El Frac contra el Overol,
No hay mayor humillación, para un hincha cuyo club esta lleno de estrellas, que un grupo de pataduras los baile sistemáticamente.
El famoso trabajo futbolístico, o mecanización, es una aproximación a las artes marciales; o entrenamiento militar.
Una fatigosa, y aburrida, repetición hasta el hartazgo; para que el cuerpo, no la mente, reaccione ante una situación dada.
Todo lo contrario a la repentización del Pájaro gritando, “Diego, Diego,…” en
Es cuando se dice que juegan de memoria; los delanteros del Vélez multicampeón, que apenas veían que Chilavert tenia asegurada la pelota salían disparados sin mirar atrás.
El cañonazo que el arquero le ponía frente a ellos, era un contraataque mortal, ante equipos desorganizados por estar en plena ofensiva.
Pero han sido sistemáticamente humilladas, por una banda de rudimentarios, pero con mucho oficio.
Un equipo de futbol funciona como un cardumen, bandada o enjambre; y como han descubierto los RAND boy’s, la inteligencia estratégica del conjunto es muy superior a la de los componentes individuales.
El truco es sencillo; cualquiera de nosotros puede seguir, simultáneamente, hasta a 7 objetivos.
Por supuesto que no es conciente; más que el neocortex, es tarea mancomunada de los cerebros reptil y mamífero, con la velocidad de reacción y capacidad de memoria que los caracteriza.
En una tarde perfecta, se cumplen los requisitos del vacío taoista o zen; “no pienses, hazlo”, “se uno con el conjunto”.
Pero esto tiene un requisito, el resto de los miembros del enjambre debe tener una conducta previsible.
O sea, avisar, antes de salir a la cancha; si se esta dispuesto a tirarse a los pies de los defensores, cubrir el vacío del zaguero que se manda al ataque, o arrastrar a su propia marca encimando al libero.
Mientras se cumpla con el requisito no hay problema; el drama es cuando no se avisa, o se juega la individual, para sacar ventaja del resto.
Eso deteriora la confianza; y sin confianza no hay habilitación, ni pelota.
Pocas cosas son más patéticas en el futbol que la desconfianza evidente.
Delanteros que no reciben pases de gol; mediocampistas que van pasados de vueltas, porque no tienen en quien descargar; defensores que revientan la bola por la inseguridad del arquero.
Estos últimos, que salen con las rodillas de punta, porque le dan inseguridad los defensores.
En resumen; recriminaciones entre los propios jugadores, contra el arbitro y el contrario.
El cabaret con las plumas a la bartola, y los hinchas con la cabeza llana de negras intenciones.
En fin, Dios no lo quiera; pero aun con, y a pesar, de Diego, Messi, Kun, y el resto de las estrellas; hay demasiadas probabilidades de que nos volvamos en la primera rueda de Sudáfrica.
Mientras que los alemanes e italianos, con su futbol aburrido, tienen cada uno tantas finales como los brasileños.
Cualquier similitud con
Falta hambre, pero sobra gula.
3 comentarios:
Coincido plenamente. Y agrego que cuando nos volvamos con la cola entre las patas, seguro le echamos la culpa a la declinación magnética de Johannesburgo, a los cambios en las manchas solares o al referi bombero.
Buenas Manolo,
El "Diego, Diego" de Caniggia es del mundial USA 94, en el partido contra Nigeria.
Saludos,
Andrés
Es una buena analogía.
Es comprensible que en la Selección cada uno quiera brillar con la luz propia que traen de sus equipos particulares, pero, ¿que luz acarrean los Opositores? ¿Estrellas de que son?
Si es por resultados ninguno ganó cómodo (a lo Brasil, digamos) nada.
Ahora, si de luz mediática hablamos, el premio se lo llevan, lejos, Carrió y Aníbal Fernández.
Saludos.
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