lunes, 30 de abril de 2012

Ligas mayores; Horacio Verbitsky (Charles Bronson y Jan-Michael Vincent) y Eduardo Aliverti (Jason Statham y Ben Foster).






Otro rasgo llamativo de la conducción de Cristina es el rol preponderante que ha reservado para cuadros jóvenes, a los que se refirió con insistencia en el acto del viernes, como custodios del legado de quienes “no somos eternos”.

Mencionó a aquellos que militan en las escuelas, las universidades y los barrios, pero no a quienes trabajan en fábricas y oficinas, un lamentable olvido discursivo en su propuesta de unidad y organización.

En verdad, a sus 40 años Axel Kicillof es un veterano, comparado con los 30 que tenía Antonio Cafiero cuando Perón lo designó ministro de Comercio Exterior.

La rama juvenil.
Lo imposible se hace obvio.



Lo que sí certifica, o debería asegurar el tener en cuenta quiénes dicen qué, es cómo eso enseña la ruta para equivocarse seguro.

Pasado en limpio, es un asco que venga a dar lecciones morales, y de ubicuidad institucional, esa gente que apoyó el remate del país, concluido en la catástrofe del 2001.

Machacan, incluso, con asimilar la reconquista de YPF a la demagogia del galtierismo malvinero y, más aún, con la euforia parlamentaria que aplaudió el default.

Lo primero es sencillamente repugnante, porque compara a una dictadura bestial, de la que fueron cómplices, con un gobierno democrático que procede a derecho.

La demagogia puede ser propiedad indistinta de tiranos o de gestiones avaladas por el voto popular, es cierto; pero asemejar a unos y otros es de mal nacidos.

Y lo segundo es técnicamente un ejemplo lamentable, porque al fin y al cabo resultó que el default y la devaluación salvaron a la Argentina de lo que hoy no se sabe si se salvará buena parte de Europa.

De todas formas, los más asquerosos no son ésos.

Esos trabajan ideológicamente como toda su vida, y quien no lo entienda vive tan en un frasco como los suscriptores de la existencia del periodismo independiente.

Los más asquerosos son los que se vendieron.

Los de la izquierda inconstante de que se vale la derecha permanente.

Sirve como ejemplo de que esa derecha está en problemas.

Debe recurrir a otrora externos que se cansaron de denostarla, apreciados en el presente como sus nuevos ídolos.

Reiterémoslo: no sirve para el techo, pero sí para detectar de cuál piso no hay que caerse.

El piso y el techo


Los Films.






domingo, 29 de abril de 2012

Modestamente, Horacio, Modestamente.




El duopolio (entre ambos venden seis de cada diez ejemplares de los principales diarios del país) despotrica contra la UCR y el FAP por acompañar el proyecto oficial.
Esto define el antagonismo entre el sistema representativo y la oposición, que no está en el Congreso ni en los partidos políticos, sino en las grandes empresas, las potencias internacionales y sus voceros. 


Víspera del 1º de Mayo; El “enemigo principal” sigue siendo el mismo de Videla.





“Nuestro objetivo (el 24 de marzo de 1976) era disciplinar a una sociedad anarquizada.

Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal.

Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”.


Un problema: no existen estadísticas oficiales ni privadas que acrediten el avance de sectores combativos en los sindicatos o en las comisiones internas.

Pero basta salir a la calle para saber que las medidas de fuerza se multiplican en sectores clave, sobre todo en el transporte, porque allí hay cuerpos de delegados indomables.

Algunas pistas sobre este fenómeno aparecen en el relevamiento periódico de los conflictos laborales del Observatorio del Derecho Social, que depende de la CTA.

En el último informe se registra un significativo porcentaje, que ronda el 13%, prácticamente estable desde 2007 hasta el año pasado, de las protestas que llevan adelante los trabajadores en el sector privado sin estar necesariamente encuadrados en un sindicato.

También se midieron los conflictos llevados adelante por sindicatos o comisiones internas vinculadas con partidos de izquierda: en 2011 sumaron 47 conflictos, que representaron el 11% del total en el sector privado.

Es decir, hay una sugestiva cantidad de medidas de fuerza que fueron decididas sin ningún aval orgánico de quienes manejan los sindicatos.

