El amigo Cine Braille señala con razón, las similitudes de las tramas de Lundlum con la trayectoria de Almiron.
Agrego dos notas periodísticas, que muestran que lo inverosímil es posible.
“En la misma línea, Rodolfo Almirón se integra con facilidad en los grupos ultra de la época.
Con ellos, este dirigente la Triple A toma parte en los principales acontecimientos de la historia subterránea española.
Apenas llegado a la península, participa en un intento de contragolpe de Estado preparado por el general Spínola como reacción a la revolución de los claveles en Portugal.
En 1976 se encuentra en los sucesos de Montejurra, donde son asesinados dos miembros de la izquierda del carlismo y otros 40 resultan heridos.
Además, Almirón está acusado por su papel en las primeras actividades de guerra sucia contra ETA, en concreto, como asesor de los miembros del Batallón Vasco Español.
Guardaespaldas de Fraga
Su currículum lleva a que se lo disputasen los principales partidos.
Según reconoce el propio Almirón en una entrevista reciente a El Mundo, en esa época se encarga además de entrenar a los primeros escoltas del líder del PSOE, Felipe González.
Pero Almirón termina optando por Alianza Popular (actual PP).
Se convierte en jefe de seguridad del entonces candidato a la presidencia, Manuel Fraga.
A cambio, en tiempo récord obtiene la nacionalidad española sin que nadie repare en sus antecedentes penales.
Y algo similar sucede para el permiso de armamento.
Según se informaba en la revista Cambio 16 en 1983, “en el expediente instruido en la Dirección General Civil para la concesión de la licencia de armas hay una anotación a mano donde pone escuetamente ‘Fraga”.
Precisamente en abril de ese año Cambio 16 hacía público el oscuro pasado del guardaespaldas de Fraga, lo que levantó un escándalo político en la campaña por las elecciones municipales.
Ese mismo mes, la revista se preguntó:
“¿Quién protege a Almirón?
¿De qué influencias se vale para que haya podido vivir tranquilamente en España desde julio de 1975 sin que nadie se interesara por su azarosa vida en la Argentina?
Ninguna autoridad gubernamental ni judicial ha respondido a estas preguntas”.
El mismo párrafo continúa hoy siendo válido.
Hasta ahora, Almirón vivía con calma en un humilde barrio de Torrent con su mujer y su perro.
Rodolfo Almirón también aparece en una fotografía de aquel día.
Jean Pierre Cherid, ex miembro de la terrorista OAS francesa y más tarde uno de los principales integrantes de los GAL, también hace en Montejurra su primera aparición. Sobre la implicación de la Triple A en la guerra sucia se apuntó que tanto las formas de actuación como la alambicada redacción de los comunicados de los GAL mostraba cierta familiaridad argentina.
En relación a Cambio 16, en abril de 1983, con González ya en el Gobierno, los juzgados secuestraban dos números consecutivos de la revista.
Cambio 16 y los periodistas fueron denunciados, aunque se acabó dictaminando que en ningún momento hubo calumnias contra Almirón.
Pero no se inició ninguna acción legal contra Almirón, que sólo dejó su empleo de guardaespaldas.
http://diagonalperiodico.net/spip.php?article2964
No hay reproche.
Como tampoco lo hubo cuando Fraga se deshizo de sus servicios porque en 1983 trascendió su tenebroso pasado a través de Cambio 16.
Eduardo, como le conocen desde hace años, no puede evitar ese sentimiento que ha marcado su vida.
Eso que llaman lealtad de soldado.
Lo sigue protegiendo 20 años después.
«Se portó bien», recuerda.
Alianza Popular, afirma su esposa, le pidió, a través de Alberto Ruiz Gallardón que se mantuviera en un discreto segundo plano, que velarían por su futuro y su economía. Y Almirón cumplió.
Fue tan discreto que se olvidaron de él.
Tuvo que vivir primero del sueldo de azafata de su esposa, luego como camarero en Cuenca y, finalmente, como cajero en una cafetería de la Plaza Mayor de Madrid hasta su jubilación.
Almirón resume su situación con una frase tan lapidaria como demoledora:
«Si me dicen que escribiera un libro de mi vida, sólo haría una página».
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/581/1166310005.html