martes, 16 de diciembre de 2014

CABA, la Realidad electoral ¿ajusta o asusta?



Con el objetivo de lograr una clara "cadena de éxitos" antes de las presidenciales, Macri fijó las primarias abiertas porteñas para el próximo 26 de abril. La primera vuelta para elegir jefe de gobierno y legisladores porteños se desarrollará el 5 de julio, y un eventual ballottage quedó fijado para el 19 del mismo mes.

"No hay nada nuevo. Se trata de una fecha muy similar a la de las elecciones anteriores", afirmó el jefe de Gabinete (y candidato) Horacio Rodríguez Larreta luego de la reunión constitutiva de la Asamblea Nacional de Pro, que -como se esperaba- eligió a Macri presidente, en el hotel Sheraton Libertador.

A pesar de las respuestas de rigor, el actual calendario electoral representa el "triunfo" de quienes, dentro del propio macrismo, apostaban por separar las elecciones locales de las nacionales, en contra de la opinión del propio líder de Pro, para quien "la gente no quiere ir a votar seis veces en un año", tal como lo expresó en más de una oportunidad.

El consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba y, extrañamente, Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti (con su definición aún en suspenso) eran los principales impulsores de una elección porteña alejada de las PASO y las presidenciales. Emilio Monzó, ministro de Gobierno, pugnaba por elecciones unificadas para "levantar" aún más las acciones de los candidatos porteños.

A su regreso de Alemania, el domingo por la noche, Macri participó de la celebración del centenario del fundación del Partido Demócrata Progresista, en el hotel Savoy. No dijo nada sobre el asunto y mantuvo el silencio hasta la mañana de ayer, cuando se reunió con su mesa chica y decidió definir el calendario electoral.




Mis lectores de Platz der Republik, que es donde Mauricio fue a buscar “financiación y  saber hacer” electoral, prefieren la versión de  Jorge Fernández Díaz.



No hablemos de asuntos más sofisticados, como la falta de transparencia, las impudicias institucionales, la instalación de una política feudal y gansteril, y otras pesadillas republicanas que sólo desvelan al treinta por ciento de la población.

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El escenario mediático ya no resulta totalizador, la plaza de disputa ni siquiera es la televisión, y asombra que la política como show y el dirigente como general de medios vayan volviéndose rápidamente demodé.

El sujeto político cambió de manera sustancial, y muchos siguen mirando por el espejo retrovisor.

¿Qué es entonces la política en un mundo atomizado, cómo llegar al nuevo ciudadano que ahora tiene voz y busca protagonismo y, sobre todo, cómo evitar conversaciones encapsuladas?

Tal vez la nueva era, donde las batallas culturales serán esencialmente batallas informáticas, no precise un cambio ideológico sino generacional, que atienda esos mundos invisibles, pero cada vez más populosos.

Los teléfonos móviles atraviesan hoy todas las clases sociales, y este dato altera fundamentalmente la relación entre el candidato y la gente.

Quien vive en la agenda mediática, lanzando o respondiendo golpe a golpe, experimenta entonces una engañosa sensación de relevancia.




PD, el treinta por ciento de la población es la SUMA de Oppos y Offos emo-militantes; que al ser socioeconómicamente  ABC1 tienen el monopolio de la Agenda “comercial”.

Pero, como los votos se cuentan de a uno, se convierten de facto en marginales en 2015.

Quienes “financian” ya lo han descontado, para desconcierto de las plumas de los Agit-Prop