Es el primer indicio de que existe una brecha entre los trabajadores y las entidades que los representan.

El director de Estudios de Relaciones de Trabajo del Ministerio de Trabajo, Héctor Palomino, sostuvo que "hay mucho ruido de superficie", pero que "el conflicto base-dirección es casi constitutivo en la historia de los sindicatos en la Argentina".

Admitió que "desde 2003 pudo haber recrudecido por el retiro de los sindicatos de los lugares de trabajo que se produjo en los años 90", pero dijo que, a diferencia de esos años de menemismo en que reinaba la flexibilización laboral sin mucha resistencia gremial, "ahora el sindicato importa y en el 70% de las empresas grandes hay cuerpos de delegados".

Y aquí aparece el otro elemento que ayudaría a comprender por qué avanzan los sectores sindicales menos vinculados con las conducciones tradicionales: entre 2001 y 2010 se crearon más de cuatro millones de puestos de trabajo en el país (según el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, Cifra).

La mayoría de esos nuevos trabajadores, según coincidieron varios expertos consultados por Enfoques, son jóvenes, hay muchas mujeres y mucha presencia de clase media.

Para Palomino, fue "un cambio fenomenal en la base social del trabajo, sólo comparable históricamente con dos períodos, de 1935 a 1945, etapa de industrialización que desembocó en el peronismo, y el de los años 60".

La juventud de esos miles de nuevos trabajadores está provocando cambios de todo tipo en el mundo laboral, muchos de ellos no suficientemente medidos ni atendidos.

Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), mencionó la existencia de un "divorcio generacional", no de carácter ideológico, entre esos nuevos trabajadores y quienes manejan las estructuras gremiales.

Y ejemplificó: "Cuando entre 2009 y 2011 empezaron las negociaciones salariales, pensé que iba a haber una retracción de la gente pensando en la memoria histórica de la hiperinflación.

Expertos politólogos me dijeron que eso ya no existe, que no es esta generación.

Es decir, el trabajador de entre 20 y 28 años no trabajaba durante la hiperinflación y, por ende, no tiene memoria histórica de eso.

El primer dato, de tipo sociológico o psicológico social, es esta brecha generacional, con un lenguaje diferente, con consignas distintas y en donde, incluso, en rubros como el desarrollo de software o los call centers, todo el rito de las relaciones laborales es diferente al de una fábrica en los años 50 o 60 o 70".

…………………
Muchos se acuerdan del virulento conflicto de Kraft, en 2009, con despidos, cortes en la Panamericana, represión policial y fuerte presencia de partidos de izquierda.

Hugo Moyano, por entonces aliado al Gobierno, lo ponía de ejemplo del caos que se expandiría si el progresismo K insistía en defender la libertad sindical.

Hoy, Moyano parece contagiado del espíritu del sindicalismo combativo, y la ebullición en las bases, al calor de los nuevos trabajadores y la inacción del viejo andamiaje sindical, está lejos de la revolución, pero más cerca de consolidarse como un fenómeno aún indescifrable, tan peligroso para algunos como esperado para otros.



No me da vergüenza ser peronista, y como lo aprendí en los 60, antes del engorde pequeño burgués.






viernes, 27 de abril de 2012

Carlitos Bala, ¿un Socrático menor?; o sobre la feliz ignorancia de la caverna platónica, y su subordinación a las lentejas del déspota. .




rib ha hecho un nuevo comentario en la entrada "Huelga y la ignorancia pequeñoburguesa, sobre los ...": 

"Si a 60 años de su emergencia, y su capacidad de sobrevivir no solo a la IIIª Internacional, sino al Neo Liberalismo-Neo Consevadurismo; los No Peronistas siguen sin comprender al peronismo; ya dejo de ser un problema de los peronistas."

Estimado Manolo:

Hace ya 2.500 años que Zenón de Elea demostró que nada hay que comprender respecto del movimiento y fue acaso Carlitos Balá su mejor divulgador en nuestro pais. 

http://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

Ahora digame usted ... el peronismo es o no es una religión ??? Como sostiene Feinmann.

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-192411-2012-04-22.html

Saludos y feliz dia del trabajador!!! 


