Los últimos que vieron a Perón vivo, pero no tenían edad
para votarlo, 1956 a ¿1964?
En medio de la aniquilación física, 24 de marzo de 1976, y simbólica,
30 de octubre de 1983; nadando contra la marea de la Trilateral, que jugaba con
los dados cargados.
El quiebre de lo Defensivo a la Ofensiva fue el 10 de julio
de 1988, un quinquenio contra TODO el universo mediático, sin cajas o cajas
vaciadas como la de la PBA.
Ya no se podía proclamar impunemente que Peronismo = Caos,
porque comenzaba la leyenda de la máquina de Poder, que se lanzaba sin hesitar
al centro de los Incendios, cuando los “otros” preferían esquivarle al bulto;
1989 y 2001.
Esos pibes que tenían entre 10 y 18 años en 1974, 19 a 27
años en 1983; en 2015 son la masa de maniobra que toman la posta de los
setentistas.
Pero fueron los sesentistas, la Resistencia vieja del 55 al
70, los que les inculcaron la importancia de la eficacia administrativa; 90%
frazadas y polenta y 10% fusiles y pistolas.
Una brutal capacidad de trabajo, orientada al resultado más
que al relato, donde no importa el color sino las presas logradas.
No hables, actúa
No digas, demuestra
No prometas, pruébalo
Horroriza a los Garfield, gatos castrados por el
apoltronamiento, más preocupados por la “limpieza de sangre” que por el
proselitismo articulador.
Lo político como juego, despiadado y formidable, pero que en
Democracia es tan interminable como un campeonato de 30 equipos ida y vuelta.
Si no se muere en el intento, cada dos años hay revancha,
solo hay que volver a ponerse en la cola.
Bienvenidos a las PASO 2017 y 2019, los que aun sigan vivos.