miércoles, 15 de octubre de 2014

La Nación Argentina y los espectros de Kafka y Sui Generis.



¿Qué ocurriría?, nos preguntamos todos, ¿por cuánto tiempo aguantaremos esta carga y este tormento?

El palacio imperial ha atraído a los nómadas, pero no sabe cómo expulsarlos de nuevo.

La puerta permanece cerrada.

La guardia, que antes entraba y salía desfilando solemnemente, permanece ahora detrás de las ventanas enrejadas.

La salvación de la patria nos ha sido confiada a nosotros, artesanos y comerciantes, pero nosotros no estamos en condiciones de hacer frente a semejante misión, tampoco nos hemos vanagloriado nunca de ser capaces de ello.

Esto es un malentendido y nosotros perecemos como consecuencia de él.

“Ein altes Blatt” (1917), en Un médico rural, 1919.
La metamorfosis y otros relatos, ed. y trad. Ángeles Camargo,
Madrid, Cátedra, 200914, págs. 234-236.


El desafío progresista
Por Federico Pinedo


El temor a una nueva embestida se deja ver
Por Joaquín Morales Solá


Se necesita un nuevo pacto democrático
Por Luis Alberto Romero

Mientras en ultramar, en la Moncloa…



…y en la la gran Republica del Norte…”The Voter ID Mess”

(Gracias Escriba por el dato)


Copy paste hace dos años…


La sociedad argentina está escindida, sigue escindida.

Esa gran masa de la Argentina de la pobreza constituye todavía para el Gobierno nacional su reserva electoral más sólida.

También ahí el mayor problema es de representación: el monopolio de hecho que todo gobierno –nacional o local– ejerce en la representación política de las clases pobres argentinas, que contrasta con la ausencia total de representación de las clases medias y altas.

Los pobres, los del medio y los más ricos en la Argentina de hoy comparten muchas visiones, coinciden en muchas demandas, pero mientras los pobres tienen cómo canalizarlas a través de mecanismos de representación, los del medio y los de arriba sólo tienen voz si salen a la calle.

El dilema argentino
Por Manuel Mora y Araujo



Se dio una paradoja: surgieron nuevos líderes sin partidos (Carrió, Lavagna, Macri, De Narváez), y sobrevivieron redes partidarias sin candidatos competitivos (la UCR, el PJ disidente, el socialismo).

Existen también otras responsabilidades: las personas y sus egos hicieron que esa debilidad estructural se convirtiera en un rompecabezas de imposible solución.

El peligro latente de comprometer la gobernabilidad
Por Sergio Berensztein




La discusión es de contenido político.

El 90 por ciento de la movilización en Buenos Aires quedó circunscripta en cuatro o cinco barrios, de los 47.

Y a dos partidos del GBA, de más de 20.

Sin embargo, Barrio Norte, Palermo, Belgrano, Caballito, Vicente López y San Isidro, no son un puñado de barrios cualquiera de la ciudad.

Allí está el 90 por ciento de los cines, teatros, médicos, abogados, periodistas, colegios y universidades privadas (y también las más relevantes de las públicas), shoppings, intelectuales —incluidos los de izquierda— concesionarias de autos, boliches nocturnos, gastronomía, y la lista podría seguir.

Allí está el sector que por amplísima mayoría construye el discurso social, mediático y dominante.

Allí están los turistas internos y externos, viven los estudiantes hijos de las familias acomodadas del interior y el exterior, y a veces de familias aspiracionales.

Para cualquier foráneo "ir a Buenos Aires" es ir a esos barrios.

¿O acaso algún lector de esta columna presume "conocerla" sin haber pisado nunca alguno de los barrios mencionados?

La marcha fue un acto muy masivo de los habitantes de esos barrios.

Y no es una buena noticia para el kirchnerismo que lo adversen de ese modo, aunque sea sólo en esos barrios.

Sin embargo, hay un dato determinante e irresoluble para la derecha partidaria: en esos barrios privilegiados vive sólo el 10 por ciento de los votantes.

En ese puñado simbólico de barrios desarrollados y distinguidos, donde parece que "está todo", y donde "tenés todo", sin embargo no está el 90 por ciento de los argentinos que votan y eligen a los gobernantes.

Por eso, suele pasar, que quienes creen que la Argentina "es igual a mi barrio" luego no entienden por qué las urnas están llenas de votos de gente que vive en otros barrios.

Los barrios porteños y la movilización
Por Rodolfo Montes




La política fue inventada para que el pueblo sea un sujeto abstracto.

El gobierno suele ejercerse desde una cápsula institucional.

Para el que conduce el Estado es conveniente que las personas mantengan la condición de números que registran las encuestas.

Las curvas estadísticas están hechas para estilizar el crimen, la enfermedad, el desempleo, la pobreza.

Gracias a esos gráficos el drama de la vida puede ser administrado.

En otras palabras, las instituciones, el Estado, los sistemas de partidos, fueron creados para que no suceda lo de anoche: que la multitud irrumpa en la escena en cuerpo y alma, con nombre y apellido.

Cuando esa intervención extraordinaria ocurre , los gobernantes suelen quedar estupefactos.

Su propensión hacia el control, que está en la esencia de toda vocación de poder, queda, de repente, desafiada.

Lo que debía ser tácito adquiere una voz.

El pueblo, que no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, mostró su rostro, impreciso y sereno, para producir la movilización espontánea más importante que se haya conocido durante el ciclo democrático.

Un no al "vamos por todo"
Por Carlos Pagni



Yo era el rey de este lugar,
tenía cien capas de seda fina,
y estoy desnudo,
si quieren verme,
bailando a través de las colinas.