Respuesta a "el “argumento” lo es todo, la Praxis es solo apariencia".

…Zenón no creía en la realidad objetiva del espacio: si éste es algo, ese algo debe estar situado en otro algo, y éste en otro, hasta el infinito; y si el espacio es nada, entonces las cosas que vemos están en nada.

Zenón no niega que tengamos una percepción del movimiento, pero sí niega que éste sea algo real. (1)

(1) Una anécdota al respecto nos narra que, estando Zenón argumentando su postura, otro filósofo, Diógenes el cínico, al escuchar que el movimiento era imposible, se levantó y, echando a andar, afirmó: "el movimiento se demuestra andando".

Es posible que esto produjese un efecto cómico que desprestigiase a Zenón, pero argumentativamente, Diógenes no había demostrado nada.

Zenón lo que afirmaba era que el movimiento era imposible y que lo que vemos no es más que una falsa apariencia.

Diógenes, por lo tanto, no había hecho más que ofrecer una apariencia más.

La anécdota, por otro lado, comete el fallo de reunir a Zenón y a Diógenes, a pesar de que éste nació el 413 a.C., esto es, 17 años después de la muerte de Zenón.



El Movimiento como Resistencia y los Profetas como contratara de los Doctores de la Ley

“Hay grupos enteros que se escapan, que se nomadizan: no como si retornasen a un estadio anterior, sino como si emprendiesen una aventura que afecta a los grupos sedentarios, la llamada del exterior, el movimiento.

El nómada, con su máquina de guerra, se opone al déspota con su máquina administrativa; la unidad nomádica extrínseca se opone a la unidad despótica intrínseca.

Y, a pesar de todo, son fenómenos tan correlativos y compenetrados que el problema del déspota será cómo integrar, cómo interiorizar la máquina de guerra nómada, y el del nómada cómo inventar una administración del imperio conquistado.

En el mismo punto en el que se confunden, no dejan de oponerse.

El discurso filosófico nació de la unidad imperial, a través de muchos ava­tares, los mismos que conducen desde las formaciones imperiales hasta la ciudad griega.

E incluso en la ciudad griega el discurso filosófico mantiene una relación esencial con el déspota o con su sombra, con el imperialismo, con la administración de las cosas y de las personas (se encuentran todo tipo de pruebas de ello en el libro de Léo Strauss y Kojève sobre la tiranía) (e).

El discurso filosófico siempre ha permanecido en una relación esencial con la ley, la institución y el contrato que constituyen el problema del Soberano, y que atraviesan la historia sedentaria que va de las formaciones despóticas hasta las democráticas.

El «significante» es en verdad el último avatar filosófico del déspota”.


Estimado, si vamos hasta la “ultima instancia”, la Filosofía no es más que una Superstición de las Minorías Dominantes, con buena prensa.

Si, como fenómeno social y político, nos consideran una Religión, para eludir el análisis; estamos frente un Obstáculo epistemológico, que solo puede ser superado mediante la “ruptura epistemológica”; con los costos ideológicos que implica.


“Mi universo de pensamiento ha sido abolido.
No puedo pensar más.
En lenguaje “de monaguillo”, rece por mí”.

Abrazos. 

Huelga y la ignorancia pequeñoburguesa, sobre los Teóricos liberales británicos y los Realpolitiker antiliberales germanos y estadounidenses.





Blogger rib dijo...
"Es lo que se llama la necesidad; pues la necesidad, el destino, etc. es precisamente aquello de lo que no sabe decirse qué hace, cuáles son sus leyes determinadas y su contenido positivo, porque es el puro concepto absoluto mismo intuido como ser, la relación simple y vacía, pero incontenible e indestructible, cuya obra es solamente la nada de la singularidad." 

G. W. F. HEGEL: Fenomenología del espíritu. La realización de la autoconciencia racional por sí misma. El placer y la necesidad. La necesidad. 

Por suerte algunos no viven en la necesidad sino que tienen 20 verdades peronistas. 

Acaso si refritan la Constitución del 49 se vuelvan legalistas.

Sin derecho a la huelga ... claro.
27 de abril de 2012 08:25
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JUEVES 26 DE ABRIL DE 2012

El “Honestismo” sin conchero y la Gestión de la Crisis Permanente.



