martes, 26 de marzo de 2019

Alternativa Federal no leyó a Pierre Ostiguy en Artepolítica (Septiembre 2008); Duran Barbas y Marcos Peña si lo hicieron en 2015, y quieren repetirlo en 2019.



La pregunta es buena en el sentido que se ha escrito mucho sobre la “irracionalidad” de los sectores populares con el peronismo o sobre el hecho de que el voto popular peronista sería un producto esencialmente material de prácticas clientelares.

Ambas propuestas no son correctas.

Esa perspectiva implica por otra parte que las clases medias votan, inversamente, con criterios racionales, sobre “issues” y posiciones ideológicas.

Ahí se pierde el aspecto estructural del panorama argentino.

De cierto modo, ambos sectores votan con valores, con ciertas pautas.

Pero es muy posible que esas pautas, además de los referentes identidarios y de “imagen de si mismo”, sean muy distintos entre niveles educativos y socioeconómicos muy dispares.

Las clases medias para nada votan de modo homogéneo en la Argentina, particularmente en la dimensión izquierda-derecha.

Encontramos discursos muy “clase media” que van desde el socialismo culto hasta posiciones de “libre mercado”.

Pero creo que existe una cierta aversión dentro de gran parte de la clase media para votar al peronismo.

Y es una aversión que combina valores, imagen de uno mismo, un sentido de lo “proper”, además de un sentimiento de sentirse cómodo o incómodo con “cierto tipo de gente”.

……..

Para decir la verdad, no conozco en el mundo una sociedad en donde las diferencias socioculturales (vinculada a clase y educación) se aparejen tan “maravillosamente” con el clivaje político central que en la Argentina –y además tan ortogonalmente al muy convencional espectro político izquierda-derecha-.

Creo que es en gran parte un producto de lo muy extraño que ocurrió entre 1943 y 1946 –el momento fundador del espacio político moderno argentino.

Y este fenómeno “extraño”, en vez de desaparecer (como lo quiso la Libertadora por ejemplo), más bien se consolidó con el tiempo.

………….

Se debería entonces modificar la pregunta y preguntar si el peronismo se puede constituir en hegemónico en la Argentina.

Mi respuesta es clara: de ninguna manera.

El no peronismo es demasiado importante y sentido (felt) en la Argentina (es decir, tanto en extensión como en intensidad) para permitir eso.

A pesar de su gran indefinición a través del tiempo en el eje izquierda-derecha, el peronismo no es tampoco, y para nada, un “catch-all” movement, un movimiento atrapa todo (aun si, sí, atrapa mucho).

No es algo insípido, como el Congreso Party en la India.

Entonces genera permanentemente su contrario.

Sin duda, estamos ahora en un momento en que el no peronismo no tiene unidad institucional o un actor casi-hegemónico, como lo fue en su época el Radicalismo (que supo atraer socialistas y neoliberales).

………..

Ahí entra claramente, a nivel de la discursividad política, mi diferenciación alto y bajo.

Todo el discurso “alto” enfatiza, constantemente y fuertemente, la corrupción, la honestidad, la ética, la transparencia, etc.

El “roba pero hace” es un lema discursivo típicamente populista.

Fue un tema de Adhemar en Brazil, pero uno se lo puede imaginar fácilmente en bocas peronistas en la Argentina.

Ahora, hay que poner una fuerte advertencia, para no caer preso del discurso “alto” (pues aquí se habla de discurso, y no necesariamente de prácticas).

Guillermo O’Donnell me hizo notar, hace ya 7 años, que muchos políticos “altos” hablan en contra de la corrupción, pero la practican abundantemente.

Uno puede pensar en el escándalo que involucró al gobierno de De la Rúa y que llevo “Chacho” Álvarez a renunciar.

Es decir, lo que choca y contrasta es más bien—otra vez a nivel discursivo—la franqueza descarada del peronista (bajo) Barrionuevo, para decir en público cosas inadmisibles.

Y de un cierto modo, eso es el peronismo: decir y hacer en público cosas “que no se hacen”.

Y no es que la gente discursivamente “alta” nunca lo hace, pero tienen la llamada “decencia” de guardarlo en lo privado.

A nivel de recepción, igual creo que el asunto de la corrupción es más molesto para sectores educados de clase media.

Para gente empobrecida, es normal que el “hacer” y el “cumplir” sea más vital e importante.



Además, hay códigos de clase muy distintos, me parece.

Creo que guardar las apariencias importa menos en los sectores sociales bajos.




Imagen que encabeza el post sintetiza la clave de la “movilización” de Macri 2019, ver



La imagen intermedia el reclamo de las Clases Bajas, ver



Alta Cultura y baja chusma, en la Edad de Oro

"Antes puto que gallego" (Francisco de Quevedo)

“Aunque gallego, es honrado”. (Monroy y Silva)

"Ni perro negro, ni mozo gallego" (Lope de Vega)

"A gallego pedidor, castellano tenedor"

“Gallegos, gente no santa.”

"¿Rogaste a gallegos?, ya no puedes venir a menos". (Tirso de Molina)

"Los gallegos no se colocan en predicamento, porque no son alguien" (Miguel de Cervantes)

"No salen tantas flores en diez mayos, como en Galicia mozas y lacayos"

"Eres honrado. -Y noble, aunque gallego". (Tirso de Molina)

"Antes moro que gallego"

"Gallego, vuelvete moro y te daré dos reales".

"Venga el gallego a segar, miserable jornalero, que los hombres de Castilla tienen el trabajo a menos".

"Los gallegos vinieron al mundo para descanso de los animales".

- "Sois de Toledo?

-No soy, sino gallego.

-¿Gallego?

Para enviar un recado será muy lindo criado." (Tirso de Molina)