¿Qué
ocurriría?, nos preguntamos todos, ¿por cuánto tiempo aguantaremos esta carga y
este tormento?
El
palacio imperial ha atraído a los nómadas, pero no sabe cómo expulsarlos de
nuevo.
La
puerta permanece cerrada.
La guardia, que antes entraba y salía desfilando solemnemente,
permanece ahora detrás de las ventanas enrejadas.
La
salvación de la patria nos ha sido confiada a nosotros, artesanos y
comerciantes, pero nosotros no estamos en condiciones de hacer frente a
semejante misión, tampoco nos hemos vanagloriado nunca de ser capaces de ello.
Esto
es un malentendido y nosotros perecemos como consecuencia de él.
“Ein altes Blatt” (1917), en Un médico rural, 1919.
La metamorfosis y otros relatos, ed. y trad. Ángeles
Camargo,
Madrid, Cátedra, 200914, págs. 234-236.
El
desafío progresista
Por Federico Pinedo
El
temor a una nueva embestida se deja ver
Por Joaquín Morales Solá
Se
necesita un nuevo pacto democrático
Por Luis Alberto Romero
Mientras en ultramar, en la Moncloa…
…y en la la gran Republica del Norte…”The Voter ID
Mess”
(Gracias Escriba por el dato)
Copy paste hace dos años…
La sociedad argentina está escindida,
sigue escindida.
Esa gran masa de la Argentina de
la pobreza constituye todavía para el Gobierno nacional su reserva electoral
más sólida.
También ahí el mayor problema es de
representación: el monopolio de hecho que todo gobierno –nacional o local–
ejerce en la representación política de las clases pobres argentinas, que
contrasta con la ausencia total de representación de las clases medias y altas.
Los pobres, los del medio y los más
ricos en la Argentina de hoy comparten muchas visiones, coinciden en
muchas demandas, pero mientras los pobres tienen cómo canalizarlas a través de
mecanismos de representación, los del medio y los de arriba sólo tienen voz si
salen a la calle.
El dilema argentino
Por Manuel Mora y Araujo
Se dio una paradoja: surgieron nuevos
líderes sin partidos (Carrió, Lavagna, Macri, De Narváez), y sobrevivieron
redes partidarias sin candidatos competitivos (la UCR, el PJ disidente, el
socialismo).
Existen también otras
responsabilidades: las personas y sus egos hicieron que esa debilidad
estructural se convirtiera en un rompecabezas de imposible solución.
El peligro latente de comprometer la
gobernabilidad
Por Sergio Berensztein
La discusión es de contenido
político.
El 90 por ciento de la movilización
en Buenos Aires quedó circunscripta en cuatro o cinco barrios, de los 47.
Y a dos partidos del GBA, de más de
20.
Sin embargo, Barrio Norte, Palermo,
Belgrano, Caballito, Vicente López y San Isidro, no son un puñado de barrios
cualquiera de la ciudad.
Allí está el 90 por ciento de los
cines, teatros, médicos, abogados, periodistas, colegios y universidades
privadas (y también las más relevantes de las públicas), shoppings,
intelectuales —incluidos los de izquierda— concesionarias de autos, boliches
nocturnos, gastronomía, y la lista podría seguir.
Allí está el sector que por amplísima
mayoría construye el discurso social, mediático y dominante.
Allí están los turistas internos y
externos, viven los estudiantes hijos de las familias acomodadas del interior y
el exterior, y a veces de familias aspiracionales.
Para cualquier foráneo "ir a
Buenos Aires" es ir a esos barrios.
¿O acaso algún lector de esta columna
presume "conocerla" sin haber pisado nunca alguno de los barrios
mencionados?
La marcha fue un acto muy masivo de
los habitantes de esos barrios.
Y no es una buena noticia para el
kirchnerismo que lo adversen de ese modo, aunque sea sólo en esos barrios.
Sin embargo, hay un dato determinante
e irresoluble para la derecha partidaria: en esos barrios privilegiados vive
sólo el 10 por ciento de los votantes.
En ese puñado simbólico de barrios
desarrollados y distinguidos, donde parece que "está todo", y donde
"tenés todo", sin embargo no está el 90 por ciento de los argentinos
que votan y eligen a los gobernantes.
Por eso, suele pasar, que quienes
creen que la Argentina "es igual a mi barrio" luego no
entienden por qué las urnas están llenas de votos de gente que vive en otros
barrios.
Los barrios porteños y la
movilización
Por Rodolfo Montes
La política fue inventada para que el
pueblo sea un sujeto abstracto.
El gobierno suele ejercerse desde una
cápsula institucional.
Para el que conduce el Estado es
conveniente que las personas mantengan la condición de números que registran
las encuestas.
Las curvas estadísticas están hechas
para estilizar el crimen, la enfermedad, el desempleo, la pobreza.
Gracias a esos gráficos el drama de
la vida puede ser administrado.
En otras palabras, las instituciones,
el Estado, los sistemas de partidos, fueron creados para que no suceda lo de
anoche: que la multitud irrumpa en la escena en cuerpo y alma, con nombre y
apellido.
Cuando esa intervención
extraordinaria ocurre , los gobernantes suelen quedar estupefactos.
Su propensión hacia el control, que
está en la esencia de toda vocación de poder, queda, de repente, desafiada.
Lo que debía ser tácito adquiere una
voz.
El pueblo, que no delibera ni
gobierna sino a través de sus representantes, mostró su rostro, impreciso y
sereno, para producir la movilización espontánea más importante que se haya
conocido durante el ciclo democrático.
Un no al "vamos por todo"
Por Carlos Pagni
Yo era el rey de este
lugar,
tenía cien capas de
seda fina,
y estoy desnudo,
si quieren verme,
bailando a través de
las colinas.