El estimado Critico Rib, que es mucho mas inteligente y versado, que las chicanas de delegado estudiantil del 3º año del Nacional Buenos Aires; de mas arriba.

Me obliga a tirarle por la cabeza la Biblioteca de lo que, o no leyó, o lo hizo mientras trataba de levantarse una compañera de curso.

Actividad a la que yo también me dedicaba, ardorosamente, en mi adolescencia militante; a fines de los 60 y comienzos de los 70, antes del engorde de esa década.

El peronismo de la Resistencia Vieja, 1955/69, en lo intelectual era un gueto; donde se estudiaba en pequeños círculos, en una cocina familiar, o el patio cubierto de parras.

Los grandes eventos, cuando un Maestro itinerante venia a bajar línea; se solían utilizar los salones de los Sindicatos locales o en su defecto, durante los habituales Estados de sitio, las instalaciones de la Sociedad de Fomento.

Leer a Adam Smith y Toynbee, para comprender a Marx y Engels; a Parvus y Burtsev, para Lenin y Trotsky; Lasalle, Colmar von der Goltz, Labriola y Sorel, para  Gramsci, Malaparte, Bergson, Bernstein, Croce, Mao, el Tío Ho, Gentile, Malcolm X y Black Panthers, etc.

Casi un exceso de bibliografía; porque el acento no estaba en la erudición, como valor en si mismo; o en la acumulación de data, como justificación intelectual ante el fracaso de las Predicciones.

Sino como una caja de herramientas, a las cuales recurrir, para comprender la Praxis y sus Consecuencias.

Permitiéndose hasta bromear con los eslóganes fetiches: “¡El objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo!”; estimado Rib. ;-P

Resumiendo, porque los bodoques de más abajo no los va a leer nadie; son como una picada de 42 platos en los tiempos de las Dietas Moleculares y el Shushi.

Si a 60 años de su emergencia, y su capacidad de sobrevivir no solo a la IIIª Internacional, sino al Neo Liberalismo-Neo Consevadurismo; los No Peronistas siguen sin comprender al peronismo; ya dejo de ser un problema de los peronistas.

Con ser lo que somos, y sobrevivir al “Por Venir”, tenemos demasiadas tareas para andar perdiendo el tiempo.

Mucha suerte y feliz 1º de Mayo.


