Impecable, pero,…le falta el encuadre político histórico.
Aclaro que no es una recriminación para Gustavo, como
Iurisprudente, no tiene la obligación conocer los entresijos de la Historia del Fiscalismo y
sus consecuencias políticas y sociales.
Desde que yo era un pibe, pasaron por la Escuela Media y los Claustros Universitarios
varias generaciones.
Que asumen acríticamente que Cromwell, Franklin y Robespierre;
se despertaron una mañana, descubriendo que estaban siendo sojuzgados por la Opresión de la Tiranía, y comenzaron su
Lucha por la Libertad
y la Republica.
Lo que consideramos el menos imperfecto de los Sistemas Políticos
del siglo XXI, tiene su génesis en tres Revoluciones Burguesas; la Inglesa 1640, la Americana 1774 y Francesa
1789.
Todas ellas tienen un factor común en sus inicios; Déficits
Presupuestarios insostenibles, y asimetrías regresivas impositivas, que
terminaron en la sublevación de los contribuyentes.
Lo que mas irritaba en los tres casos no era la contribución
fiscal en si, a pesar John Hancock y cia, sino las excepciones vía Privilegios.
Cuando se hablaba de Privilegios en los siglos XVII y XVIII,
se referían no solo a no pagar impuestos, sino además, a ser beneficiados por
los Subsidios.
El MNI es solo la punta del iceberg de las asimetrías
fiscales, y los subsidios consiguientes.
Tomemos el IVA, impuesto al consumo, y un grupo especifico
de contribuyentes, los habitantes de la
PBA.
Por cada $ 1 que pagan incluso los indigentes, solo vuelve
en servicios en el GBA $ 0.60; debido a las distorsiones de las
Coparticipaciones primaria (Estado Nacional y Provincias), secundaria (Provincias
entre si), y terciaria (PBA y Municipios entre si).
Estimados Críticos, Amigos y Compañeros; no solo tienen razón
los de la 4ª Categoría en patalear, cuando Mauricio Macri en un pase financiero
logra US$ 1.000.000 no grabados.
Sino que, cualquiera que quiera realizar una campaña “demagógica”
en el 2013, basada en la inequidad fiscal del IVA; se le hace campo orégano en la PBA y el GBA.
¿Con que se le va a responder?, que “muerden la mano que les da de
comer”; como lo plantea La Charlotte.
Macarteando como Señoras Gordas, en defensa de las excepciones
fiscales y subsidios a ¡a los Mauricio Macri!; a quien le dan “aire político” como
el “enemigo a vencer”, a pesar que esta al mismo nivel de Ibarra y de la Rua.
Muchachos, bajen dos cambios, y reseteen la data; el 82% y
el MNI, por mas huevo que pongan, no son homólogos.
Hay tres miradas, entre muchas, que predominan sobre el
asunto en ciernes.
1/ Dallas el Regreso, se centra en las diferencias
personales; la Historia
se reduce a una Telenovela con sus intrigas para digerir la cena.
2/ De Adam Smith a Rosa de Luxemburgo; el eterno péndulo del
conflicto entre Patronal y Corporaciones laborales, que enmarca el Capitalismo
como Sistema Social.
3/ Interna Peronista, exacerbada por ser Partido Dominante,
para definir las estrategias frente a la Larga Crisis de la Globalización Financiera.
Las tres son innegables, aunque las proporciones son
bastante disímiles.
Personalmente la tercera, que es la menos obvia, me parece
la más transcendente; frente al binomio prevaleciente en el Atlántico Norte,
Quietismo/Espasmos como respuesta, en la Argentina se arma un batifondo que obliga a
reexaminar lo sabido y/o creído.
Si ha llegado el Fin del Mundo Conocido, no en su sentido
apocalíptico; emergencia de USA, Alemania, Japón e Italia a fines del siglo
XIX; Guerras Mundiales con la
Gran Depresión en el Medio; fin del Patrón Oro de Nixon,
Colapso del Mundo Socialista.
Y no existen Respuestas Predeterminadas, mas allá de
Trotskistas y Austriacos, el “Agite” es una muestra de Salud envidiable por los
Países Serios.
Que hubiera sido mejor “Administrarlo”, que ejercer la
“Exuberancia”; desde ya que si.
