No me refiero a los gemelos suizos, Lole y Hermes, sino al criollo de San Javier.
“Rostro de indio, piel marrón, los brazos flacos y largos como escopetas. Carlos Monzón era una calculadora de flequillo negro, huesuda y fulminante. No poseía el aura gloriosa de Pascualito Pérez ni la mediática simpatía de Ringo Bonavena; menos aún el talento magnético de Nicolino Locche, cuando salió del país, en 1970, como un Ulises anónimo. El público del Luna Park respondía con cierta indiferencia a su estilo, avaro en emociones, lejano al vértigo. Viajó a Italia sin luces de neón ni grandes expectativas. Lo esperaba Nino Benvenuti, italiano de estampa actoral, consolidado campeón, amado en Europa.
El derechazo letal que hizo de Benvenuti un edificio que se desploma por implosión es ya una pintura clásica. Aquel 7 de noviembre de 1970 Monzón sacudió al Viejo Continente y también a los argentinos, que se habían sentado frente a los televisores sin demasiado optimismo. Incluso, su combate posterior, en el Luna Park, ante Charlie Austin (el título no estuvo en juego), no fue seguido por gran cantidad de gente. Sin embargo, enemigo de la estridencia, Monzón respondió con una solvencia y una solidez impresionantes a su condición de campeón mundial de los medianos. Para lograrlo, el santafecino tuvo a su lado a uno de los últimos grandes maestros de los gimnasios argentinos: Amílcar Brusa. El viejo gurú de mirada de hielo atomizó sus deslices disciplinarios para mantenerlo en la estricta ruta que permite llegar al objetivo deseado. Tras Benvenuti y Emile Griffith en el Luna, el público supo que se había equivocado.
Cada defensa de Monzón se convirtió en un ritual obligado y popular. Y el flaco fibroso y de ojos desconfiados se entronizó como un grande de la historia del boxeo mundial. A pesar de la reticencia de Estados Unidos (la cuna de este deporte), que se empeñaba en darle la espalda porque había decidido construir su reinado en Europa. Mientras arrasaba con todos los que intentaban destronarlo (Bouttier, Briscoe, Mantequilla Nápoles, Mundine, entre otros), Monzón ya había sido seducido por otros placeres. El jet-set europeo le prodigaba su corazón y la farándula argentina lo tenía como asiduo integrante.
Cuando superó al durísimo Rocky Valdez en dos tremendas peleas efectuadas en Montecarlo se dio cuenta de que cada vez le costaba más subirse a un ring en las mejores condiciones. Y en agosto de 1977 optó por abandonar. Como campeón. Sin claudicar a manos de nadie. Fueron casi siete años de reinado, que dejaron una marca impecable de 14 defensas exitosas. Un registro que se transformó en récord en su categoría hasta que en 2002 fue pulverizado por Bernard Hopkins.
Alejado de los rings, quedó envuelto en graves problemas que lo castigaron con años de oprobio en la cárcel y una muerte trágica (en un accidente automovilístico) que se lo llevó a los 53 años, el 5 de enero de 1995. Monzón totalizó cien peleas y apenas perdió tres, en sus comienzos. Sin ser el más talentoso, reconocido tardíamente por el paladar del gran público, su pragmatismo traducido en conquistas lo elevó a ser el boxeador más exitoso de nuestro país. Tan frío, práctico y contundente como las estadísticas que lo vistieron con el traje de los grandes.
Por Diego Mazzei
De
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=873625
–¿No te gustaba Carlos Monzón?
–Sí, sí, me gustaba mucho. Era un boxeador cerebral, que usaba la cabeza para pelear. Y era demoledor. De una finura cruel para boxear. La pelea con el italiano Benvenuti es inolvidable. Y también el combate con Boutier, que yo vi por televisión. A propósito, ¿sabes que en los años veinte, Ho Chi Minh era cronista de boxeo en París? En una ocasión, comentando para una revista francesa, un combate entre dos boxeadores norteamericanos, uno negro y otro blanco, él escribió un extraordinario alegato contra el racismo, desde luego sin utilizar ni una sola vez esa palabra… Recordé ahora ese alegato, porque cuando vi la transmisión de la pelea Boutier-Monzón me indignaron los comentarios racistas que hacía el relator.