An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations.
Adam Smith - 1864 - 429 páginas; hacer clic aquí.
An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations: ...
Adam Smith, Germain Garnier (comte) - 1852 - 429 páginas, hacer clic aquí.
CHAP. VIIL
OF THE WAGES OF LABOUR.
The produce of labour constitutes the natural rccompence or wages of labour.
In that original state of things which precedes both the appropriation of land and the accumulation of stock, the whole produce of labour belongs to the labourer. He has neither landlord nor master to share with him.
Had this state continued, the wages of labour would have augmented with all thoseimprovements in its productive powers, to which the division of labour gives occasion. All things would gradually have become cheaper. They would have been produced by a smaller quantity of labour ; and as the commodities produced by equal quantities of labour would naturally in this state of things be exchanged for one another, they would have
| the landlord demands a share of almost all the produce which the labourer can either rai^e or collect from it. His rent makes the first deduction from the produce of the labour which is employed upon land.
It seldom happens that the person who filb the ground has wherewithal to maintain himself till he reaps the harvest. His maintenance is generally advanced to him from the stock of a master, the farmer who employi him, and who would have no interest to employ him, unless he was to share in the produce of his labour, or unless his stock was to be replaced to him with a profit. This profit makes a second deduction from the produce of the labour which is employed upon land.
The produce of almost all other labour is liahh- to the like deduction of profit. In all arts and manufactures, the greater part of the workmen stand in need of a master, to advance them the materials of their work, and their wages and maintenance, till it be completexi. He shares in the produce of their la
buen purchased likewise with the produce of jlour, or in the value which it adds to the ma
a smaller quantity.
But though all things would have become Cheaper in reality, in appearance many things might have become dearer, than before, or have beenexchanged for a greater quantity of other goods. Let us suppose, for example, that m the greater part of employments the productive powers of labour had been improved to tenfold, or that a day's labour cuuld produce ten times the quantity of work which it had done originally ; but that in a particular employment they had been improved only to double, or that a day's labour could produce only twice the quantity of work which it had done before. In exchanging the produce of a day's labour in the greater part of tmployments for that of a day's labour in this particular one, ten times the original quantity of work in them would purchase only twice the original quantity in it. Any particular quantity in it, therefore, a pound weight, for example, would appear to be five times dearer than before. In reality, however, it would be twice as cheap.Though it required five times the quantity of other goods to purchase it, it would require only half the quantity of labour either to purchase or to produce it. The acquisition, therefore, would be twice as easy as before.
But this original state of things, in which
terials upon which it is bestowed ; and in this share consists Ыз profit.
It sometimes happens, indeed, that a single independent workman has stock sufficient both to purchase the materials of his work, and to maintain himself till it be completed. He is both master and workman, and enjoys the whole produce of his own labour, or the whole value which it adds to the materials upon which it is bestowed. It includes what are usually two distinct revenues, belonging to two distinct persons, the profits of stock, and the wages of labour.
Such cases, however, are not very frequent ; and in every part of Europe twenty workmenserve under a master for one that is independent , and the wages of labour are everywhereunderstood to be, what they usually are, when the labourer is one person, and the owner of the stock which employs him another.
What are the common wages of labour, depends everywhere upon the contract usually made between those two parties, whose interests are by no means the same. The workmen desire to get as much, the masters to give as little, as possible. The former are disposed tocombine in order to raise, the latter in order to lower, the wages of labour.
It is not, however, difficult to foresee which of the two parties must, upon all ordinary oc
the labourer enjoyed the whole produce of bis casions, have the advantage in the dispute, own labour, could not last beyond the first in- and force the other into a compliance with traduction of the appropriation of land and their terms. The masters, being fewer in num. the accumulation of stock. It was at an end, I ber, can combine much more easily : and the therefore, long before the most considerable law, besides, authorises, or at least does not
improvements were made in the productive powers of labour ; and it would be to no purpose to trace further what might have been its effects uponthe rccompence or wages of labour.
As soon as land becomes private property,.
prohibit, their combinations, while if prohibits those of the workmen. We have no acts of parliament against combming to lower the price of work, butmany against combining to raise it. In all such disputes, the masters can hold out much longer. A landlord, я farmer, a master manufacturer, or merchant, though they did not employ a single workman, could generally live a year or two upon the stocks, which they have already acquired. Many workmen could not subsist a week, few could subsist a month, and scarce any a year, without employment. In the long run, the workman may be as necessary to his master as his master is to him ; but the necessity is not to immediate.
We rarely hear, it has been said, of the combinations of masters, though frequently of those of workmen. But whoever imagines, upon thisaccount, that masters rarely combine, is as ignorant of the world as of the subject. Masters are always and everywhere in a sort of tacit, but constantand uniform, combination, not to raise the wages of labour above their actual rate. To violate this combination is everywhere a most unpopular action, and a sort of reproach to a master among his neighbours and equals. We seldom, indeed, hear of this combination, because it is the usual, and, one may say, the natural state of things, which nobody ever hears of. Masters, too, sometimes enter into particular combinations to sink the wages of labour even below this rate. These are always conducted with the utmost silence and secrecy till the moment of execution ; and when theworkmen yield, as they sometimes do without resistance, though severely felt by them, they are never heard of by other people. Such combinations, however, are frequently resisted by a contrary defensive combination of the workmen, who sometimes, too, without any provocation of this kind,combine, of their own accord, to raise the price of their labour. Their usual pretences are, sometimes the high price of provisions, sometimes the great profit which their masters make by their work. But whether their combinations be offensive or defensive, they are always abundantly heard of. In order to bring the point to a speedy decision, they have always recourse to the loudest clamour, and sometimes to the most shocking violence and outrage. They are desperate, and act with the folly and extravagance of desperate men, who must either starve, or frighten their masters into an immediate compliance with their demands. The masters, upon these occasions, are just as clamorous upon the other side, and never cease to call aloud for the assistance of the civil magistrate, and the rigorous execution of those laws which have been enacted with so much severity against thecombination of servants, labourers, and journeymen. The workmen, accordingly, very seldom derive any advantage from the violence of those tumultirbus combinations, which, partly from the interposition of the civil magistrate, partly from the superior steadiness of the masters, partly from the necessity which the greater part of the workmen are under of submitting for the sake of present