Pero, tenemos un gran problema superestructural; no existe
nada, pero nada de nada, mas allá de la Galaxia peronista.
Y la
Intelligentsia, sea del Establishment, o del Reformismo realmente
existente; ha caído en una inopia espantosa; que solo saben repetir conceptos
como si fueran mantras religiosos.
Comparativamente, nuestro país, o sea Estado y Pueblo; esta
mucho mejor “armado” hoy que en 1989, Caracazo, Tienan Men, o colapso social,
económico y político del Mundo Socialista europeo.
No solo la apropiación de la economía soviética por las
mafias; que algún día deberían explicar los discípulos de Trotsky y de Hayek;
sino las bestialidades de los Balcanes.
O el 2001, cuando a la afrenta social y económica, se sumo
el insulto del colapso del Estado y su Sistema político.
Ojo, no se trata de una apreciación subjetiva; toda la data
existente de organismos insospechables de simpatías por el populismo, en
cualquiera de sus versiones, y no solo P; considera que ranqueamos muy alto en
Resilencia, Robusteza, Adaptabilidad y Gobernanza.
De Davos a Failed States Index del Foreign Policy,
incluyendo Moodys y S&P, que deben realizar malabares con las
subjetividades, para que los datos objetivos no los dejen en ridículo.
Resumiendo, personalmente me siento como el personaje que
hacia Donald Sutherland en el Botín de los Valientes; me encanta en
positivismo.
…………
Eduardo
Houston tenemos un problema….
La Rioja,
CFK 70%, Menem 1º con el 40%.
Malvinas Argentinas; CFK y DS 60%, Jesús Cataldo Cariglino
el 55%.
Es necesario recordar Córdoba, Santa Fe o la CABA?; donde más de un ultraK
vivió un mes de diarrea hasta las PASO; que fueron de facto una Interna del
Peronismo.
Baja dos cambios, y podemos departir amablemente; no sea que
Belén de la UOM
termine como el candidato de CFK a la
CGT.
Resumiendo mi impresión, diré que Hugo Moyano sufrió una
derrota política.
Si estoy en lo cierto, le será cobrada de aquí al 12 de
julio, cuando el sindicalismo decida sobre las autoridades de la CGT.
Pero ojo, ésta es sólo la mitad de la historia.
Tal vez, en el largo plazo, la menos importante.
Porque Camioneros realizó hoy una movilización gremial de
todos sus cuadros, decenas de miles de ellos…para presionar a un gobierno
peronista.
Y sigue siendo el sindicato más poderoso de Argentina, más
allá de las ambiciones o aún del destino personal de Hugo Moyano.
Reflexiono en esto porque me parece que el gobierno – que ha
logrado convocar y, hasta cierto punto, encuadrar desde el liderazgo de
Cristina a una nueva generación de militantes políticos – no tiene nada
equivalente en el sindicalismo.
Es un tema decisivo, porque la biología y las tablas
actuariales garantizan que pronto habrá una gran renovación en la dirigencia.
Mucha gente joven encuadrada, mucha y buena disciplina.
En fin Manolo, otro 27 de junio y yo siempre del lado de los
malos.
Esta vez con derecho al chori y bajo un sol ardiente, el
mismo que brilló el domingo pasado en Victoria, será el ardiente de Mijalkov o
el viejo astro peronista?
–¿Por qué considera a
los delegados de base como un elemento clave dentro de la estructura sindical?
–La existencia de una
organización nacional centralizada de gremios industriales como la CGT es fundamental para la
fortaleza del sindicalismo argentino, pero el grado de penetración y alcance a
nivel de los establecimientos laborales también es clave.
La negociación
nacional unificada tiene fuerza porque está respaldada no sólo por dirigentes
de seccionales sino también por representantes en las fábricas.
–En el libro afirma
que las instancias de representación directa otorgaron al sindicalismo local un
carácter original y pionero en América latina.
–La investigación se
centró en el caso argentino, intentando delinear grandes tendencias de
organización sindical desde 1943, en particular en fábricas siderúrgicas y
textiles.
La comparación
sistemática con otras experiencias de América latina todavía está pendiente.
Esa expresión con
respecto a la originalidad argentina surge de observaciones informales.