–Hablando de Monzón, hay otro cuento tuyo, La noche de Mantequilla, donde también el boxeo está presente…
–Ah, sí, es la historia de la pelea de Carlos Monzón y Mantequilla Nápoles en París, una pelea que me dejó un recuerdo muy especial. Así que cuando se me ocurrió la idea del cuento, que es una historia que tiene que ver con la política, la situé en aquella noche en el estadio.
El boxeo y Cortázar, 25 años después
http://www.inknova.com.ar/clientes/agustin/2009/02/12/el-boxeo-de-cortazar-25-anos-despues/
El terremoto de Guatemala de 1976 fue registrado el 4 de febrero de
Los efectos del terremoto fueron devastadores. Aproximadamente 23.000 personas fallecieron, 76.000 resultaron heridos y más de 1 millón de personas quedaron sin hogar.2 El terremoto se produjo durante la noche cuando la mayoría de la población se encontraba dentro de sus casas. Esto ha contribuido al elevado número de víctimas.2
http://es.wikipedia.org/wiki/Terremoto_de_Guatemala_de_1976
MOJADO, de Robin Wood y Carlos Vogt
Un niño mejicano huérfano trata de huir hacia los Estados Unidos en busca de una vida mejor. A través de diversas aventuras va creciendo, y finalmente logra cruzar la frontera, pero vive una vida marginal, en la pobreza e indocumentado. Es explotado, y, en su miseria, descubre que sabe pelear. Tiene buenos reflejos y mucha fuerza, por lo que, luego de conocer al entrenador de boxeo cubano Isabelito, se dedica a su nueva actividad. Así, va ascendiendo en el mundo de los cuadriláteros en medio de combates baratos, corrupción, y muchas victorias.
http://www.todohistorietas.com.ar/otrospersonajes3.htm
El Mojado que me gusta no es justamente el campeón mundial, cuando ya era un hombre rico y triunfador, allí voy perdiendo mi interés. Lo prefiero cuando de chico escapaba de las miserias de su pueblo y del fallecimiento de sus padres, buscando un mejor pasar, pateando las calles ayudando a los débiles y desprotegidos –que constantemente cruzaban su camino-, sin contaminarse del perverso mundo que lo rodeaba y solo con sus puños y un noble corazón.
http://www.siempre-historietas.com/2008/08/mojado-por-robin-wood-y-carlos-vogt_4826.html
Cuando empecé “Pepe Sánchez”, con Robin Wood, en 1975, dejé prácticamente de dibujar “en serio” para dedicarme exclusivamente a dibujar “en joda”, tratando de evolucionar en mi estilo hacia un máximo de comicidad.
Sin embargo, para no achancharme y lograr contrastes en mi producción, volví a dibujar una historieta dramática, “Mojado”, sobre guión de Robin, que se publicó catorce años en EL TONY y que obtuvo una respuesta muy favorable de los lectores. Esto de no encasillarse en lo humorístico, exige un esfuerzo especial e involucra, por supuesto, un mayor desgaste intelectual. Pero, tal vez paradójicamente, es esto precisamente lo que lo mantiene a uno más “fresco” en su creatividad y más comprometido profesionalmente en cuanto a dar, en lo posible, siempre más de lo que esperan tanto el editor como el lector.
Carlos Vogt
http://blancasmurallas.com.ar/Viudas/Vogt.html
A pesar de lo que se suele suponer, Mojado se publico un año antes que el terremoto de Méjico de 1985.
No es Mejicano, sino Centroamericano; y el terremoto de Guatemala es una parábola de la “emigración” a USA, debido al estado de guerra de la zona.
Tiempos de Reagan y los Contras, los escuadrones de la muerte en Guatemala, El Salvador y Honduras.
En USA, comienza a generarse el fenómeno urbano de las Maras; como respuesta al abandono e indefensión de los Inmigrantes.