subsistence, generally end in nothing but the punishment or ruin of the ringleaders.
But though, in disputes with their workmen, masters must generally have the advantage, there is, however, a certain rate, below which it seems impossible to reduce, for any considerable time, the ordinary wages even of the lowest species of labour.
A man must always live by his work, and his wages must at least be sufficient to main tain him. They must even upon most occa~ sions be somewhat more, otherwise it would be impossible for him to bring up a family,, and the race of such workmen could not last beyond the first generation. Mr Cantillon seems, upon this account, to suppose that the lowest species of common labourers must everywhere earn at least double their own maintenance, in order that, one with another, they may be enabled to bring up two children ; the labour of the wife, on account of her necessary attendance on the children, be. ing supposed no more than sufficient to provide for herself. But one half the children born, it is computed, die before the age of manhood. The poorest labourers, therefore, according to this account, must, one with another, attempt to rear at least four children, in order that two may have an equal chance of living to that age. But the necessary maintenance of four children, it is supposed, may be nearly equal to that of one man. The labour of an able-bodied slave, the same author adds, is computed to be worth double his maintenance ; and that of the meanest labourer, he thinks, cannot be worth less than that of an able-bodied slave. Thus far at least seems certain, that, in order to bring up a family, the labour of the husband and wife together must, even in the lowest species of common labour, be able to earn something more than what is precisely necessary for their own maintenance ; but in what proportion, whether in that above-mentioned, or in any other, I shall not takeupon me to determine.
There are certain circumstances, however, which sometimes give the labourers an advantage, and enable them to raise their wages considerably above this rate, evidently the lowest which is consistent with common humanity.
When in any country the demand for those who live by wages, labourers, journeymen, servants of every L 'ml, is continually increas ing ; when every year furnishes employment for a greater number than had been employed the year before, the workmen have no occasion to combine in order to raise their wages. The scarcity of hands occasions a competition among masters, who bid against one another in order to get workmen, and thus voluntarily break through the natural combination of masters not to raise wages.
The demand for those who live by wage', it is evident, cannot mcrease but in propoitinn to the increase of the funds which are destined to the payment of wages. These funds are of two kinds, first, the revenue which is over and above what is necessary for the maintenance ; and, secondly, the stock which is over and above what is necessary for the employment of their masters.
When the landlord, annuitant, or monied man, has a greater revenue than what he judges sufficient to maintain his own family, he employs either Ihr whole or a part of the surplus in maintaining one or more menial servants. Increase this surplus, and he will naturally increase the number ofthose servants.
When an independent workman, such as a weaver or shoemaker, has got more stock than what is sufficient to purchase the materials of his own work, and to maintain himself till he can dispose- of it, he naturally employs one or more journeymen with the surplus, in order to make a profit by their work. Increase this surplus, and he will naturally increase the number of his journeymen.
The demand for those who live by wages, therefore, necessarily increases with the increase of the revenue and stock of every country, and cannot possibly increase without it. The increase of revenue and stock is the increase of national wealth. The demand for thosewho live by wages, therefore, naturally increases with the increase of national wealth, and cannot possibly increase without it,
It is not the actual greatness of national wealth, but its continual increase, which occasions a rise in the wages of labour. It is not, accordingly, in the richest countries, but in the most thriving, or in those which are growing rich the fastest, that the wages of labour are highest. England is certainly, in the present times, a much richer country than any part of North America. The wages of labour, however, are much higher in North America than in any part of England. In the province of New York, common labourers earn * three shillings and sixpence currency] equal to two shillings sterling, a-day ; shipcarpenters, ten shillings and sixpence currency, with a pint of rum, worth sixpence sterling, equal in all to six shillings and sixpence sterling ; house-carpenters and bricklayers, eight shillings currency, equal to four shillings and sixpence sterüng ; journeymen tailors, five shillings currency, equal to about two shillings and tenpence sterling. These prices are all above the London price ; and wages are said to be as high in the other colonies as in New York. The price of provisions is everywhere in North America much lower than in England. A dearth hasneverbeen known there. In the worst seasons they have always had a sufficiency for them
i This was written in 1774, 'wfore the commencement ni the late rii?turbanres.
money price of labour, therefore, be higher than it is anywhere in the mother-country, its real price, the real command of the neces. saries and conveniences of life which it cont veys to the labourer, must be higher in a still greater proportion.
But though North America is not yet so rich as England, it is much more thriving, and advancing with much greater rapidity to the further acquisition of riches. The most decisive mark of the prosperity of any country is the increase of the number of its inhabitants. In Great Britain, and most oiher European countries, they are not supposed to double in less than five hundred years. In the British colonies in North America, it has been found that they double in twenty or five-and-twenty years. Nor in the present times is this increase principally owing to the continual importation of new inhabitants, but to the great multiplication of the species. Those who live to old age, it is said, frequently see there from fifty to a Immlred, and' sometimes many more, descendente from their own body. Labour is there so well rewarded, that a numerous family of children, instead of being a burden, is a source of opulence and prosperity to the parents. The labour of each child, before it can leave their house, is computed to be worth a hundred pounds clear gain to them. A young widow with four or five young children, who, among the middling or inferior ranks of people in Europe, would have so little chance for a second husband, is there frequently courted as asort of fortune. The value of children is the greatest of all encouragements to marriage. Wecannot, therefore, wonder that the people in North America should generally marry very young. Notwithstanding the great increase occasioned by such early marriages, there is a continual complaint of the scarcity of hands in North America. The demand for labourers, the funds destined for maintaining them increase, it seems, still faster than they can find labourers to employ.
Though the wealth of a country should be very great, yet if it has been long stationary, wemust not expect to find the wages of labour very high in it. The funds destined for the payment of wages, the revenue and stock of its inhabitants, may be of the greatest extent ;but if they have continued for several centuries of the same, or very nearly of the same extent, the number of labourers employed every year could easily supply, and even more than supply, the number wanted the following year. There could seldom be any scarcity of hands, nor could the masters be obliged to bid against one another in order to get them. The hands, on the contrary, would, in this case, naturally multiply beyond their employment. There would be a constant scarcity of employment, and the laboure«