Por ejemplo, en
Chile, la organización sindical en el lugar de trabajo es prácticamente
inexistente, y en Brasil no se observa con la misma intensidad.
Empresarios
brasileños que compraron compañías argentinas quedaron impresionados al ver el
grado de organización sindical en planta.
–¿Fue Perón quien
respaldó la conformación de cuerpos de delegados de base?
–Hay trabajos
recientes que muestran que los delegados en comisiones internas se habían
desarrollado incipientemente en forma previa y que la etapa peronista es de
consolidación y extensión.
Esa expansión revela
un aspecto nuevo de la acción sindical en ese período porque siempre se había
destacado el proceso de burocratización y consolidación de una estructura muy
vinculada con el Estado.
Durante el peronismo,
las comisiones internas tuvieron una enorme importancia y se adquirió el fuero
sindical en el lugar de trabajo.
–Perón se caracterizó
por ejercer un fuerte control sobre los sindicatos. ¿Cómo fue la relación con
esos cuerpos de delegados?
–Lo que se ve es un
permanente conflicto dentro de las organizaciones sindicales.
En el periódico de la CGT es muy evidente la
preocupación por los desbordes.
Perón, por su parte,
habla en varias ocasiones sobre la necesidad de controlar a la “masa
anárquica”, y al mismo tiempo el Congreso de la Productividad de
1955 es un intento de imponer mayor disciplina y subir los ritmos de producción
que se consideraba que se habían deteriorado durante el decenio peronista.
Sin embargo, las
recomendaciones consensuadas no pueden aplicarse cabalmente.
Hay muchos
testimonios de empresarios que al final de la década peronista resaltan la
existencia de un enorme poder obrero en el seno de las fábricas.
–¿Qué cambia a partir
de la caída del peronismo?
–Después del
interregno de Lonardi, las primeras medidas del gobierno de Aramburu tienen a
desmantelar la organización sindical de base.
Luego hay un proceso
de consolidación de las cúpulas, pero a partir de los años ’60 se observa una
reorganización de la base y esto surge de manera visible a fines de los ’60 con
el Cordobazo.
En los procesos de
radicalización obrera que van desde fines de los ’60 hasta los ’70, la
organización sindical de base tiene mucho que ver.
–¿Cómo fue posible esa
reorganización durante gobiernos militares o gobiernos civiles condicionados
fuertemente por los militares?
–Uno podría pensar
que las bases son necesariamente el primer objetivo de la política represiva,
pero esto no siempre fue así.
La tendencia a la
descentralización fue otra forma de pelear contra una estructura sindical
centralizada y vertical asociada al peronismo.
–A partir de 1976
pareciera invertirse el criterio, porque la represión se concentró en las bases
y se negoció con sectores de la cúpula sindical.
–Lo que estoy
marcando es una oscilación entre negociar con las cúpulas para controlar a las
bases o descentralizar las negociaciones para debilitar a esas cúpulas.
Son dos estrategias
que se van alternando entre 1955 y 1976.
Lo que hay a partir
de 1976 es una profundización de la ofensiva.
Los delegados fueron
víctimas de una represión ejemplificadora.
Hubo casos de obreros
colgados en la puerta de las fábricas.
A su vez, el
secuestro y la desaparición buscó generar terror en el lugar de trabajo.
La represión también
se extendió a los líderes sindicales.
Hay sectores que
pactan con la dictadura, pero existe un arco enorme de líderes sindicales que
son desplazados, puestos en prisión o directamente desaparecidos, como es el
caso del arco combativo.
–Pero las estadísticas
de la Conadep
evidencian que la gran mayoría de los desaparecidos fueron obreros de base.
–Las formas
represivas fueron diferentes.
La política de
secuestro y desaparición, que empezó antes del golpe, se concentró en la base,
mientras que frente a los dirigentes sindicales se tenían mayores cuidados
debido a la presión internacional.
–Otra característica
distintiva fue la complicidad de los empresarios que propiciaron la
desaparición de sus propios trabajadores.
–Ese vínculo fue muy
estrecho.
En algunos casos
surgió de las propias empresas que buscaron reinstaurar condiciones de trabajo
que se habían perdido debido al grado de organización sindical, y en otros fue
consecuencia de la presión del gobierno militar para el otorgamiento de
información.
