compitiendo 41

Elites políticas en la provincia de Buenos Aires: peronistas y radicales en las elecciones de 1948
Oscar H. Aelo, Universidad Nacional de Mar del Plata
INSTITUTO NACIONAL YRIGOYENEANO



Formación y crisis de una elite dirigente en el peronismo bonaerense, 1946-1951.
Oscar H. Aelo,
Historiapolitica.com



Sobre los Orígenes del Partido Peronista. Notas Introductorias
María Moira Mackinnon.
Historiapolitica.com



Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...
Buena.
Por eso digo a su vez: o estamos ante algo "nuevo" o estamos ante "lo mismo de siempre". Las dos cosas... no.
Abrazo
1 de julio de 2013 09:48



Pero además, los intendentes más votados de la PBA, llevados por la pulsión electoralista, saben de política, saben que hay que hacer con la economía de un país; no están confinados al defensivismo perenne del alumbrado, barrido, limpieza y desactivación social.
Sucede que el equilibrio entre poder y política no les permite vociferar demasiadas sinuosidades discursivas: están demasiado comprometidos con el electorado.
Los intendentes más votados de la PBA tienen a Levitsky en la biblioteca, pero hoy leen a otros autores.


Les discours sur les mouvements sociaux sont souvent empreints d'une normativité plus ou moins implicite.

Les sciences sociales ne dérogent pas à la règle, comme le montre par exemple l'embarras des chercheurs à reconnaître le caractère politique des récentes « émeutes », ainsi que ces événements ont été étiquetés (1).

L'affaiblissement présumé de la conflictualité du travail (2) au profit des « nouveaux mouvements sociaux » aux revendications plus culturelles que matérielles (3) constitue une bonne illustration de cet ethnocentrisme politique, qui voudrait notamment que la précarisation des classes laborieuses les ait détournées de l'action revendicative.

C'est à la correction de ce biais épistémologique que Denis Merklen (4) s'attaque dans le présent ouvrage, à partir d'enquêtes minutieuses qu'il a pu mener dans des quartiers urbains pauvres en Haïti, au Sénégal, en France, et surtout en Argentine.

Ses observations le conduisent en particulier à articuler la déstabilisation en cours de la société salariale, telle qu'elle a bien été analysée par Robert Castel (5), avec l'émergence de nouvelles formes de mobilisation au sein des quartiers populaires.

Son ouvrage se situe ce faisant à la croisée de la sociologie du travail, celle des comportements politiques et de l'action publique, mais aussi de l'analyse de la stratification sociale et de la sociologie urbaine.

……………

Denis Merklen cite ainsi l'exemple d'un groupe de femmes rencontré dans le bidonville Puerta de Hierrro dans la périphérie de Buenos Aires, qui après avoir participé à un programme étatique de déléguées de pâté de maison (manzana en espagnol), se sont reconverties dans un autre ciblant les chefs de foyer sans emploi, tout cela en animant dans le même temps une coopérative revendiquant auprès de la municipalité un relogement décent, en assurant le catéchisme pour leur communauté ecclésiastique, en encadrant des cours d'alphabétisation pour une ONG à fonds européens, et en animant la permanence du parti péroniste dans le quartier.

Or c'est précisément la concurrence entre tous ces acteurs institutionnels et politiques qui accorde selon Denis Merklen une certaine marge de manœuvre aux habitants, ceux-ci ne pouvant en effet rester « captifs » d'une de ces organisations.

................


L'ouvrage de Denis Merklen porte ainsi une charge sévère contre les membres de la frange « supérieure » des « classes moyennes », auto-identifiées comme telles.

Il s'agit d'abord des « nouvelles classes moyennes », peu réactives face au mouvement de désaffiliation et de creusement des inégalités particulièrement sensible en Argentine suite aux « réformes » menées par le président Carlos Menem (15), et dont Denis Merklen livre un édifiant bilan statistique.

Sortant « gagnants » de ce mouvement de libéralisation économique, cette frange de la population formée de professions libérales, d'employés et de commerçants se sont identifiées aux nouveaux modèles de consommation désormais prônés, et soutenu ce faisant cette évolution que certains chercheurs ont qualifié de « modernisation exclusive » (16).

La communauté sociologique est également pointée du doigt pour son normativisme ethnocentrique, qui l'empêche trop souvent de repérer les formes particulières d'individuation à l'œuvre dans les quartiers pauvres (17), et plus encore celles de la participation politique qui en découle, celles-ci ne correspondant pas à l'idéal de citoyenneté que portent ces classes moyennes.

« A lire les analyses des dernières grandes élections, on a l'impression que la seule conclusion est que les classes populaires vivent dans l'erreur ou dans l'incompréhension des voies ouvertes par la modernisation » (p.254).

Inutile de rappeler les commentaires qui ont suivi un certain référendum du 29 mai 2005, sans parler des condamnations plus ou moins implicites qui suivent l'annonce des taux d'abstention.

Rappelant utilement le précepte weberien selon lequel c'est le sens visé par l'agent qui confère une dimension sociale à son action, Denis Merklen esquisse ainsi bien dans son ouvrage les traits spécifiques de la « politicité » (18) contemporaine des classes populaires.

Au-delà de l'intérêt épistémologique qui réside dans la remise en cause de certaines « fausses » oppositions trop souvent indiscutées, son propos rappelle, plus qu'il n'ouvre réellement, des perspectives fécondes dans l'analyse des mobilisations de classes populaires.

Si sont ici détaillés les mouvements argentins comme celui des asuntamientos, occupations illégales de terrains qui visent cependant la reconnaissance comme un « vrai quartier », ou les piquetes, des barrages de route, ceux-ci ne sont pas sans évoquer d'autres mobilisations de précaires qu'on peut observer en France, tels que le mouvement du Droit au logement (19) ou les grèves de la faim engagées par des travailleurs "sans papier" (20), dont les analyses ont déjà montré combien celles-ci s'inscrivaient dans une négociation avec le système politique.

On pourrait aujourd'hui évoquer les séquestrations de cadres dirigeants par les salariés brutalement licenciés.

Quoiqu'il en soit, recherche d'un intérêt matériel à court terme et lutte pour la reconnaissance d'un droit ne sont donc une fois de plus pas dissociables, « c'est la tension toujours mal définie entre ces deux logiques qui détermine les modalités de l'action collective. Il ne s'agit pas d'une chose ou d'une autre.

Comme si les classes populaires disposaient du choix entre « morale » et « intérêt » ! » (p.268).

..........

Faute notamment d'une mobilisation suffisante en sa faveur.

Et en la matière, les plus apathiques ne sont sans doute pas ceux que l'on croit.

Denis Merklen, Quartiers populaires, quartiers politiques
Igor Martinache






"Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band" sigue tocando.



It was twenty years ago today
Juancito Sosa taught the band to play
They've been going in and out of style
But they're guaranteed to raise a smile
So may I introduce to you
The act you've known for all these years
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
We're Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
We hope you will enjoy the show
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
Sit back and let the evening go
Juancito Sosa's lonely, Juancito Sosa's lonely
Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band
It's wonderful to be here
It's certainly a thrill
You're such a lovely audience
We'd like to take you home with us
We'd love to take you home
I don't really want to stop the show
But I thought that you might like to know
That the singer's going to sing a song
And he wants you all to sing along
So let me introduce to you
The one and only General Perón
And Juancito Sosa's Lonely Hearts Club Band.