SÁBADO 14 DE NOVIEMBRE DE 2009

Sindicatos, segun Adam Smith, releyendo los clásicos.

 

 

 

“El cisma en el cuerpo social se manifiesta en el fraccionamiento de la civilización en tres: una minoría dominante, un proletariado interno y un proletariado externo.

Las minorías dominantes son aquellas que, perdida su creatividad, controlan la sociedad no por la fascinación del poder creador sino por medios estrictamente militares y policiales; sus productos típicos son los estados universales y las filosofías.

El proletariado interno es la masa de esclavos y desarraigados que no pueden sacudirse la minoría dominante de encima; en el camino inventan las religiones superiores.

El proletariado externo es el conjunto de hordas bárbaras que se apiñan alrededor de la civilización, para rematarlas; este proceso las lleva a crear las edades heroicas y la épica”.
………

Primero la Minoría Dominante intenta mantener por la fuerza -en contra de cualquier derecho y razonamiento- una posición de privilegio heredado que ha dejado de merecer; y entonces el Proletariado corresponde a la injusticia con resentimiento, al miedo con odio, y a la violencia con violencia cuando ejecuta sus actos de secesión.



F) LA PEQUEÑA BURGUESiA Y LA CLASE OBRERA

Imaginémonos ahora que el Gobierno, inclinándose a proteger y dar plena satisfacción a los privilegios de la nobleza, de los banqueros, de los grandes industriales y de los grandes capitalistas, decidiera privar de sus libertades políticas a la pequeña burguesía y a la clase obrera. ¿Podría hacerlo? Desgraciadamente, señores, sí podría, aunque sólo fuese transitoriamente; la realidad nos tiene demostrado que podría, y más adelante tendremos ocasión de volver sobre esto.

