Morbosa fascinación virginal al enfrentarse a la Cara de
Dios.
Metáfora sexista para caracterizar el asombro perplejo del
progresismo anticlerical argento, frente a las repercusiones mediáticas globales,
de las andanzas del Compañero Cardenal en las entrañas del Imperio financiero.
Una década atrás, en los pininos de la batalla mediático
cultural de los blogs, resultaba ser la esencia de la reacción más
oscurantista.
La dependencia intelectual, y financiera, de las fundaciones
peninsulares lo convertían a Bergoglio en el Rouco Varela argento.
Era inútil tratar de explicar las diferencias entre España y
Argentina, el 80% de las cuestiones Iglesia Católica y Estado ya habían sido
resueltas en nuestro país por Roca hacia más de 1 siglo.
Insistir sobre ello implicaba ser borrados de las listas de
viajes y subvenciones de las fundaciones y ONG que pululaban antes de la Crisis
del 2007, que cerró el grifo de prebendas y sinecuras.
Aclaro por enésimas vez, así como nunca fui un “territorial”
en sentido estricto, jamás fui un “cristianuchi” sino más bien lo contrario.
En la “Guerra de los 30 años, 1949/1979, me situaba políticamente
entre los que quemaban catedrales como los tercios españoles y lansquenetes teutónicos
del Saco de Roma.
No se trataba de teología sino de política y Poder
estructural por, y sobre, el Pueblo.
Ahora bien, no ser no implica desconocer las potencialidades
ajenas, es imposible vencer y conquistar lo que se ignora.
Y el jesuita Padre Jorge era, y es; férreamente ortodoxo en
lo dogmatico, obsesivo en lo social, y flexible en lo operativa.
“Si los pibes comen todos los días, ¿qué importa quienes le dan de
comer?”, como explico en la entrevista de la TV brasileña en Rio de
Janeiro.
El reflejo pavloviano peninsular, que como dije nos rompió las
pelotas las últimas décadas, se observa en la nota de Juan G Bedoya en el País
de España.
Los papas no mienten
Críticas internas y externas indican que el Papa Francisco está
perdiendo su estado de gracia en los medios de comunicación.
Obsesión asnal por la “comunicación”, que no es otra cosa
que las “formas” esterilizando las praxis, ya que el “resultado” se convierte
en sí mismo en “lastre estilístico”.
Word a la enésima potencia, al ser el “lugar” designado por
el “Orden natural de las Cosas”, en la Hegemonía Cultural existente.
En contraposición, los voceros de los Mercados e Inversores,
Forbes por ejemplo; ya recelaban desde el principio del “jesuita sudamericano, más
precisamente de Argentina”.
No se trata de que el Pope Francis sea “zurdo” en lo
personal, es el Weltanschauung de la Argentina el que enfrenta el “Deber Ser”
global.
Si se realizara el análisis de la terminología utilizada en
lo discursivo entre un vocero de Izquierda Unida de España y un vocero
articulado de la Derecha argentina como Federico Pinedo; sin conocer la “pertenecía
y adscripción” partidaria.
Nos sorprenderían los resultados, ya que el “relato” de la
Izquierda Orgánica española está absolutamente “percudido” conceptualmente por
el “dialecto” financiero de la CNN en español.
El universo comunicacional del mainstrean global se ha
corrido tanto a la derecha del dial, que hasta la Derecha con votos en nuestro país
parecen resonar como socialdemócratas de los 60 y 70.
Como le explico Sergio Berensztein a Pancho Olivera en
Odisea Argentina; en nuestro país no hay lugar “electoral” viable para símiles
de los Populares españoles y los Tory británicos.
Mucho menos para lo equivalentes al Tea Party
estadounidense.
De allí que el Cambiemos de Duran Barbas sea un guiso
carrero de Podemos y Ciudadanos de España.
La “alternancia bipartidista” PP-PSOE se ha vuelto tan
inviable socialmente, que se encuentran en el dilema de la Gran Coalición a la
alemana, o ser remplazados por los dispositivos de Iglesias y Rivera.
Lo que nos lleva a las actitudes de ambos frente al discurso
papal.
Rivera y Ciudadanos reniegan del “argentino” por el “enfoque”
económico “populista”, son “social-liberales” a la Blair & Brown.
Mientas Iglesias y el politburó de Podemos “desesperan” por
un mano a mano, fotográfico, con el Papa negro.
Resumiendo en palabras de Toynbee, “La Intelligentsia nació para
ser infeliz”.