El vacío del Estado de Derecho, y su monopolio de la violencia, suele ser llenado por las mafias; ya que, las organizaciones de los indocumentados, son ilegales por definición.
Volviendo al personaje, no es estraño que Carlos Vogt utilizara como modelo a Carlos Monzón; cumplia los requisitos del “Fisic du rol”.
“Rostro de indio, piel marrón, los brazos flacos y largos como escopetas.
….era una calculadora de flequillo negro, huesuda y fulminante”.
…….
“…un boxeador cerebral, que usaba la cabeza para pelear.
Y era demoledor.
De una finura cruel para boxear”.
Estamos acostumbrados a reflexionar sobre la influencia del exterior en nuestra producción cultural, en especial sobre los dibujantes y guionistas de historietas.
Pero, NUNCA hablamos de NUESTRA influencia hacia fuera.
Yo no creo que sea casualidad que Chad, del Maga y Anime “Bleach” de Tite Kubo, sea tan similar a Mojado de Robin Wood y Carlos Vogt.
“Es un humano muy alto, fornido y tiene sangre tanto japonesa como mexicana.
Su tez es más oscura de lo común en un japonés, tiene un pelo desordenado que le cae sobre la cara y le oculta los ojos y unas facciones muy marcadas.
Suele llevar uniforme escolar pero en su tiempo libre lleva ropa a la moda adolescente, pantalones vaqueros, chaquetas y llamativas camisas florales de vivos colores.
Yasutora es generalmente muy callado y serio, da la impresión de ser un matón por su aspecto y carácter pero todo lo contrario, es una persona amable que se preocupa por sus semejantes y no duda en ayudarlos si lo necesitan (como hizo con el periquito Yuichi Shibata).
Mantiene un compromiso férreo con Ichigo en el que ambos se comprometen a pelear sólo por el otro, no por sí mismos.
Yasutora nunca duda en ayudar a su amigo si lo ve en problemas y siempre se arroja a la batalla con decisión.
Nadie sabe a ciencia cierta cuál es la verdad respecto a Chad, ya que jamás le ha contado su vida completa a nadie, por ello algunos de sus amigos sostienen que es mexicano; otros, que es japonés,; unos que es huérfano y otros, que lo crió su abuelo.
Algunos creen que miente e inventa todas esas historias para no hablar de su pasado.
En realidad, Chad nació en Okinawa y vivió allí algunos años hasta que sus padres fallecieron, y debió ir a vivir a México con su abuelo Oscar Joaquín De
Durante su vida en México fue un chico problemático, pues aprovechaba su gran fuerza y tamaño para pelear con los demás niños, a pesar de que su abuelo intentaba hacerlo entrar en razón.
Sin embargo, en una ocasión provocó a unos adultos que intentaron golpearlo en serio, pero su abuelo se interpuso y sin defenderse recibió todos los golpes que le pensaban propinar a Chad.
Una vez que acabaron se disculpó en nombre de su nieto, quien a estas altura veía la escena arrepentido de su actitud.
Después de ello, su abuelo (al que como buen mexicano llama así incluso en la versión original) le enseñó que el sentido de su gran fuerza no era el de agredir, sino el de defender, y le hizo prometer que no usaría jamás sus puños, salvo para proteger a los demás del peligro; para sellar esta promesa le regaló una moneda mexicana la cual hasta el día de hoy Chad lleva en su cuello, y cada vez que alguien lo agrede lo ignora, aceptando todo lo que deseen hacerle sin quejarse, a menos que éste ataque a alguien más, en cuyo caso usa al máximo su fuerza para defenderlo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Chad_(Bleach)
La imagen de Monzón es de The Boxing Blog.
http://timesonline.typepad.com/boxing/2008/05/top-50-middle-2.html
La imagen de Mojado es de:
http://www.rebrote.com/nippur/html/creaciones.htm
http://www.nautiljon.com/persos/bleach/yasutora+sado.html
Para quienes estén interesados en los capítulos de Mojado.
http://www.atp.com.ar/post/Comics_/_Anime/141711/Mojado_-_Robin_Wood_(Comic).html