Pero, ¿y si se tratara de despojar a la pequeña burguesía y a la clase obrera, no ya de sus libertades políticas solamente, sino de su libertad personal; es decir, si se tendiera a declarar personalmente al obrero o al hombre humilde, esclavo, vasallo o siervo de la gleba, de volverle a la situación en que vivió en muchos países durante los siglos lejanos, remotos, de la Edad Media? ¿Prosperaría la pretensión? No, señores, esta vez no prosperaría, aunque para sacarla adelante se aliasen el rey, la nobleza y toda la gran burguesía. Sería inútil. Pues, llegadas las cosas a ese extremo, ustedes dirían: nos dejaremos matar antes que tolerarlo. Los obreros se echarían corriendo a la calle, sin necesidad de que sus patronos les cerrasen las fábricas, la pequeña burguesía correría en masa a solidarizarse con ellos, y la resistencia de ese bloque sería invencible, pues en ciertos casos extremos y desesperados, también ustedes, señores, todos ustedes juntos, son un fragmento de Constitución.
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l.- Poder organizado e inorgánico

El instrumento de poder político del rey, el Ejército, está organizado, puede reunirse a cualquier hora del día o de la noche, funciona con una magnífica disciplina y se puede utilizar en el momento en que se desee; en cambio, el poder que descansa en la nación, señores, aunque sea, como lo es en realidad, infinitamente mayor, no está organizado: la voluntad de la nación, y sobre todo su grado de acometividad o de abatimiento, no siempre son fáciles de pulsar para quienes la forman: ante la inminencia de una acción, ninguno de los combatientes sabe cuántos se sumarán a él para darla. Además, la nación carece de esos instrumentos del poder organizado, de esos fundamentos tan importantes de una Constitución, a que más arriba nos referíamos: los cañones. Cierto es que los cañones se compran con dinero del pueblo: cierto también que se construyen y perfeccionan gracias a las ciencias que se desarrollan en el seno de la sociedad civil, gracias a la física, a la técnica, etc. Ya el solo hecho de su existencia prueba, pues, cuán grande es el poder de la sociedad civil, hasta dónde han llegado los progresos de las ciencias, de las artes técnicas, los métodos de fabricación y el trabajo humano. Pero aquí viene a cuento aquel verso de Virgilio: Sic vos non vobis! ¡Tú, pueblo, los haces y los pagas, pero no para ti! Como los cañones se fabrican siempre para el poder organizado y sólo para él, la nación sabe que esos artefactos, vivos testigos de todo lo que ella puede, se enfilarán sobre ella, indefectiblemente, en cuanto se quiera rebelar. Estas razones son las que explican que un poder mucho menos fuerte, pero organizado, se sostenga a veces, muchas veces, años y años, sofocando el poder, mucho más fuerte, pero desorganizado, de la nación; hasta que ésta un día, a fuerza de ver cómo los asuntos nacionales se rigen y administran tercamente contra la voluntad y los intereses del país, se decide a alzar frente al poder organizado su supremacía desorganizada.

Hemos visto, señores, qué relación guardan entre sí las dos Constituciones de un país, esa Constitución real y efectiva, formada por la suma de factores reales y efectivos que rigen en la sociedad, y esa otra Constitución escrita, a la que, para distinguirla de la primera, daremos el nombre de la hoja de papel


Señor moderador, hermano Lomax, hermanos y hermanas, amigos y enemigos, porque sencillamente no puedo creer que aquí todos sean amigos y no quiero dejar a nadie fuera.

Esta noche el tema, a mi entender es: “La revuelta negra” y “¿qué rumbo tomamos de aquí en adelante?” o “¿Y ahora qué?”

Esta noche la cuestión es, a mi entender, "La revuelta negra" y ¿qué rumbo seguimos de aquí en adelante? o ¿Y ahora qué?

A mi humilde manera de entenderlo las alternativas son: el voto o la bala.

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Igual que Adam Claytom Powell es un pastor cristiano; y que el doctor Martin Luther King es un pastor cristiano en Atlanta, Georgia; bueno, pues yo también soy pastor, no pastor cristiano, sino pastor musulmán, y creo en la acción de todos los frentes y por todos los medios que sean necesarios.

El Ballot or the Bullet 03 de abril 1964