Coronel Perón a los Gremialistas,
Departamento de Trabajo 1943.
"Para que al oponente se someta a nuestra voluntad, debemos
colocarlo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que
le exigimos.
Las desventajas de tal posición no tendrán que ser naturalmente
transitorias, o al menos no tendrán que parecerlo, pues de lo contrario el
oponente tendería a esperar momentos más favorables y se mostraría remiso a
rendirse."
Clausewitz sobre la
“Aniquilación de la Voluntad de Lucha del Enemigo”
El peronismo funciona así, de modo vertical, y es ante todo una
metodología de conquista y conservación del poder.
Ni Daniel Scioli ni Florencio Randazzo son estimados entre lo que se
denomina kirchnerismo de paladar negro.
Ese cuestionamiento no interfiere en la valoración popular, que en su
inmensa mayoría identifica a ambos con el gobierno nacional de manera positiva.
El universo K no supo, no pudo o no quiso
construir un candidato que lo representara en forma más cabal.
…………
Lejos de ser sólo palabras, la inquietud
opositora se traduce en acciones concretas que por ahora no dan resultado.
Mauricio Macri, quien quedó en soledad con aspiraciones
reales, envió sus emisarios para forzar la bajada de Sergio Massa y no hubo
arreglo de ninguna índole.
El intendente de Nordelta sabe que sus chances
presidenciales acabaron, pero se esperanza en conservar unos cuantos votos
bonaerenses que le auguren relanzarse en otra oportunidad con mejor horizonte.
En alguna medida tiene razón, aunque muchos
comiencen a tildarlo de caprichoso, porque es un político muy joven con toda la
carrera por delante.
Francisco de Narváez, también diputado nacional
ausente y –caramba con la paradoja– uno de los responsables de la sangría en
las filas de Massa, exigió una gran PASO opositora, siempre so pena de que en
caso contrario ganará el kirchnerismo.
Pero en eso es Macri quien cierra el camino,
mientras se preocupa por empezar a recorrer el conurbano para instalar una
candidatura que no mueve el amperímetro y, por supuesto, consciente de que sin
la provincia de Buenos Aires no hay Presidencia posible.
Las especulaciones andan a la orden del día y
fatiga describirlas a todas, porque son internas de palacio y de la oposición
situadas bastante por debajo de una porfía ideológica más profunda.
Lo que debería contar, en ese debate, es si el país no corre peligro de
adoptar un giro conservador, ya no únicamente por el voto de derecha
propiamente dicho sino a través de las inclinaciones del candidato oficialista.
Y cuánto de esto último puede ser evitado gracias a la fuerza, al piso,
a la capacidad de imponer condiciones, al consenso que obtuvo y mantiene el
kirchnerismo.
La oposición local, aliada al Frente Renovador que lidera el diputado
Sergio Massa, ganó la intendencia de la capital de la provincia, lo que le dio
un motivo válido para celebrar.
La diversidad en los resultados sugiere que en
Salta, como en todo el país, hay un electorado atento, dispuesto a cortar
boleta.
Se ignora qué dirán los que los tildan de
borregos o rehenes: ¿cambian de pastor o de captor para elegir cada boleta?
Esa versatilidad obliga, ya que estamos, a no tentarse y extrapolar
mecánicamente las tendencias para las PASO nacionales y las presidenciales.
…………..
El peronismo sigue primando: se alzó con la
victoria en ocho de las nueve elecciones.
En 1991 el Partido Renovador consiguió la única
excepción a la hegemonía.
La suma de las dos listas encabezadas por
justicialistas de distinto pelaje se alzó ayer con más del ochenta por ciento
del padrón.
Una cifra impactante para cualquier paraje pero para nada excepcional
en Salta.
El instrumento de poder político del rey, el Ejército, está
organizado, puede reunirse a cualquier hora del día o de la noche, funciona con
una magnífica disciplina y se puede utilizar en el momento en que se desee; en
cambio, el poder que descansa en la nación, señores, aunque sea, como lo es en
realidad, infinitamente mayor, no está organizado: la voluntad de la nación, y
sobre todo su grado de acometividad o de abatimiento, no siempre son fáciles de
pulsar para quienes la forman: ante la inminencia de una acción, ninguno de los
combatientes sabe cuántos se sumarán a él para darla.
Además, la nación carece de esos instrumentos del poder organizado, de
esos fundamentos tan importantes de una Constitución, a que más arriba nos
referíamos: los cañones.
Cierto es que los cañones se compran con dinero del pueblo: cierto
también que se construyen y perfeccionan gracias a las ciencias que se
desarrollan en el seno de la sociedad civil, gracias a la física, a la técnica,
etc.
Ya el solo hecho de su existencia prueba, pues, cuán grande es el poder
de la sociedad civil, hasta dónde han llegado los progresos de las ciencias, de
las artes técnicas, los métodos de fabricación y el trabajo humano.
Pero aquí viene a cuento aquel verso de Virgilio:
Sic vos non vobis! ¡Tú, pueblo, los haces y los pagas, pero no para ti!
Como los cañones se fabrican siempre para el poder organizado y sólo
para él, la nación sabe que esos artefactos, vivos testigos de todo lo que ella
puede, se enfilarán sobre ella, indefectiblemente, en cuanto se quiera rebelar.
Estas razones son las que explican que un poder mucho menos fuerte,
pero organizado, se sostenga a veces, muchas veces, años y años, sofocando el
poder, mucho más fuerte, pero desorganizado, de la nación; hasta que ésta un
día, a fuerza de ver cómo los asuntos nacionales se rigen y administran
tercamente contra la voluntad y los intereses del país, se decide a alzar
frente al poder organizado su supremacía desorganizada.
Hemos visto, señores, qué relación guardan
entre sí las dos Constituciones de un país, esa Constitución real y efectiva,
formada por la suma de factores reales y efectivos que rigen en la sociedad, y
esa otra Constitución escrita, a la que, para distinguirla de la primera,
daremos el nombre de la hoja de papel.
¿Qué es una
Constitución?, Abril y Noviembre de 1862.