lunes, 5 de octubre de 2009

Los abanicos de Mallarmé versus el Neo-peronismo literario


“…la vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, cambiando en forma y fondo (a veces profundamente) para seguir siendo útil”.

“Unos poetas - otro problema es éste, y no de expresión sino de punto de arranque - son poetas de "minorías".

Son artistas (no importa el tamaño) que se dirigen al hombre atendiendo, cuando se caracterizan, a exquisitos temas estrictos, a refinadas parcialidades (¡qué delicados y profundos poemas hizo Mallarmé a los abanicos!); a decantadas esencias, del individuo expresivo de nuestra minuciosa civilización.

Otros poetas (tampoco importa el tamaño) se dirigen a lo permanente del hombre.

No a lo que refinadamente diferencia, sino a lo que esencialmente une.

Y si le ven en medio de su coetánea civilización, sienten su puro desnudo irradiar inmutable bajo sus vestidos cansados.

El amor, la tristeza, el odio o la muerte son invariables.

Estos poetas son poetas radicales y hablan a lo primario, a lo elemental humano.

No pueden sentirse poetas de "minorías".

Entre ellos me cuento.

Por eso, el poeta que yo soy tiene, como digo vocación comunicativa.

Quisiera hacerse oir desde cada pecho humano, puesto que, de alguna manera, su voz es la voz de la colectividad, a la que el poeta presta, por un instante, su boca arrebatada.

De ahí la necesidad de ser entendido en otras lenguas, distintas a la suya de origen”.

Tradición y revolución. He ahí dos palabras idénticas.

Vicente Aleixandre, hacer clic aquí.