–Ese colaboracionismo
parece haber quedado impune.
–Es muy difícil de
juzgar.
Hay varios casos en
marcha, como los de Mercedes-Benz y Ford, pero es difícil conseguir condenas.
Lo que está claro es
que debe dejarse de lado la dicotomía militares-guerrilla porque el foco
represivo en el lugar de trabajo y en los sindicatos evidencia que la dimensión
central del conflicto fue la pelea por una distribución del ingreso más
equitativa.
–¿Cuáles fueron los
casos más emblemáticos de colaboración empresaria?
–Estudié los casos de
Mercedes-Benz, Ford, Astilleros Astarsa, Ledesma, Dalmine-Siderca (Techint) y
Acindar porque allí hay claras evidencias de distinto tipo de colaboración:
financiamiento a las fuerzas represivas, entrega de listas de trabajadores,
autorización del ingreso de las fuerzas represivas para secuestrar en los
lugares de trabajo e incluso la instalación de centros de detención dentro de
la fabrica, como ocurrió en Acindar y Ford, donde además se llegó a torturar a
los trabajadores.
–¿Esos centros
funcionaban dentro de las fábricas mientras el resto de los compañeros seguía
trabajando?
–Sí, son fábricas con
predios muy grandes.
En el caso de Acindar
funcionó en el albergue de solteros.
Allí la represión fue
brutal.
Martínez de Hoz fue
presidente de Acindar hasta que asumió como ministro de Economía de la
dictadura; y luego lo reemplazó López Aufranc, que impuso un régimen militar
dentro de la fábrica.
–¿En qué medida
influyeron en el debilitamiento de la base sindical los cambios en la modalidad
de organización del trabajo que trajeron la polivalencia y la tercerización?
–Una de las razones
por las que decidí cortar mi trabajo de investigación en los ’80 fue porque es
necesario realizar más estudios de casos antes que hacer generalizaciones sobre
la década del ’90.
Los estudios
disponibles hasta ahora sobre la reconversión productiva muestran que los
cambios en la organización de la producción tuvieron una enorme implicancia en
la pérdida de poder de los delegados, pero hace falta seguir investigando.
–Su tesis de doctorado
abarca el período 1943-1983, pero en el libro extiende el análisis hasta la
actualidad.
–El libro incluye dos
trabajos.
Tanto el de Daniel
Azpiazu y Martín Shorr sobre la industria en la post-convertibilidad como el
mío fueron realizados a pedido de Fetia y la Fundación Ebert, y
tienen el objetivo de proveer elementos de discusión en el ámbito sindical.
Por ese motivo, me
propuse vincular mi investigación histórica con la actualidad, sintetizar
algunas tendencias en términos de organización sindical de base para mostrar
que los estallidos recientes en varios establecimientos no surgen aislados sino
que tienen una larga tradición nacional.
–Usted destaca el
resurgimiento de los conflictos en las fábricas, pero al mismo tiempo cita un
informe del Ministerio de Trabajo donde se destaca que el 87 por ciento de las
fábricas no tienen delegados.
–Destaco la fortaleza
en un período en el cual este fenómeno fue muy importante, y creo que de algún
modo se mantuvo porque en las grandes empresas más del 50 por ciento tiene
algún delegado.
Eso garantiza mayor
presión sobre los líderes sindicales, y a esos mismos líderes les brinda
capacidad de movilización y presencia en los lugares de trabajo.
Estar organizado en
el lugar de trabajo te pone en otro lugar con respecto a la patronal, te
permite negociar de otra manera.
–Esos líderes de base
cuestionan el modelo de sindicato unificado y la CGT dice que una descentralización debilitaría al
movimiento obrero.
–Es un tema complejo.
Creo que hay que
encontrar un equilibrio.
Hay formas para
democratizar más la representación sindical sin llegar a descentralizarla
totalmente y debilitarla.
Entrevista a Victoria Basualdo, investigadora del área de Economía
y Tecnología de la FLACSO;
sábado 10 de junio del 2010, Pagina 12.
“La negociación
nacional unificada tiene fuerza porque está respaldada en las fábricas”, afirma
Basualdo.