El Líder Carismático sabía que le quedaba poco tiempo, y ya era hora de cerrar su etapa.
La Devoción y el Poder otorgado un 17 de Octubre, cuando fue rescatado, debían volver a la Fuente que se lo otorgo.
Yo nunca engañó a ese pueblo, por quien siento un entrañable cariño.
Ese es el sentimiento y la relación que me han dado fuerzas para seguir adelante, en medio de las diarias acechanzas y conjuras ridículas, tanto de quienes sueñan con un pasado imposible como de los que desean apurar las cosas.
Yo vine al país para unir y no para fomentar la desunión entre los argentinos.
Yo vine al país para lanzar un proceso de liberación nacional y no para consolidar la dependencia.
Yo vine al país para brindarle seguridad a nuestros conciudadanos y lanzar una revolución en paz y armonía y no para permitir que vivan temerosos quienes están empeñados en la gran tarea de edificar el destino común.
Yo vine para ayudar a reconstruir al hombre argentino, destruido por largos años de sometimiento político, económico y social.
A todo ello se suma la fiebre de la sucesión, de los que no comprenden que el único sucesor de Perón será el pueblo argentino que, en último análisis, será quien deba decidir.
Este apoyo no debe ser pretoriano, sino inteligente y franco, apoyando lo bueno y señalando lo malo, ante quienes lo puedan remediar, pero no sumando la murmuración propia o la perturbación a los que la desarrollan en grupos que bien sabemos en lo que están.
Ya pasaron los días de exclamar "la vida por Perón", vivimos momentos en que es indispensable demostrar en hechos sinceros y fehacientes, que estamos dispuestos a servir al objetivo común de todos los argentinos, realizado en paz con un trabajo honrado y permanente, a la vez que neutralizando la acción de los enemigos de la patria, de afuera o de adentro, empeñados en impedir su reconstrucción y su liberación
“Mi único Heredero es el Pueblo”, TODO el Pueblo, incluyendo a quienes los despreciaban.
Retempla mi espíritu estar en presencia de este pueblo que toma en sus manos la responsabilidad de defender la patria.
Creo, también, que ha llegado la hora de que pongamos las cosas en claro.
Estamos luchando por superar lo que nos han dejado en la República y, en esta lucha, no debe faltar un solo argentino que tenga el corazón bien templado.
Sabemos que tenemos enemigos que han comenzado a mostrar sus uñas.
Pero también sabemos que tenemos a nuestro lado al pueblo, y cuando éste se decide a la lucha, suele ser invencible.
Hoy es visible, en esta circunstancia de lucha, que tenemos a nuestro al pueblo, y nosotros no defendemos ni defenderemos jamas otra causa que no sea la causa del pueblo.
Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una o en otra dirección; pero nosotros conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda.
EI Gobierno del Pueblo es manso y es tolerante, pero nuestros enemigos deben saber que tampoco somos tontos.
Mientras nosotros no descansamos para cumplir la misión que tenemos y responder a esa responsabilidad que el pueblo ha puesto sobre nuestros hombros, hay muchos que pretenden manejarnos con el engaño y con la violencia.
Nosotros, frente al engaño y frente a la violencia, impondremos la verdad, que vale mucho más que eso.
No queremos que nadie nos tema; queremos, en cambio, que nos comprendan.
Cuando el pueblo tiene la persuasión de su destino, no hay nada que temer.
Ni la verdad, ni el engaño, ni la violencia, ni ninguna otra circunstancia, podrá influir sobre este pueblo en un sentido negativo, como tampoco podrá influir sobre nosotros para que cambiemos una dirección que, sabemos, es la dirección de la Patria.
Sabemos que en esta acción tendremos que enfrentar a los malintencionados y a los aprovechados.
Ni los que pretenden desviarnos, ni los especuladores, ni los aprovechados de todo orden, podrán, en estas circunstancias, medrar con la desgracia del pueblo.
Sabemos que en la marcha que hemos emprendido tropezaremos con muchos bandidos que nos querrán detener; pero, fuerte con el concurso organizado del pueblo, nadie puede ser detenido por nadie.
Por eso deseo aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada uno de ustedes que se transforme en un vigilante observador de todos estos hechos que quieran provocarse y que actúe de acuerdo con las circunstancias.
Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender.
Compañeros, esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana.
Por eso deseo agradecerles la molestia que se han tomado de llegar hasta esta plaza.
Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires me trae el mensaje que yo necesito.
Compañeros, con este agradecimiento quiero hacer llegar a todo el pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y para liberarlo.
Esas consignas, que más que mías son del pueblo argentino, las defenderemos hasta el ultimo aliento.
Para finalizar, deseo que Dios derrame sobre ustedes todas las venturas y la felicidad que merecen.
Les agradezco profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo.
Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino.
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http://www.urtubeygobernador.com.ar/archivos/discursos/12%20de%20junio%20de%201974%20-.pdf
http://www.croquetadigital.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=196&Itemid=53